Juan A. De la Vega, un liberal de Mondoñedo enriquecido en Cuba y exiliado en Portugal

martín fernández

CUBA

ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

Al volver de La Habana, abrió un comercio en A Coruña y tuvo dos hijas, una de ellas la ilustre Juana de Vega, que se casó con el general Espoz y Mina

21 mar 2022 . Actualizado a las 13:23 h.

Juan Antonio de la Vega y Río nació en Mondoñedo (feligresía de San Vicente de Lagoa) en 1763. Quedó huérfano al poco de nacer y fue recogido por un tío que le dio afecto y formación. Vivió en la ciudad episcopal hasta los 14 años cuando el coronel de Ingenieros, Felipe de Paz, lo llevó consigo a La Habana y lo colocó en una casa de comercio. El muchacho era activo e inteligente y, al poco, creó empresas de importación y exportación y se hizo rico.

En los tribunales de La Habana perdió un litigio por una de sus empresas y decidió ir a Madrid en busca de justicia. En el viaje, conoció en A Coruña a la monfortina María Josefa Martínez y Losada con la que se casó. Regresó a Cuba y, al tiempo, abrió un comercio en la capital herculina relacionado con las Américas. El matrimonio tuvo dos hijas: la primera murió a los tres años de nacer y la segunda fue la ilustre Juana de Vega, nacida en 1805 y casada en 1821 con el general liberal Francisco Espoz y Mina.

Juan Antonio de la Vega fue un ferviente liberal y un patriota español. Cuando los franceses entraron en A Coruña en 1809 ?en la llamada Guerra de Independencia- se retiró con su familia a Camariñas, donde tenía una fábrica de salazón, y desde donde contribuyó a la lucha contra el francés armando algunas lanchas cañoneras que contribuyeron a la victoria en la batalla de Pontesampaio. Tras abandonar los franceses la ciudad, De la Vega regresó y fue elegido síndico del Ayuntamiento en 1812. El historiador José Antonio Durán destaca que formó parte de la comisión de la Diputación que redactó el informe de la nueva organización territorial y del nuevo sistema electoral impuesto.

Música en contra del rey

Su radical militancia en las filas de los liberales lo llevaron a exiliarse en Portugal entre 1815 y 1817. Había pagado la música que, en febrero de 1814, alborotó A Coruña al grito de «Mueran los amantes del rey». Se implicó en el intento revolucionario del general Porlier y en el proceso general contra los liberales, se le impuso una multa de 6.000 pesos y dos años de exilio en el país vecino.

Juan Antonio de la Vega fue un ferviente liberal y un patriota español que tenía una fábrica de Salazón en Camariñas y apoyó la lucha contra el francés

Cuando regresó, fue nombrado vocal de la Junta de Gobierno de Galicia en 1820 y fundó la Sociedad Patriótica de A Coruña. Pero poco duró su dicha. Los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del Duque de Angulema, restauraron el régimen absolutista de Fernando VII y De la Vega hubo de volver exiliado a Portugal de donde fue expulsado por sus actividades liberales. Cruzó el Miño y se asentó en A Guarda, donde los indianos Juan Antonio y José Benito Español le dieron cobijo y protección.

Intentó regresar a A Coruña pero Morillo ?héroe de Pontesampaio y Capitán General de Galicia- no le ayudó y la familia tuvo que exiliarse en 1824 a Londres donde se les uniría el también liberal general Espoz y Mina. Enfermo de parálisis progresiva en 1835, Juan Antonio de la Vega murió cinco años después.

Una fundación para formar, investigar y desarrollar el sector agroforestal y paisajístico gallego

Juana de Vega murió en 1872 y dejó toda su fortuna para constituir una Fundación con el objeto de crear una escuela agraria que mejorase la formación de los agricultores gallegos. La Fundación desarrolla hoy diversas actividades para contribuir a la mejora del medio rural de Galicia a través de iniciativas relacionadas con el sector agroalimentario, la formación y la investigación en él y en temas de paisaje y territorio.

Objetivos fundacionales

Hoy, la entidad cumple con los objetivos fundacionales adaptados a la realidad del siglo XXI. Según su director, sigue tres líneas de trabajo: la promoción y el desarrollo del sector agroalimentario; la investigación, financiando proyectos que dan respuestas a problemas del sector agroforestal; y la línea de paisaje y territorio, que se desenvuelve bajo la marca Escuela Gallega del Paisaje. Además, mantiene la Cátedra Juana de Vega de Historia en la USC en homenaje a la ilustre gallega. La Fundación Juana de Vega tiene su sede en la casa grande de A Carballeira, en San Pedro de Nós (A Coruña) donde ella pasaba los veranos y donde pensó ubicar la escuela de agricultura.

Cementerio de San Amaro

Los restos de Juana de Vega descansan en el cementerio coruñés de San Amaro, junto con sus padres y el corazón de su marido, Espoz y Mina, cuyo cuerpo fue trasladado, tras fallecer su esposa, para ser enterrado en el claustro de la catedral de Pamplona. Así figura la inscripción de la lápida del nicho: «Aquí yacen los restos mortales de D. Juan Antonio de la Vega, Dª Josefa Martínez y Dª Juana de la Vega y Martínez, viuda del General D. Francisco Espoz y Mina, cuyo corazón se halla aquí».

Juana de Vega, 35 años con el cadáver embalsamado de Espoz y Mina

Juana de Vega, la hija del liberal mindoniense, tuvo una completa formación en letras y humanidades y una rotunda influencia de sus padres en los dos ejes que marcaron su vida: el activismo político liberal y la discreción y pasión por ayudar a los pobres y desfavorecidos.

Conoció a su futuro marido ?el general Espoz y Mina- cuando ella tenía 15 años y él 39 y entró a caballo en A Coruña con su séquito para tomar posesión como Capitán General de Galicia. El general tenía un modesto origen campesino y había iniciado su carrera militar como guerrillero contra la ocupación de España por Napoleón. Sus acciones lo convirtieron en un héroe nacional. Se casaron al año siguiente pero dos años después ?con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis- Espoz y Mina, que era radicalmente liberal, tuvo que exiliarse en Inglaterra donde permaneció con su mujer diez años, hasta 1833. A su vuelta, fue nombrado Capitán General de Cataluña donde falleció en 1836.

Juana de Vega tuvo gran conciencia y preocupación social por los más desfavorecidos

Juana de Vega heredó el Condado de Espoz y Mina y el notable patrimonio paterno, relacionado con la industria y el comercio, que continuó gestionando con eficacia. Convirtió su casa de A Coruña en un santuario de la causa liberal y obtuvo los permisos precisos para mantener el cadáver de su idolatrado marido embalsamado en ella durante 35 años. Su domicilio era punto de encuentro y reunión de los liberales.

Durante su vida, Juana de Vega ejerció el mecenazgo apoyando, entre otras actividades, la carrera del músico Pablo Sarasate, los Juegos Florales de A Coruña de 1861 en los que arrancó el Rexurdimento de la lengua gallega, la actividad de su amiga Concepción Arenal y la creación del primer Hospital Psiquiátrico de Galicia, el de Conxo (Santiago), entre otras labores de beneficencia. Tuvo gran conciencia y preocupación social por los más desfavorecidos y creía en la Educación como mecanismo de progreso y libertad. Eso la llevó a mantener escuelas para niños y a financiar un hospital para atender afectados por el cólera que asoló A Coruña a mediados del XIX.