Un emigrante con aires caribeños

CRISTÓBAL RAMÍREZ

CUBA

La decoración es uno de los puntos fuertes de El Balcón del Eume, el único establecimiento de Galicia con encanto que tiene una habitación.
La decoración es uno de los puntos fuertes de El Balcón del Eume, el único establecimiento de Galicia con encanto que tiene una habitación.

De Cuba a Pontedeume para dar vida a un recuperado astillero de ribera

29 sep 2015 . Actualizado a las 10:47 h.

Cuba. Ese fue el destino del abuelo de Inma y Chucha cuando el calendario andaba más o menos por el año 1910. Se fue como otros tantos muchos, sin mucho equipaje, por decirlo suavemente. A buscar una vida mejor. Mientras, su mujer regentaba una tienda de ultramarinos y estanco a pocos metros del lavadero de Esteiro, en las afueras de Pontedeume.

Del Caribe volvió y desde ahí, desde Esteiro, se convirtió en tratante de maderas nobles. Y la madera le llevó... a la construcción de barcos. ¿Dónde? En un astillero de ribera pegado al río Covés, que en los mapas aparece como Rego da Baña. El astillero ya existía: era una concesión de Marina para el bisabuelo de Chucha e Inma. Y como el caudal era escaso, aprovechaban las mareas muy vivas, las famosas «lagarteiras», para poder botar los barcos.

El astillero vio como en los años 40 del siglo pasado se deslizaba hacia las aguas el último barco. Languideció aquel y, aprovechando lo aprovechable, se levantaron nuevas paredes para que sufriera su primera reconversión: fue estanco, cantina e incluso almacén de sal.

Hasta que las dos hermanas se liaron la manta a la cabeza y recuperaron el inmueble, por cierto de curiosa morfología. La hostelería fue su destino. En el piso superior, un reservado de grandes dimensiones. Y por esos mares navegaron durante años.

Y nuevo cambio cuando en el 2014 ambas volvieron a darle una vuelta al negocio. El cambio consistió en hacer desaparecer el reservado y convertir aquel espacio en la única pensión rural de Galicia con una sola habitación.

Se empezaba así a dar forma a una idea que ahora lleva el nombre de El Balcón del Eume (981 434 057), si bien vox populi (y Facebook ayuda) lo conoce igualmente como La Suite del Eume. Porque en realidad es una auténtica suite donde todo está cuidado hasta el último detalle.

Se entra por la parte trasera del edificio, muy acogedora y a medio camino entre jardín y selva domesticada. Toque personal. Las dueñas dicen que ni pensaron en introducir cambios a favor de la funcionalidad porque ello le restaría encanto, el encanto de lo auténtico. Y de eso sí que está sobrado.

La especie de minicorredor de la entrada (por llamarlo de alguna manera), con su decoración, oculta de alguna manera o al menos camufla lo que está más allá. Y lo que está más allá es un espacio muy amplio que dominan dos camas con ropas de tonos siempre claros, blancos o crudos. El cuarto de baño queda muy discreto, y con un cierto toque de lujo.

La ornamentación, cuidadísima. Abunda Ikea, y El Balcón del Eume es la prueba de que la elegancia no está reñida con esos muebles y objetos nórdicos. ¿El conjunto? Curioso, muy curioso. E irrepetible. Entre otras cosas porque de aquellas paredes rezuma un no sé qué inconfundible tono caribeño. Cosas del abuelo.