Los persas ya fabricaban acero inoxidable hace un milenio

Laura Inés Miyara
Laura Miyara REDACCIÓN

REINO UNIDO

Marcos Martinón también es uno de los grandes estudiosos de los guerreros de Terracota
Marcos Martinón también es uno de los grandes estudiosos de los guerreros de Terracota

El ourensano Marcos Martinon-Torres, uno de los autores de la investigación: «La moraleja es que todo lo que parece nuestro estaba ya inventado»

23 sep 2020 . Actualizado a las 17:40 h.

Una investigación publicada en la revista Journal of Archeological Science demostró que el acero al cromo, similar a lo que conocemos hoy como acero para herramientas o inoxidable, se fabricó por primera vez en Persia, casi un milenio antes de lo que los expertos pensaban anteriormente. El descubrimiento se llevó a cabo con la ayuda de varios manuscritos persas medievales que guiaron a los investigadores a un sitio arqueológico en Chahak, en el sur de Irán.

Los hallazgos son significativos para los científicos de materiales, historiadores y arqueólogos que han considerado durante mucho tiempo que el acero inoxidable, una aleación de acero con un 10 - 12 % de cromo contenido en masa, fue una innovación del siglo XX. Entre los autores del trabajo, liderado por la iraní Rahil Alipour, se encuentra el arqueólogo ourensano Marcos Martinon-Torres, profesor de la Universidad de Cambridge.

El estudio aporta no solamente la evidencia más antigua conocida de la producción de acero al cromo, que se remonta al siglo XI, sino que también proporciona un trazador químico que podría ayudar a identificar los artefactos de acero al crisol (elaborado mediante diferentes técnicas de calentamiento y enfriamiento del hierro puro en un crisol) que se hallan en museos o colecciones arqueológica y que podrían ser originarios de Chahak. El sitio se describe en una serie de manuscritos históricos que datan del siglo XII al XIX como un centro de producción de acero que alguna vez fue famoso, y es el único sitio arqueológico conocido dentro de las fronteras de Irán con evidencia de fabricación de este tipo de acero.

«Lo más importante de este descubrimiento es que encontramos evidencia de producción de acero de crisol que data de unos 900 años antes de lo que inicialmente se creía. Esta invención se atribuía a la ciudad británica de Sheffield, durante la Revolución Industrial. Ahora hay datos que indican que se trata de una invención persa. La moraleja es que todo lo que parece nuevo estaba ya inventado. Por lo tanto, hay que ser más humildes», dijo Martinon-Torres.

Esta aleación es la misma que ha sido encontrada en las espadas de Damasco, según el investigador. «Este material permite hacer hojas afiladas y resistentes, por lo que es particularmente útil en espadas, dagas y otras armas. El metal tiene en la superficie de las hojas unos patrones, unas texturas, que evidencian la calidad que subyace. Tiene un efecto práctico y también estético», explicó Martinon-Torres.

Al contar con un mineral de cromo, se trata de una receta diferente a otras que se conocían, lo que demuestra que esta creación es anterior. El hallazgo también se logró gracias a varias fuentes históricas. «Combinamos los exámenes de laboratorio con antiguas recetas del mundo persa que indican cómo producir acero, y hay una de ellas que habla de un misterioso ingrediente que le daba propiedades especiales. Este ingrediente misterioso lo podemos identificar como mineral cromita», detalló el profesor.

La importancia de estos resultados es significativa en términos históricos. «Por una parte, esto nos obliga a rescribir la historia de este metal que conocemos y desempeña un papel tan importante en Europa desde la Revolución Industrial. Por otra parte, en el estudio identificamos una huella digital química, el cromo, que nos permite examinar otras armas y escudos para rastrear en el resto del mundo esos aceros persas para llegar a una comprensión del pasado más rica y exacta», concluyó Martinon-Torres.