«¿Se quero que me suban a paga? Eu xa non a cobro, pagábame Venezuela e deixou de facelo»

m.h. PONTEVEDRA / LA VOZ

VENEZUELA

21 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada mejor que sentarse a charlar con tres jubilados para comprobar que las realidades de unos y otros no tienen nada que ver. Juan, Pepe y José pasan la mañana en A Ferrería y, cuando se le pregunta por las pensiones y la anunciada subida, es José, el mayor de los tres, el que rápidamente responde a la gallega, con una pregunta retórica por delante: «¿Se quero que me suban a paga? Eu xa non a cobro, pagábame Venezuela e deixou de facelo», empieza diciendo este hombre, de 89 años.

Natural de Pontevedra, cuenta que emigró joven a Venezuela. Cotizó allí. Dice que se planteó hacerlo también en España, pero que le aconsejaron que era mejor tributar únicamente en Sudamérica. José pasó gran parte de su vida como mecánico de maquinaria industrial. Ganaba bien el pan y viajaba a Galicia con frecuencia. El caso es que, llegada la hora de jubilarse, empezó a cobrar su pensión con normalidad. Pero hace unos años, con Venezuela patas arriba, dejaron de pagarle. Se vino hace ya 24 meses e insiste en que no recibe pensión alguna, «nin de alá nin de aquí». Tira con la paga de su mujer, que afortunadamente había cotizado en España y Venezuela.

A su lado se sientan Pepe y Juan, ambos de 67 años. El primero dice que no puede quejarse demasiado de la pensión que le quedó tras haber emigrado a Francia y trabajar en cantería. Prefiere no dar el importe, y señala: «Non é que o meu caso sexa o peor pero as pensións están mal comparadas coa vida».

Juan, el tercer compañero de banco, cobra alrededor de 800 euros a mes. Tiene también 67 años y tuvo diversos trabajos, desde un oficio en la banca a otro de vendedor. Señala que le perjudicó notablemente que los últimos años de su vida laboral cotizase como autónomo: «Se seguira como asalariado agora tería máis pensión, pero así foi a vida. Non estamos para grandes gastos», dice. Pepe y Juan hablan de que muchos jubilados se privan «de case todo» para ayudar a los hijos y José, el retornado de Venezuela, vuelve a quejarse: «Oxalá a min me pagasen algo».