Los obstáculos del 17 % de los gallegos para poder votar

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

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Manifestación en favor del voto de los emigrantes en Buenos Aires
Manifestación en favor del voto de los emigrantes en Buenos Aires BOTTINELLI

El día 16 se acaba el plazo para que rueguen poder votar; a partir de ahí les faltarán dos envíos postales más

12 jun 2020 . Actualizado a las 13:22 h.

Si se considerase a la emigración gallega como una circunscripción a efectos electorales, esta sería la tercera de la comunidad en número de posibles votantes. La bolsa del censo exterior de Galicia no hace más que crecer. Solo de la cita fallida de abril a la nueva convocatoria para el 12 de julio se han sumado 720 emigrados y descendientes de estos más con derecho a voto. En total suman ya 463.163 electores.

Son el 17,17 % del censo total de Galicia, una vez más un nuevo récord de su peso en el conjunto de la hipotética masa electoral (en la cita del País Vasco solo constituyen el 4,2 %). Son 187.799 más que los electores residentes en Lugo y 205.337 por encima de los que viven en la provincia de Ourense. Ambas demarcaciones cuentan con 14 parlamentarios que los representan. Los emigrantes, en cambio, ninguno de manera expresa. Tendrían una veintena de escaños si se aplicase de manera proporcional el número de los que eligen las dos provincias, pero Galicia no ha regulado dicha posibilidad en toda su historia autonómica, pese a ser la comunidad con más censo exterior de España: es el 28,2% del electorado de Ourense; el 19,7 % del de Lugo, y el 14,7 % tanto del de A Coruña como del de Pontevedra.

Pero en realidad, el voto exterior es un voto desactivado. De participar hasta un 35 % de la emigración en las autonómicas del 2005, ha pasado a contar con una abstención del 97,6 % en la última cita del 2016. La introducción del voto rogado en el 2011, que obliga a los residentes en el exterior a tener que pedir poder votar y cruzar hasta tres comunicaciones con la administración electoral, ha acabado por disuadir a la mayoría.

El martes se termina el plazo para que ese casi medio millón de electores ruegue poder participar en los undécimos comicios autonómicos gallegos. Ese es el primer paso. El segundo es la aceptación de dicho ruego y la recepción de las papeletas presentadas por la provincia de referencia, y el último, el envío del voto. Son tres comunicaciones que dependen de los servicios de correos de los países de residencia de cada emigrado y en plazos de tiempo muy ajustados.

Gestiones previas

En realidad, a esos tres pasos le anteceden otras gestiones previas que tiene que hacer cada votante del exterior. Si se vive en el extranjero de manera temporal, un estudiante por ejemplo, deberá inscribirse en el registro ERTA. Para ello tendrá que desplazarse al consulado, no siempre cerca, donde también hará el ruego de voto para ejercerlo por correo, ya que este grupo no puede hacerlo en urna en las oficinas consulares.

Si se reside por más de un año en otro país, habrá que inscribirse en el registro CERA, el de los residentes ausentes. Pero el plazo para este trámite acabó el 1 de junio, momento en el que también concluyó la posibilidad de revisar el censo en el extranjero.

Para rogar participar en las elecciones se puede hacer por correo, fax o Internet mediante certificado electrónico o con clave de tramitación telemática, que se recibirá por correo ordinario. Ambos sistemas no están al alcance de toda la diáspora y son de especial complicación para la población mayor.

Admitido el ruego y una vez recibidas las papeletas, de nuevo proceso dependiente del correo de cada país, se podrá remitir el voto junto a la documentación identificativa al consulado hasta el 7 de julio, o depositar la papeleta en la misma oficina de presentación consular del 8 al 10 de julio.

Marea Granate, plataforma apartidaria de defensa de los derechos de los emigrados, advierte de que debido a la pandemia, existe la imposibilidad de desplazarse entre territorios en muchos países; servicios de correos y de los consulados están mermados de personal por bajas, o incluso no están operativos, por lo que advierte que todos los trámites serán difíciles esta vez, especialmente para los que participen desde el extranjero por primera vez.

El Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior ha reclamado una vez más el fin del ruego para votar, pero pese a que han aceptado esa petición la mayoría de los partidos, nada se ha avanzado para dotar a la emigración de un sistema ágil, fácil y que ofrezca garantías de su transparencia, así como tampoco se ha abordado la posibilidad de dotar a la diáspora de representación directa, o limitar a un plazo temporal desde la salida de España el derecho a voto, como han decidido varios países.