Un panteón guarda en La Habana los restos de mil emigrantes de Viveiro

Martín Fernández

CUBA

ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

Nacieron a la vida en Viveiro y al destino en Cuba. Muchos no regresaron, se integraron en la sociedad cubana y, al fallecer, fueron enterrados en el Panteón que Vivero y su Comarca tiene en el cementerio habanero de Colón.

29 nov 2020 . Actualizado a las 14:29 h.

Nacieron a la vida en Viveiro y al destino en Cuba. Muchos no regresaron, se integraron en la sociedad cubana y, al fallecer, fueron enterrados en el Panteón que Vivero y su Comarca tiene en el cementerio habanero de Colón. Un espacio de 2.400 metros cúbicos, inaugurado en 1950 cuando el colectivo viveirense era el más influyente en la capital y lo presidía José Pernas. Inicialmente, contenía 112 nichos y 288 osarios que se ampliaron a 478 en 1964 y que hoy llegan a los 955.

El Panteón es una capilla rectangular de 12 metros de alto, 10 de ancho y 20 de largo, construida en concreto enchopado con loza de jaimanita y mármol negro y blanco. Se ubica en el solar 15, 2º dominio, orden 8, esquina A1 de la gran necrópolis cubana, declarada Monumento Nacional, que mide 75 hectáreas y fue construida entre 1871 y 1886 por Calixto de Loira, un arquitecto oriundo de Ferrol.

Sobre la puerta de entrada, de reja y cristal, está grabado en la pared el nombre de Ilustrísima Sociedad de Vivero y su Comarca por ser la única, entre las gallegas en Cuba, que ostenta título de “ilustrísima”, otorgado por el gobierno español en 1919 para reconocer el apoyo a la construcción de 57 escuelas en el distrito.

Donaciones de Balseiro y Abadín

El altar central, que remata en una cruz, tiene detrás una vidriera en la que están dibujados los escudos de Cuba y Galicia en los lados y, en el centro, una imagen en cristal emplomado de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, donada por Dionisio Balseiro Rubal, un emigrante de Valcarría que hizo fortuna con La Favorita, una casa de préstamos que regentó en sociedad con su hermano José. Balseiro fue directivo de Vivero y su Comarca, El Progreso de Lanzós, Naturales de Galicia, el Centro Gallego y la poderosa Unión de Prestamistas de Cuba. El Cristo del altar fue obsequio de Amparo Peña y de Mario Docal.

El Panteón fue bendecido en 1950 por el Padre José Rubinos, religioso y escritor de A Coruña que desarrolló una gran labor social y cultural en Cuba hasta que fue expulsado en 1961 tras llegar al poder Fidel Castro, antiguo alumno suyo. El Padre Rubinos tiene una calle en A Coruña y fue habitual colaborador de la prensa emigrante. En la parte más alta de la fachada de la capilla está la imagen de Cristo, donación de Ramón Abadín García, en memoria de su hermano Vicente, el exitoso empresario y generoso filántropo que donó la traída de aguas a Viveiro.

José Pernas, el presidente que inauguró el Panteón, fue declarado Presidente de Honor de Vivero y su Comarca. La entidad, fundada en 1910, fue presidida también por Justo Taladrid, Fernando Santos, Antonio Pedreira López, Antonio Rodríguez Vázquez, José López Méndez, Luis Fernández Albo, Daniel Pérez Gómez, Eduardo Vázquez, Ramón Abadín, Jesús Sánchez Fernández, Rafael R. García, Lucas Fernández Castro, Jesús Méndez Díaz y, entre otros, Antonio Martínez.

La Sociedad más influyente en la vida habanera en los años 50

El Panteón de Vivero y su Comarca se inauguró en 1950 cuando los viveirenses en Cuba eran muchos y tenían gran influencia social. Uno de ellos, Marino López Blanco (1891-1986) fue dos veces ministro (de Trabajo y de Hacienda) en sendos mandatos de Batista. Su hermana Julia, casada con Ramón Abadín García, figuraba en la alta sociedad. Antonio Rodríguez Vázquez y sus hijos poseían plantaciones y refinerías azucareras, la Inmobiliaria Itálica, los teatros América, Radio City o Mella, una compañía de seguros, etc. Y las más importantes casas de préstamos de La Habana eran de directivos y socios de la entidad como Dionisio Balseiro, Antonio y Álvaro Casabella Pernas, José Puentes Ramos y José Generoso Puentes, Emilio Vázquez Cortiñas, José Riguera Baamonde o Tomás Penabad Gato.

La primera ampliación tuvo lugar en 1964 y el mausoleo pasó de los 288 osarios iniciales a 478. Presidía la directiva Lucas Fernández Castro y la formaban Francisco Gómez Soto y Guillermo Soto Souza, vicepresidentes; Antonio Canoura Trasancos, tesorero; Francisco Gato López, contador; y Francisco Docal, que llevaba en el cargo de jefe de despacho 35 años y tenía a su sobrino, el doctor José R. Franqui Puig, como secretario letrado en la junta. Los vocales eran Nazario Guerreiro, Ramón Suárez, Julián Silvera, José López Fernández, Robustiano Fra, Lázaro Souto, Guillermo Soto Rey, José Cabezal Vidal, José Martínez Baltar, José Fernández Rivera, Rosendo Parapar, Raúl Cal Docal, Gumersindo Fernández Castro, Nicomedes Bahamonde y Tomás Barreiro. Vivero y su Comarca tenía entonces 896 asociados y pretendía llegar al millar. La última remodelación fue a finales de los años noventa del pasado siglo cuando, con el apoyo de la Xunta de Galicia, se llegó a los 955 nichos osarios. En ese momento, la sociedad tenía 721 socios y era presidente Antonio Martínez; Félix Fernández y Rosa Vázquez, vicepresidentes; Ricardo Miguel Sánchez, secretario; Elvira Vázquez, tesorera, y Aleida Bello, contadora.

Solo 6 de las 21 sociedades en Cuba de A Mariña construyeron criptas o mausoleos propios

Solo 25 de las 93 sociedades de emigrantes de la provincia de Lugo en Cuba cuentan con panteón social, mausoleo, capilla u osario propio en el cementerio de Colón. Y de los 21 centros de emigrantes de A Mariña en Cuba, solo 6 cuentan con panteón propio para sus asociados.

La sociedad Hijos de Lorenzana fue la primera en contar con túmulos propios. Fueron construidos a lo largo de varios años y se inauguraron finalmente el 29 de abril de 1931. Al año siguiente, el 11 de abril de 1932, fueron los emigrantes procedentes de Trabada, agrupados en torno a la asociación Hijos del Ayuntamiento de Trabada en Cuba, los que contaron con sus propias tumbas, levantadas por una directiva al frente de la cual estaba Ramón Barcia Díaz.

Las criptas de Hijos del Valle de Oro se edificaron en 1934, un período en que la entidad estaba presidida por Generoso Requeijo y tenía en su directiva a Antonio Rubal, vicepresidente; Antonio Villarino, secretario; Ramón Blanco, tesorero; y Ramón Varela, secretario. Durante las obras, asociados que habían estado pasando un pequeño período en O Valadouro llevaron tierra del valle para que los emigrantes que fallecieran en Cuba descansaran en tierra gallega…

El siguiente mausoleo en levantarse fue el de Unión de Villameá y Villaodrid el 16 de diciembre de 1936. La sociedad había sido fundada por el famoso tabaquero Antonio Villamil Colmenares en 1925 y en el momento de la obra en el cementerio habanero estaba presidida por José María Leivas.

Los sepulcros de Hijos de San Miguel y Reinante se inauguraron el 30 de abril de 1942 y la capilla y panteón de Vivero y su Comarca, en 1950.

martinfvizoso@gmail.com