Pedro Pedrero, especialista de cine: «Iba a fichar por el Dépor y acabé rodando con Mel Gibson»
REINO UNIDO
Este británico de madre gallega ha participado en más de 360 películas y ha doblado a actores de primer nivel como Pierce Brosnan, Bruce Willis o Sylvester Stallone. «James Bond es el sueño de cualquier especialista de acción», señala
15 may 2023 . Actualizado a las 17:29 h.Con 16 años, este británico de raíces gallegas tenía dos pasiones: el cine y el fútbol. Como hijo de inmigrantes que se buscaron la vida en el Reino Unido en los años treinta del siglo pasado, Peter Pedrero iba a un cole inglés de día y a otro español de noche. En el centro educativo financiado por el Gobierno Español, además de prepararse para sacar la EGB, comenzó a dar rienda suelta a una de sus grandes aficiones, darle a la pelota. Con frecuencia se organizaban campeonatos, en los que «Galicia jugaba contra el resto de España, porque la gran mayoría de españoles eran gallegos». «Un día vino uno del Deportivo, y a un compañero y a mí nos trajo hasta a A Coruña con la posibilidad de fichar por los juveniles durante una temporada, pero estando aquí tuve un accidente, me partí el ligamento cruzado de la rodilla derecha, y fue el final de mi carrera», señala Pedro o Peter, que hace unos días estuvo en A Coruña visitando a su madre.
Tras este percance, regresó a Londres, donde lo operaron e hizo rehabilitación, y aunque la lesión no le permitiría dedicarse al fútbol de manera profesional, su pierna sí que podía resistir volcarse en su otra gran pasión. El tío de un amigo suyo había hecho de extra para muchas películas desde los años 50, y cuando su plan A se frenó en secó, le ofreció la posibilidad de probar suerte con el B. «Me dijo que si quería ser especialista, que era lo que me interesaba mí, lo mejor era que empezara de figurante, de extra, y así hice. Me apunté a una agencia y con 17 años empecé a trabajar».
Su primera escena fue una secuencia en una discoteca en la que había una pelea, una oportunidad que le valió para ver de cerca cómo trabajaban los especialistas, y a partir de ahí supo que no quería hacer otra cosa. El Reino Unido, señala, es el único país del mundo en el que hay que tener un entrenamiento profesional (dominar seis deportes) para ser especialista, así que aunque partía con cierta ventaja, él ya era cinturón negro en artes marciales, se puso a ello sin descuidar los trabajos que le iban saliendo como extra. «Ganaba un dineral comparado con un trabajo normal, además del sueldo básico si llovía o te daban una palabra... te lo pagaban aparte. Todo lo que ganaba me lo gastaba en entrenamiento. A veces trabajaba cuatro días a la semana, pero eso también iba en detrimento de mi formación, porque suponía que podía ir menos días», explica Pedro, que además, también hacía de doble de luces de los actores (el pase previo para controlar la iluminación), y esto implicaba estar presente durante toda la película, lo que incrementaba sus ingresos. También lo empezaron a reclamar para estar cerca de las peleas, «para estar alrededor de las especialistas, no con ellos», porque se necesitan cerca personas que sepan actuar, que reaccionen bien. Así que cuando siete años más tarde, en 1994, se convirtió en un especialista profesional, casi todos ya lo conocían. Su debut fue por todo lo alto: Brave Heart con Mel Gibson. «Estuve siete semanas rodando en Irlanda. Hice de escocés, de inglés... —indica—. Se me ve un montón. Cuando hago de escocés tengo la cara pintada de azul, y de inglés llevo casco, así que podía hacer dos cosas diferentes, podía repetir. Esto pasa mucho, yo he estado en algunas películas que salgan disparando a lo alto de una montaña, y de repente, soy el que está cayendo». Aunque esto no se puede hacer siempre, y a veces hay errores, también fue factible en una peli que rodó en Marruecos con Jean Claude Van Damm, «donde lo mataron 40 veces».
Y de aquí llegó a James Bond, «el sueño de cualquier especialista de acción». Su debut fue en la primera de Pierce Brosnan como agente 007, «De James Bond trabajé en todas las que se han hecho desde entonces menos en dos». Perfectamente, se podría llevar el Óscar al mejor currículo. A falta de Arnold Schwarzenegger, ha trabajado con todos los grandes de la acción: desde Sylvester Stallone a Daniel Craig, pasando por Pierce Brosnan o Bruce Willis. Sin olvidar a Mel Gibson, de quien recuerda una anécdota. «En el 2021, 27 años después de Brave Heart coincidí con él en una cena que organizaron en Londres, cuando me acerqué, me dijo: ‘Yo a ti te conozco'. Y le dije: ‘Sí, me mataste no sé cuántas veces'».
DIRECTOR DE ACCIÓN
Aunque cuenta con más de 360 títulos a sus espaldas, desde hace 18 años se ha pasado al otro lado de la cámara, pero aclara que aún que «se sigue vistiendo». «Con mi edad, ya no soy tanto el especialista que se tira, sino que ahora soy director de acción. Llega un momento que avanzas, y aunque me gusta seguir haciendo papeles, ya no te quieres tirar por las ventanas o que te pillen los coches, ahora soy el que emplea a la gente para hacer esos papeles que antes hacía yo. Aunque en algunas pelis que coordino, digo: ‘Esto no lo hice cuando estaba de especialista', y me pongo yo. Tengo compañeros que me siguen llamando», dice quien es consciente de que «casi» en cada trabajo pone en riesgo su vida. «No en todos, pero riesgo hay. A mí me han llamado para una película porque un actor no sabe conducir un coche o una moto, pero el 90 % de las veces que empleas un especialista es porque hay riesgo. No siempre es extremo de tirarse por una ventana, pero una simple caída en una alfombra, si el actor o actriz no sabe caer bien, es un riesgo. Si sale mal, no puede seguir rodando, pero un doble sí. Puedes dañar al doble cinco veces que no pasa nada».
Para ello, asegura, la preparación es clave. «Yo he conocido a exmilitares que decían que podían hacer este trabajo, y una persona que piense que no se va a lastimar es la que no quieres. Yo quiero a alguien que lo pueda hacer una vez, levantarse y hacerlo una segunda, no una vez fenomenal y que no se pueda levantar. Para una caída de altura tiene que ser una persona que entienda de altura. Solo porque tengas carné no puedes hacer un salto en moto», dice Pedro, que cuenta con alguna costilla rota y otras tantas quemaduras en su historial clínico.
Confiesa que hay trucos y técnicas, y que los accesorios suelen ser de goma para evitar lesiones durante las caídas, pero «si se emocionan en las peleas, te dan una ostia sin querer o se olvidan de las coreografías con las espaldas... siempre hay una posibilidad de que te vayas a lastimar», dice a la vez que explica que determinadas escenas están limitadas. «Las de mucho riesgo. Primero por el riesgo, pero también porque cada vez que se repite la acción te pagan un extra. A lo mejor un director te tiraría 40 veces, pero si vas a cobrar bastante igual no quiere que la hagas 20», asegura Pedro, que aspira a dirigir su propia película. Un sueño de esperar para alguien que lleva practicando con cámaras «desde que había tomavistas».