Karin Mago: «En Venezuela retrocedimos 200 años»

Marta de Dios Crespo
MARTA DE DIOS LUGO / LA VOZ

VENEZUELA

Alberto López

La situación de emergencia del país ha disparado el número de migrantes en Lugo

04 abr 2019 . Actualizado a las 20:36 h.

VeneLugo cumple un año en un momento crítico para la comunidad venezolana. La asociación se constituyó en marzo del año pasado, pero se presentó en sociedad un par de meses más tarde, cuando la crisis en el país caribeño se acentuaba sin remedio. Karin Mago, una de sus impulsoras, reconoce que entonces no esperaba lo que están viviendo.

-Recuerde por qué nacen...

-Yo llevo 10 años en Lugo y siempre hice cosas relacionadas con mi país, alguna manifestación, alguna solicitud de ayuda a Cruz Roja, al Ayuntamiento. Obviamente el desconocimiento que había entonces de la situación era mayor y era difícil que nos hicieran caso. Fuimos viendo que iba llegando cada vez más gente, con necesidades distintas y quisimos ayudar.

-¿Cuales son esas necesidades?

-Han cambiado. Antes la gente venía de otra manera, planificaba la salida. Ahora la gente está emigrando sin documentación, sin conocer a nadie y sin plan. Hace un año empezó ya a venir gente con solicitud de protección internacional cuando antes eran descendientes de gallegos. Otro perfil. Los familiares te pueden orientar. Si no tienes ningún tipo de relación, surgen problemas de comunicación.

-Y eso que hablamos español...

-Hablamos el mismo idioma, pero a veces no nos entendemos. Yo, como hablo los dos idiomas empecé a hacer de interlocutora. Cuando vi que venía mucha gente preguntando cosas a través del grupo de Facebook entendí que había que hacer algo para ser más eficientes.

-¿A cuanta gente atienden?

-Es muy complicado saberlo porque no podemos llevar una base de datos. Un día puede ser cinco o seis peticiones, pero a lo mejor otro ninguna. Hago mucho en redes sociales, pero a veces también acompaño a la gente a hacer trámites o a extranjería.

-¿Y venezolanos en Lugo?

-Los datos que tenemos son los del último censo de Lugo ciudad, aunque trabajamos a nivel provincial. A 31 de diciembre pudimos calcular que había unos 750, pero en los últimos meses ha llegado un montón de gente más. Se han duplicado en los últimos cuatro años. Desde marzo hasta enero, aumentaron en un 11 %.

-¿Cómo gestionan ese aumento?

-No hemos tenido el apoyo institucional que quería inicialmente cuando nos presentamos. Nosotros no queremos quitarle las competencias a nadie, porque tampoco tenemos capacidad. Queremos una colaboración más estrecha, porque la situación es crítica y no la estamos teniendo. Nosotros podríamos facilitar mucho el trabajo, explicarle a la gente cómo son las cosas. La burocracia ha desaparecido en Venezuela en los últimos años, la gente que viene de allí no está acostumbrada a esto.

-¿Esperan que el flujo de migrantes siga creciendo?

-Dada la situación allá y a raíz de este segundo apagón, te digo yo que sí. La gente lo está pasando muy mal y ahora el que tenga la oportunidad, va a salir. Aunque hay gente que está esperando porque se supone que va a pasar algo.

-¿Está afectando el apagón aquí?

-Sí afecta. Yo a título personal recomiendo a la gente que si necesita sacar un documento en Venezuela no lo saque ahora porque no hay luz, no hay garantías de nada. Prorrogar un pasaporte en Venezuela sale por 200 euros y todo se hace a través de gestoras. El servicio es precario. En Venezuela estamos ahora como hace 200 años, retrocedimos a 1920 por lo menos.

«La gente llega aquí cada vez más perjudicada, como si viniera de una zona de guerra»

-¿Qué necesita VeneLugo?

-Estamos saturadísimos. Fui a Cruz Roja, aunque hice también la solicitud a la Xunta hace una semana o dos, de apoyo psicológico. La gente viene cada vez más perjudicada, cuentan unas historias surrealistas, como si vinieran de una zona de guerra, han vivido unas cosas durísimas. También un local, para atender a la gente y una persona de atención, porque yo tengo un trabajo y no puedo dedicarme al 100 %.

-¿Cuando podrán contar con ese psicólogo de refuerzo?

-Todavía no sabemos, yo me estoy adelantando porque sé que vienen unos momentos muy difíciles y quiero estar preparada para que la gente tenga un soporte.

-¿Cómo se organizan?

-Estoy empezando a delegar, cuando yo no llego mis compañeros me ayudan. Hay cosas que pueden esperar. El tema del ropero, por ejemplo, aunque lo tengo en la mente todo el tiempo.

-¿Cómo funciona el ropero?

-La idea era hacerlo virtual en las redes sociales, que se organizasen entre ellos. Al final la gente me contacta a mí, me dice lo que tiene para donar y yo pregunto quien lo necesita. Tengo en casa bolsas de zapatos, ropa, medicamentos... La mayoría de las veces envío a la gente a Cáritas porque su ropero funciona muy bien, pero hay veces que necesitan ayuda extra.

-¿Cual es el perfil del donante?

-Los gallegos tienen mucha receptividad con los venezolanos, por el tema de la emigración en los años 50 y 60.

-¿Qué le dice a la gente de allá que quiere venir?

-Hace una semana les recomendaba que esperaran, pero después del segundo apagón... No me siento capaz de decirle nada a nadie. Cada uno que tome su decisión, hace una semana pensaba distinto. Ahora la gente se está suicidando, es dramático.