El largo viaje de la postal de 1958 de sus abuelos a Carlitos

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VENEZUELA

EDUARDO PEREZ

Aparece en medio de un libro a la venta en la feria de Carballo la felicitación enviada desde Meirás a Venezuela

06 feb 2022 . Actualizado a las 23:55 h.

También el efecto mariposa mueve los hilos invisibles de la rutina del día a día, esa de las pequeñas cosas que alimentan el cemento de la vida.

El 15 de diciembre de 1958, en la parroquia de San Martiño de Meirás, Concello de Sada, Miguel y Josefa envían una postal navideña a su nieto Carlitos Fernández Gómez, que entonces tenía seis años. Estaba en Venezuela, a donde había emigrado su padre, uno de los once hijos de esa pareja, y que con el tiempo se fue llevando a la mayor parte de sus hermanos, que con los años acabaron regresando a Galicia. Es una postal desplegable en cuatro pequeñas páginas, con dibujos de los Reyes Magos y del Nacimiento, con estrellas brillantes, como se llevaron durante muchos años para felicitar las fiestas a los niños. Uno de los primos de Carlitos, Jaime, también se suma a la dedicatoria con unas letras y su firma, igual que los abuelos. De todo esto se cumplen 64 años en diez meses.

El domingo pasado, en uno de los puestos de la histórica feria dominical de Carballo, en A Milagrosa, un matrimonio repara en unos libros a la venta junto a otros objetos de segunda mano, desde ropa o decoración a una cinta de éxitos de Los Pecos que estaba al lado. Uno de ellos es El manuscrito carmesí, de Antonio Gala, que trata sobre la vida de Boabdil, el último rey nazarí de Granada. Como está muy bien de precio, se lo llevan. 

Carlos, con sus hermanbas Carmen y Ana, ayer en su casa de A Coruña
Carlos, con sus hermanbas Carmen y Ana, ayer en su casa de A Coruña EDUARDO PEREZ

Al rato descubren que en medio hay una curiosa postal navideña. Ven el año, la caligrafía y el cariño en cada frase y creen que tal vez haya una familia detrás que quiera recuperarla, pese a que hayan pasado ya más de seis decenios. Esa elección, casual tras una parada aleatoria, fue el aleteo que provocó una minitormenta sentimental.

La foto de la postal se publica en Twitter, por si surge esa magia de la que se habla. Y cuando no han pasado ni cuatro días, aparece: Carlitos, que hace mucho que es Carlos y cumplirá 70 años el 25 de este mes, vive en el centro de A Coruña, y también sus hermanas Carmen y Ana. Una amiga de una prima lee el tuit, le suenan los nombres y Meirás, y avisa. Localizar al tuitero en sencillo. Y empieza la emoción por ese descubrimiento. Carlos recibió ayer la postal y la observaba feliz a un metro de un árbol genealógico que pintó hace tiempo cuyas raíces son Miguel y Josefa.

¿Cuál fue el trayecto de tan largo viaje de la postal? Imposible saberlo con certeza, pero lo probable es que se quedase en Venezuela en 1960, cuando regresaron a España. Y que una tía suya, que vino más tarde, la trajese y la guardase. Esa tía falleció no hace mucho y su primera casa (después vivió en un piso) se vendió hace mucho, y tal vez los nuevos inquilinos se deshicieron de objetos y libros. Uno de ellos revoloteó hasta Carballo, esperando ser abierto algún día y sacar una sonrisa a la familia, incluida la del primo Jaime, que ahora vive en Canarias.

Esas dos pequeñas cosas se han conseguido.