Solidaridad en Vimianzo por los dos tiroteados en Venezuela, cuyos cuerpos no pudieron ser repatriados

Antonio Longueira Vidal
T. Longueira CARBALLO / LA VOZ

VENEZUELA

ANA GARCIA

La repatriación fue imposible, ya que al tratarse de una muerte violenta en estado de investigación las autoridades venezolanas no permiten la repatriación hasta que hayan transcurrido 7 años

09 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ana Santos Barcia tiene 92 años y, como otros muchos gallegos, tuvo que emigrar de su Vimianzo natal. Escogió Mariara, en el estado venezolano de Carabobo. Su hija, Ana María de León, era una cría. En la madrugada del jueves al viernes fue tiroteada junto al resto de la familia por unos individuos que entraron en casa para robarles. Ana María de León, de 62 años, murió, al igual que su hijo, Jonathan, de 39 años. Lograron salvar la vida, la matriarca; el viudo de Ana María, Enrique Chirino, de 67; y la nieta, Irene, de 48. Esta última presenta una herida de bala en un muslo, pero no se teme por su vida.

Ayer Vimianzo (7.270 habitantes) rindió un homenaje de cinco minutos en la Praza do Concello, acto al que acudieron varios allegados. Los dos fallecidos fueron enterrados en Mariara, pese al deseo de la familia de repatriar sus cuerpos para que fuesen enterrados en Vimianzo. Fue imposible, ya que al tratarse de una muerte violenta en estado de investigación las autoridades venezolanas no permiten la repatriación hasta que hayan transcurrido 7 años. Los congregados solo esperaban ayer que Ana Santos, Enrique Chirino e Irene Chirino puedan hacer las maletas lo antes posible y regresen a Galicia.