La conexión A Coruña-Lisboa: un experimento para un espacio ferroviario europeo único

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

EUROPA · Exclusivo suscriptores

Un tren de Iryo, la operadora privada que realizará el recorrido entre A Coruña y Lisboa
Un tren de Iryo, la operadora privada que realizará el recorrido entre A Coruña y Lisboa José Manuel Vidal | EFE

La UE quiere duplicar los viajeros en alta velocidad a partir del 2030, ante el agotamiento y la congestión del transporte aéreo

01 oct 2024 . Actualizado a las 21:31 h.

El primer paso para romper el monopolio de Renfe en Galicia lo dio la Comisión Europea al adjudicar a la operadora Iryo la conexión transfronteriza entre A Coruña y Lisboa, un proyecto para el que todavía no hay plazos, pues está sujeto al desarrollo de la infraestructura —especialmente en el lado portugués, donde no hay ni un solo kilómetro de vía modernizado— y a la disponibilidad de material rodante. Se trata de una de las diez rutas (Madrid-Lisboa también está entre ellas) que la Comisión Europea tiene previsto subvencionar para doblegar las resistencias de los países miembros a abrir su mercado ferroviario a la competencia y a suprimir las barreras técnicas que dificultan los viajes ferroviarios más allá de las fronteras nacionales. Si hasta este momento la UE apoyaba con sus fondos mejoras en la infraestructura, ahora han caído en la cuenta de que se deben impulsar también los servicios ferroviarios.

Precisamente hace una semana el Diario Oficial de la Unión Europea publicó la postura de la Eurocámara respecto el Plan de acción para impulsar el transporte ferroviario de pasajeros de larga distancia y transfronterizo, el contexto legal en el que se desarrollan estas iniciativas, que solo son el principio de actuaciones más ambiciosas para lograr un espacio ferroviario único en la Unión en el que los trenes de alta velocidad sean el medio de transporte estructurador, por encima del medio aéreo y de la carretera. Se considera que el ferrocarril es el modo que más puede aportar a la descarbonización y a la movilidad sostenible, al tiempo que se constata que el medio aéreo, además de ser más contaminante, está llegando al límite en la capacidad aeroportuaria, provocando un progresivo aumento de los retrasos y de las incidencias en la operativa de vuelos.

Ante este contexto, tanto la Comisión como el Parlamento europeo se marcan como objetivo duplicar a partir del 2030 —la fecha que se dan Portugal y España para terminar el trazado ferroviario entre Galicia y Oporto— el número de viajeros transportados en trenes de alta velocidad, y triplicarlos en el 2040. La Eurocámara alabó la iniciativa de la Comisión para subvencionar los servicios transfronterizos para complementar el desarrollo de la red ferroviaria transeuropea y, en paralelo, se ha registrado una iniciativa ciudadana a nivel comunitario que aspira a unir todas las capitales europeas mediante una red de alta velocidad interoperable, en un contexto en el que el movimiento Flygskam —la vergüenza de volar— gana cada vez más adeptos por las altísimas emisiones de los aviones.

 Suprimir barreras

La supresión de las barreras técnicas ferroviarias de cada país es crucial para que en unos años esta aspiración se convierta en realidad. Para ello, tanto la Eurocámara como la Comisión apoyan una extensión más dinámica del sistema de seguridad ERTMS y del ancho internacional, para evitar los problemas de conexión que quedaron en evidencia con el transporte ferroviario de cereales procedentes de Ucrania. Además, creen que es necesario que los presupuestos de la UE apoyen la adquisición de nuevo material rodante interoperable, al tiempo que instan a las operadoras ferroviarias europeas a que planifiquen con tiempo la compra de nuevos trenes de cara a este espacio ferroviario único europeo. La recuperación y apoyo a los trenes nocturnos también está en la agenda, a pesar de que operadoras como Renfe condenaron estos servicios a la extinición. En centroeuropa, en cambio, hay un renacimiento de los trenes hotel como alternativa al avión.

En el nuevo marco estratégico, se incide en que será necesario revisar la formación de maquinistas de cara a tener un sistema de habilitación que les permitan circular por la futura red transeuropea. En esto se incluyen las competencias lingüísticas, pues se pretende que el inglés sea la lengua básica para la operación. La creación de un sistema de expedición de billetes común y multimodal es otro de los objetivos. En este sentido, el Parlamento Europeo puso el acento en la necesidad de aplicar un sistema de precios de billetes justo, «que sean fácilmente accesibles para todas las categorías de viajeros, incluidos los más vulnerables». En este sentido, defienden las subvenciones de las obligaciones de servicio público (OSP), para popularizar el uso del ferrocarril.

Ante este futuro escenario, Galicia está bien situada, pues ya está conectada con la red española de alta velocidad. Además, será escenario de una de las rutas transfronterizas que patrocina la Comisión Europea. Solo hay un obstáculo, aparte de que los Gobiernos de Portugal y de España hagan los deberes: la barrera que suponen las vías en ancho ibérico desde Ourense al resto de las ciudades gallegas.