«En el panteón de Ortigueira en La Habana hay 700 nichos y seis mil osarios de emigrantes y descendientes, es uno de los más grandes del mundo»

A. F. C. ORTIGUEIRA / LA VOZ

CUBA

Entrega de diplomas en la clausura de las escuelas de baile de Airiños da Terra, en la celebración del 95 aniversario de la sociedad
Entrega de diplomas en la clausura de las escuelas de baile de Airiños da Terra, en la celebración del 95 aniversario de la sociedad

La Sociedad Naturales de Ortigueira en Cuba, que levantó y gestiona el monumento funerario, conmemoró hace unos días su 95 aniversario

02 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«El 13 de junio de 1928, varios convecinos de la parroquia de Santa Marta de Ortigueira se reunieron en casa de don Antonio Couzo, a fin de celebrar su onomástica. Ahí surgió la feliz idea de crear una asociación que diera cobijo y abrigo a los emigrantes de Ortigueira en Cuba, pero no fue hasta el 24 de junio que se constituyó la Asociación de Beneficencia y Ayuda Mutua, para paliar las vicisitudes por las que atravesaban los emigrantes». Con esta mirada a los orígenes arrancó la conmemoración del 95 aniversario de la creación de la Sociedad Naturales de Ortigueira, que congregó a unas mil personas hace dos semanas en el Centro Gallego de La Habana.

La secretaria del colectivo, Teresita García Fernández, que leyó el discurso, recordó que en 1931 la entidad, que empezó llamándose Naturales del Ayuntamiento de Ortigueira, pasó a denominarse Naturales de Ortigueira. Y destacó, entre sus objetivos, el de «dar cobijo en la muerte y en la enfermedad a sus coterráneos venidos». En 1941, la entidad adquirió el edificio de su sede social, que comenzó a funcionar dos años después y que había sido «en su momento, la biblioteca Ramón Armada Teijeiro».

Desde 1952, recordó, «posee un monumental panteón social en el cementerio de Colón (el más grande de todo el país y de Latinoamérica), considerado uno de los más grandes del mundo, con más de 700 nichos de inhumación y más de 6.000 osarios (de emigrantes de Ortigueira y sus descendientes)». Cuenta, además, con una escuela de baile, Airiños da Terra. Con más de cuatro mil socios, Naturales de Ortigueira «es una de las sociedades gallegas más grandes del país», y forma parte de la Federación de Sociedades Españolas de Cuba (FSEC) y de la Federación de Sociedades Gallegas de Cuba (FSGC). Su presidente, Osmel Rodolfo Cabrera Blanco, viajará a España en septiembre para participar en un encuentro de sociedades «con galleguidad reconocida». Será la primera vez que salga de Cuba, país que, señala, atraviesa «una situación bastante compleja, por el combustible, el transporte, la electricidad...».

Su abuela materna era de A Coruña y su abuelo, «de algún lado de ahí, él nació en Cuba pero sus padres eran emigrados», comentaba hace unos días por teléfono. Lleva poco más de un año al frente de la sociedad, «cuya prioridad es el panteón, mantenerlo limpio y cuidado, y que cuando fallece algún socio tenga dónde enterrarse y estén todos reunidos aquí». También se esfuerzan por mantener el edificio social, que se restauró hace dos décadas —«estaba en ruinas»—.

Las cuotas sociales representan su principal ingreso y reciben «ayuda de España, mediante un programa, por la galleguidad». «Gracias a eso levantamos el panteón y mejoramos el local social», explica. Cada año se juntan para conmemorar el aniversario de la asociación. El pasado 24 de junio actuó la escuela de baile, que clausuró el curso con la entrega de diplomas a las niñas. También hubo un reconocimiento para los directivos, que recibieron llaveros con el escudo de Ortigueira.

«Intentamos organizar el Día de las Letras Gallegas, el Día de Galicia, el Día del Emigrante, el Día de los Niños... para que se mantenga viva la sociedad con los pocos jóvenes que hay», recalca. Constata el cada vez menor interés de la juventud en integrarse en la sociedad —«hay que aportar una cuota y no ven beneficio»— y la nula relación existente con Ortigueira.