«Santa», la obra de Asorey símbolo de la mujer gallega, llegó al Gaiás

Se exhibirá por primera vez en Galicia en casi siete décadas

05 de noviembre de 2019. Actualizado a las 04:50 h. 0

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«Santa», la imponente escultura realizada por Francisco Asorey para poner de relieve una imagen simbólica y transgresora de la fuerza de la mujer gallega, regresó a Galicia para formar parte de la exposición Galicia, un relato no mundo, que estará abierta en el Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura desde este mes hasta abril del 2020. Esta obra se exhibirá por primera vez en Galicia en casi siete décadas, los que llevaba en Montevideo, desde que en 1951 salió del puerto de Vigo con destino a la Casa de Galicia de la capital uruguaya. El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, agradeció ayer a la Casa de Galicia el préstamo temporal de esta obra.

Autoridades, estudiosos, familiares del autor y representantes de la diáspora en Uruguay, así como el comisario de la muestra, Manuel Gago, asistieron ayer al desembalaje de la pieza. La santiña, como la conocen sus propietarios, se suma así a un gran elenco de piezas de distintos orígenes que buscan dar testimonio de los nexos de Galicia con otros puntos del mundo, tanto a través de culturas que llegaron a lo largo de los siglos, como de sus lazos proyectados fuera, en particular en el ámbito cultural de la emigración.

Con casi dos metros de altura y realizada en madera policromada, Santa es una de las piezas más destacadas de Asorey y una de las obras más significativas del arte gallego, ya que, a inicios del siglo XX, se atrevió a «romper los códigos estéticos» de la época, Fue presentada en 1926 en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, donde el autor recibiría la primera medalla por otra obra, San Francisco. Sin embargo, los asistentes se quedaron sorprendidos por Santa, una talla que representaba una labriega gallega desnuda, portando un yugo, con evidencias en su cuerpo del duro trabajo diario y que se alejaba de los ideales estéticos de la época. La fuerza de la pieza y su «imponente presencia» siguen presentes en la escultura, destacó Manuel Gago

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