Pascual Freire, alfarero y artista de Mondoñedo que triunfó en Uruguay

Su hijo Moncho falleció a los 80 años de edad la semana pasada en Trelew, en la Patagonia argentina

26 de marzo de 2023. Actualizado a las 05:00 h. 0

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Se presentaba por el mundo como ¡alfarero, gallego y de Mondoñedo! Era un artesano que aprendió el oficio en el barrio de Os Muiños, de tradición milenaria en alfarería y cerámica. Pero fue en Uruguay donde se convirtió en artista. En uno de los más grandes ceramistas habidos nunca en Galicia. Como dicen los cubanos, «lector, si tiene cabeza, descúbrase, si tiene sombrero, quíteselo». Hablamos de Pascual Freire Díaz, Vendaval o novo.

Nació en 1923 y murió en 1981. Desde niño aprendió a hacer el jarro y la cunca en el taller de su padre, José Ramón Freire Novo, Vendaval o vello, con su hermano Delfín, Tito, su hijo José Ramón o Andrés Rubal, O Fardín, que era capaz de hacer 40 docenas de tazas en una jornada. Vendaval o novo y Fardín eran, además, consumados futbolistas del Mondoñedo F.C. en los años 50.

Pascual se casó en Lourenzá con Isabel Lorenzo Loureiro. España, entonces, era una cárcel que antes fuera cementerio. Y, como Serrat, no esperó del mañana lo que no le dio el ayer. Cogió su mula, su hembra y su arreo y marchó al Uruguay en 1957. Abrió un obrador en la calle Juan Spikeerman 2443 de Montevideo y le fue bien. Pero no anduvo caminos andados. Innovó, cambió, elevó la alfarería y la cerámica a la categoría de arte y él mismo se convirtió en artista. Para eso le hizo falta _además de talento_ recorrer nuevas e inciertas vías de aprendizaje que pasaron por el diseño, la forma, la proporción, la estética, la funcionalidad y el adecuado complemento plástico que toda obra de autor requiere. Uruguay fue la oportunidad que no tuvo en Galicia. Y perfeccionó la alfarería en cerámica, elaboró sofisticadas piezas que renovaban la tradición y hasta ideó en 1962 un torno electromecánico de pie doble para mejorar su labor…

Profesor de Bellas Artes

Todo ello lo convirtió en un referente del Uruguay y de Galicia. Fue, durante tres lustros, profesor de la Cátedra de Alfarería de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Montevideo. Dio cursos y colaboró con la Universidad de la República. Participó en las Exposiciones nacionales de Artes Plásticas en la plaza Cagancha; en la Feria Mundial del Atlántico; en las Bienales y ferias internacionales de Punta del Este; en el Salón Nacional de Artes Decorativas; en el Club Español de Montevideo y en el Patronato de Cultura Gallega; y, entre otras, en muestras de Porto Alegre (Brasil), Vigo, A Coruña, Santiago, Madrid, Barcelona o Washington. Y representó al Uruguay en diversos certámenes internacionales que hicieron que su obra esté esparcida por medio mundo.

Puede decirse que Pascual Freire Díaz fue al arte cerámico lo que su amigo Cunqueiro -que, por cierto, decía de sí mismo «no soy más que un alfarero fracasado»- a la literatura: un creador único e irrepetible.

Elogiado por Cunqueiro y García Alén y considerado como uno de los más grandes ceramistas de Galicia

La obra de Pascual Freire tuvo éxito de público y de crítica. Especialistas en alfarería y cerámica tan reconocidos como Puchades Quilis, Fernando García Esteban _famoso crítico uruguayo_, Álvaro Cunqueiro o Luciano García Alén _el médico y etnógrafo que dedicó su vida a la alfarería gallega_ elogiaron su obra por haber transformado la alfarería popular en arte cerámico, con obra de autor.

García Alén, por ejemplo, dijo que «sus piezas representan la síntesis de las tradicionales formas gallegas que derivan hacia una configuración más exótica, cubiertas de decoraciones geométricas y vegetales, lo que evidencia la influencia del arte americano autóctono». Y Cunqueiro: «Es un artista que un día hizo, en un obrador mindoniense, en un horno de leña de las fragas vecinas, cerámica tradicional y popular, y que ha querido, y ha sabido, con paciencia y sueños, ensayando y aprendiendo de sí mismo, llegar a esta hora suya magistral».

Pascual Freire es considerado como uno de los más grandes ceramistas de Galicia. En él se valoró, sobre todo, su arte en el torneado de vasijas. Quiso hacer nuevas formas, nuevos materiales, crear. Y lo logró en Uruguay, que lo acogió sin reservas. Por su obrador de Montevideo pasaron gentes de todo tipo y eran habituales clientes y tertulianos personalidades de la cultura y la política tan significativas como el poeta Pablo Neruda, el general Gestido _presidente del Uruguay de origen gallego_, el diputado Zelmar Michellini _años después asesinado en Buenos Aires_ o, entre otros, Liber Seregni, el general y fundador del Frente Amplio Opositor.

Su hijo Moncho murió la semana pasada en Trelew

Pascual Freire, Vendaval o Novo, no trabajó solo. Transmitió su pasión por la cerámica a su hijo, José Ramón Moncho Freire Lorenzo, que hizo con él, en Montevideo y hasta 1969, un binomio y una sociedad única y exitosa. Lo admiraba y lo quería. Y en 1981, cuando su padre falleció en Barcelona, en donde se encontraba ocasionalmente, publicó un libro dedicado a su memoria que tituló Alfarero sin fronteras. De Mondoñedo al mundo. Pascual Freire Díaz, Vendaval (1923-1981).

Moncho Freire nació en Lourenzá en 1943 pero, cuando tenía 7 años, se trasladó con sus padres a Mondoñedo y, al cumplir los 14, al Uruguay. Trabajó codo con codo con su progenitor, entró en el mundo de la alfarería y la cerámica y ya nunca pudo abandonarlo. En Montevideo conoció a Leonor Méndez Rey, que era de Ribadeo, se casó con ella y juntos marcharon a Trelew, en plena Patagonia argentina, una de las tres grandes ciudades _con Comodoro Ribadavia y Puerto Madryn_ de la provincia de Chubut. Allí fue profesor y director de la Escuela de Cerámica, presidente y cofundador de la Casa de Galicia de Chubut y, siempre, embajador de Galicia. Fue propietario de una emisora de hilo musical, director y presentador de un programa de la televisión local llamado El Biógrafo y corresponsal de prensa de medios de comunicación gallegos y argentinos.

Era un hombre polifacético e inquieto. En Montevideo fue directivo y futbolista _su gran pasión, con el canto_ del Centro Lucense. Y en Argentina escribió un libro, Aprendiz de poeta, en el que, a través de 44 poemas y un cuento desnuda sus sentimientos. Mondoñedo y Lourenzá, la emigración y el Uruguay, sus amigos y su familia, su modo de entender la vida y sus referentes culturales _Lorca y Cunqueiro cuya estatua frente a la Catedral acompaña a Moncho en la portada del libro_ son los protagonistas de la obra. Nunca olvidó su tierra e incluso participó en 2003 en la reunión de la primera promoción del Instituto de Mondoñedo. Moncho Freire falleció la pasada semana, a los 80 años, en Trelew según informó el diario El Chubut en su edición del pasado día 16 de marzo.

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