Galiza Celta Delémont celebró en Suiza su décimo aniversario con un festival inolvidable
SUIZA

Actuaron el grupo anfitrión, A Roda de Lausanne y A Irmandade Galega de Ginebra, además de Rokiño y Tania Veiras
11 may 2025 . Actualizado a las 21:30 h.Este sábado, la asociación gallega Galiza Celta Delémont firmó una página dorada en la historia de la diáspora gallega en Suiza con la celebración de su décimo aniversario. Un evento que desbordó todas las expectativas, reuniendo a más de 400 personas en la sala de espectáculos de Courtételle para vivir una noche cargada de emoción, música, tradición y, sobre todo, un profundo sentimiento de comunidad y que dejó grabado en la memoria de todos los asistentes un mensaje claro: la unión hace la fuerza.
La sala de espectáculos se llenó hasta los topes. Las personas respondieron con entusiasmo, entrega y emoción a la llamada de la morriña y las raíces. Desde el primer momento, el público mostró una participación ejemplar, desbordando energía y cariño en cada aplauso, en cada baile y en cada canto, demostrando que la identidad gallega late fuerte en el corazón de Europa.

El evento fue mucho más que un festival. Fue una celebración del alma gallega. En el escenario se reunieron tres grandes agrupaciones nacidas de la diáspora: los anfitriones de Galiza Celta Delémont, los vibrantes A Roda de Lausanne y A Irmandade Galega na Suíza de Ginebra. Estos grupos ofrecieron lo mejor de su repertorio y de sus galas, y sobre todo, lo mejor de sí mismos. Entre ellos no hubo competencia, solo hermandad, respeto y un profundo amor compartido por Galicia. Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue cuando los más de sesenta miembros de A Roda y A Irmandade Galega na Suiza, se unieron para cantar y tocar al unísono el Cumpleaños Feliz. Fue un instante que simbolizó el esfuerzo, la ilusión y el amor por las tradiciones que llevaron a cabo para hacer posible esta noche mágica.

No faltó detalle. Desde los mandilones típicos gallegos que lucieron los miembros del equipo organizador durante toda la jornada, hasta las camisetas con diseño exclusivo de Víctor Castiñeira, uno de los integrantes del grupo, que capturaban a la perfección la esencia de la tierra. Banderas gallegas, españolas y suizas ondeaban en todos los rincones, y por doquier se escuchaba el acento y la lengua propia, pues la mayoría de los asistentes procedían de lugares emblemáticos de la Costa da Morte y zonas próximas.

Los cerca de 400 comensales disfrutaron de una gran churrascada gallega con sabor a hogar, donde el aroma de la carne a la brasa se mezcló con los acordes del mejor folclore gallego, creando una atmósfera que transportó a todos directamente a Galicia. No fue solo una comida, sino un auténtico banquete de identidad, en el que se celebró la cultura, la música y el sentimiento de pertenencia a través del paladar y el oído.

El escenario también brilló con luz propia gracias a la actuación de la joven cantante Tania Veiras, quien emocionó al público con su repertorio gallego cargado de referencias a Ana Kiro. A su paso siguieron los ritmos pegadizos del carismático DJ Rokiño, que hizo bailar a todos con clásicos populares, y la sesión de la joven promesa DJ Tincinho, que transformó la noche en una romería moderna que se extendió hasta bien entrada la madrugada.

Durante el evento, no faltaron las palabras de agradecimiento por parte de la presidenta y el vicepresidente de la sociedad, Raquel (de A Costa da Morte) y Roberto (de Ordes), quienes destacaron la entrega del equipo de trabajo, la solidaridad de los colaboradores como Abanca, E-ferro, Vigo o la Deputación da Coruña, y la participación de todos los asistentes. Lo vivido este fin de semana fue una demostración de que, incluso lejos de su tierra, los gallegos saben mantener vivas sus tradiciones y construir comunidad. El corazón de la diáspora gallega late con fuerza en Suiza sin duda.
Lo que sucedió en Courtételle fue mucho más que un festival.Fue un esfuerzo colectivo hecho familia, fue la celebración de una década de lucha, unidad y amor por la tierra. La asociación Galiza Celta Delémont, formada mayoritariamente por emigrantes de la Costa da Morte, ha demostrado que con esfuerzo y corazón, una pequeña sociedad puede lograr cosas inmensas.
El décimo aniversario de Galiza Celta Delémont ha dejado huella. No solo por la calidad del evento, sino por el mensaje que se ha transmitido: la galleguidad no entiende de fronteras. Porque este festival no fue solo una fiesta. Fue una declaración de identidad, de hermandad y de amor por lo propio, que resonó en cada aplauso, en cada canción y en cada abrazo de una comunidad que, aunque lejos de casa, ha sabido construir una gran familia en el corazón de Europa.
Este primer festival encendió la llama de lo que promete ser una larga serie de encuentros culturales que mantendrán viva la galleguidad más allá de las fronteras porque donde hay un gallego, hay una fiesta, una historia y un trozo de Galicia. Y en Suiza, ese trozo hoy brilla con más fuerza que nunca.