Recorre 2.615 kilómetros a pie desde su casa de invierno en Suiza hasta la de verano en Tui
SUIZA
Una mujer de 58 años conmemora su emigración, hace 40 años, desandando el camino por una buena causa
15 jun 2024 . Actualizado a las 01:06 h.Rosa María Pérez ha culminado su «camino soñado». Tras dos años de entrenamiento y puesta a punto haciendo otras rutas, esta tudense de 58 años acaba de recorrer sola y a pie los 2.595 kilómetros que hay entre su casa de Suiza y la catedral de Tui. La capital gallega no es su último destino ya que hoy emprende de nuevo la ruta hacia Caldelas de Tui, donde nació, desde donde emigró con 18 años y a donde ha regresado hace diez. «Ahora que llegué andando desde Suiza no voy a coger un autobús para los últimos 120 kilómetros», advierte esta heroína capaz de conquistar su propio sueño superando un difícil trayecto jalonado de montañas y con una climatología adversa.
«Mi madre siempre nos decía y enseñó que no había que tener miedo, así que aún viajando sola, el Camino de Santiago es seguro. Un poco de respeto sí que hay que tener, sobretodo cuando escuchas sonidos de animales o hay nieve....pero no miedo», asegura con coraje. Acaba de llegar a Santiago pero parece que viene de darse un paseo. «Me preparé mucho durante los dos últimos años, cruzando montañas en Suiza y haciendo otros caminos así que no sufrí sino que solo disfruté el camino, aunque hubiera momentos más difíciles que otros». Muchas sorpresas durante una ruta que arrancó el 18 de febrero en Suiza y que acaba el sábado en Caldelas de Tui.
La penúltima a su paso por el Camino del Gozo cuando su cuñado y una sobrina, que la acompañaron en los últimos 100 kilómetros de camino le dijeron que se colocara para una foto en la capilla «y, de repente, aparecieron mis dos hijas con mis dos nietas al lado». Con ellas recorrió los 5 kilómetros restantes y alcanzaron la catedral, donde acudieron a la misa del peregrino. «Tengo los dos países en el corazón así que no me siento emigrante. Quería celebrar los cuarenta años de la partida así que salí de mi casa de Suiza en invierno, porque es allí donde paso esa época, para llegar en verano a la de Caldelas de Tui», explica. Llega con las alforjas llenas de buenas experiencias y habiendo forjado grandes amistades, pese a los rigores de la orografía y el tiempo. «Lo más bonito es el paisaje de los Pirineos, Francia y los Alpes. No hubo un solo día que viera el mismo paisaje o hiciera el mismo camino; nunca hay dos jornadas iguales», sostiene esta mujer que destinará además lo que recaude a través de una plataforma de crowfounding a un proyecto de mujeres víctimas de violencia de género y menores sin hogar. «He demostrado que los sueños se pueden conquistar y hacer realidad si se lucha por ellos», defiende esta peregrina que ha cruzado varios países en solitario sorteando temperaturas extremas. «En ningún momento pensé en abandonar, pero hay que ir bien preparado, tanto física como mentalmente», advierte tras cruzar los Alpes a varios grados bajo cero antes de poder disfrutar de los paisajes de Francia. Aún no acaba de llegar, pero ya tiene otras rutas en mente para el próximo año. Lo primero, en cuanto llegue a casa, «darme un buen chapuzón en el río Miño y comer una tableta de chocolate en mi cama», avisa para quienes la esperan el sábado