Penabade, el marinero de Foz que oyó cantar a una sirena en los mares de Brasil

El mindoniense Lence Santar publicó una crónica sobre él en la revista Galicia del Centro Gallego de Montevideo en 1924

24 de junio de 2018. Actualizado a las 05:00 h. 0

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Ulises necesitó que lo ataran al mástil para resistir el seductor canto de las sirenas. A Jesús Xacobo Penabade no le hizo falta. Era de Foz y marinero. Lence Santar no le preguntó cómo se llamaba la ninfa que oyó cantar en los procelosos mares del Brasil ni si quería conducirlo a las peñas, si era alta o baja, animosa o pasiva, blanca o mulata. Tampoco si confundía el corazón con la billetera, como cantó, años después, Joaquín Sabina.

En realidad, no eran necesarias tantas preguntas. Porque en la crónica titulada «Foz» que el escritor mindoniense publicó en la revista Galicia, del Centro Gallego de Montevideo, el 31 de enero de 1924, el viejo marinero, de la familia de Os Chamarros, se mostró tan rotundo y seguro de lo que había visto y oído que no era preciso hurgar más…

El reportaje de Lence es un texto enaltecedor de Foz. Una promoción de la villa en el mundo emigrante. Describe el paisaje de la localidad, sus servicios y recursos, sus atractivos y la bonhomía de sus gentes. Y concluye invitando a visitar Foz en verano porque «no hay brisas más puras, más saludables, más confortadoras». En la crónica, el mindoniense dice que son muchos los focenses que sirven de tripulantes en barcos españoles, franceses, ingleses y americanos y señala que «raro es el marinero que no recorrió la mayor parte de los puertos de Europa y aún de otros continentes». Entre ellos, Lence destaca «a mi amigo Jesús Xacobo Penabade, que es un hombre valiente y listo». Dice que en su casa del Campo da Cabana le contó muchas historias y que estuvo en todas las partes de Inglaterra, Francia, Holanda, Rusia.. y en las principales de América y Asia. Que habla inglés y sabe de memoria pasajes de la Biblia protestante. Y que en aquel momento ?1924- era cocinero del vapor Rosario, de Avilés... 

En la crónica, escribe así: «Penabade afirma rotundamente que en una ocasión, hallándose en Brasil, oyó cantar por el lado de estribor la Serena de los mares. Dice también que la Serena, de medio cuerpo para arriba es mujer y de medio cuerpo para abajo, pescado con conchegas. Y añade: la Serena es muy decente pues no traba, agás que la insulten. Cuando era mujer, su madre le echó una soberbia y, desde entonces, anda anfibia por el mar». Tal grado de conocimiento de la serena demuestra que o bien Penabade la vio y estuvo con ella, o que sufrió un éxtasis y ensoñación tal que no logró borrarla de su cabeza… ¡Vaya usted a saber!. Porque lo cierto es que los Penabade eran creyentes, confiados y hasta algo inocentes… A uno, Jesús Xacobo lo llevó a su escrito Lence. Y a otro, Manuel, lo incluyó en sus poemas Noriega Varela. 

Pagar pasó a la historia 

Cuando el poeta residía en Marzán y mantenía tertulia -con Camilo Cela, Villar Ponte o Juan Cueto- en la botica de Foz, un día, por gastarle una broma y sin él saberlo, suscribieron a un periódico al ingenuo Manuel que disfrutó del regalo durante un tiempo. Pero cuando llegó el recibo de pago, como no andaba sobrado de recursos, consultó qué hacer con el propio Noriega que era un poco coñón y amigo de consejos...

Y fue Noriega el que lo convenció para que no pagara nada y devolviera la factura con un texto en el envés, dirigido a los administradores del periódico, que él mismo le redactó: «El recibo retirad/ que el pagar pasó a la historia, / Manuel Fraga Penabad/ no está aquí, que está en la gloria»… Así que cualquiera sabe tratándose de un Penabade. Hasta es posible que el mismo Jesús Xacobo haya disfrutado del canto de la serena y sin pagar el recibo…

En 1924 había una motora, seis lanchas a vapor, siete traineras y veinte botes en Foz

El reportaje de Lence Santar en la revista del centro gallego montevideano busca publicitar Foz, destacar sus recursos y hacer una llamada a la colectividad emigrante para invertir y pasar el verano en la villa pues, como dice, «alegrarán su espíritu y tonificarán su cuerpo». Cuando lo publicó, en enero de 1924, Lence dice que Foz tiene «juzgado municipal, guardia civil, carabineros, oficinas de Correos y Telégrafos, aduana, buen comercio, fondas y fábricas de salazón y conservas». La villa celebraba entonces «animados mercados los martes, con tratantes y comerciantes de Mondoñedo, Ribadeo, Vivero y otros pueblos» y se dedican a la pesca «una motora, seis lanchas de vapor, siete traineras y más de veinte botes y lanchas».

Pero ya entonces había cosas que no cambiaran: «En el puerto entran barcos de 300 toneladas. No entran más porque la ría está por todas partes llena de arena» y «el Masma penetra con furia en el Cantábrico formando la barra, la más brava barra del norte de España».

Una playa excelente a la que acudían las canónigas en septiembre a tomar 12 o 14 baños en cuatro días

Una de las cosas que más destaca Lence en su texto es la playa de A Rapadoira «excelente para los baños». Dice que a ella concurren multitud de bañistas de Mondoñedo, Villalba, Fonsagrada y Lugo y que «en septiembre es cuando llegan las Canónigas».

Las Canónigas, según explica, son «las montañesas que van a tomar los baños y lo hacen con fruición: ¡doce y catorce en cuatro días!». El escritor, a pesar de su gesto adusto, se recrea al describir esos baños: «¡Qué cuerpos más esculturales, qué alegría, que bullicio, qué algazara!» y los califica de «¡cuadro hermoso, verdaderamente encantador! Lence, amigo de Noriega Varela, incluye en su reportaje un poema del poeta sobre las Canónigas: «Vades boas de troular:/ inda ben non era día,/ quen vos despide xa vía/ crañegas cabo do mar./ ¡Qué pulo!, ¡qué esbatuxar!/ na iauga; gueivotas tolas/ roxas como as amapolas/ que hai nos centellos da aldea, / brincabades pola área/ y entre as escumas das olas./».

El verano de Foz, dice Lence Santar en su escrito, es «muy elegante», «con animados paseos, giras marítimas y bailes, una campiña pintoresca, el mar espléndido, majestuoso, y la temperatura no puede ser más agradable». No le faltaba de nada… 

martinfvizoso@gmail.com 

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