Un carballés, jefe de obra en los proyectos públicos más importantes de Suiza

José Santiago García Rey llegó de emigrante a Suiza en 1984, con apenas 18 años, casi como aventura personal y para trabajar como peón y sin conocer el idioma. La historia de miles de personas en la Costa da Morte desde los años sesenta. Y hoy, 39 años más tarde (los cumplirá este próximo mes de febrero), es jefe de obra de una de las empresas de construcción de obra pública más importantes del país, si no la que más: el grupo Marti, fundado en la capital, Berna, hace 101 años, que tiene más de seis mil operarios repartidos solo en Suiza (28 filiales) y numerosas delegaciones por todo el mundo.

Santiago, de 57 años (con tres hijos y dos nietos), es de Guitoi, en la parroquia de Sofán (Carballo), a donde regresa con frecuencia, al igual que a Vigo, donde tiene buena parte de su familia. Su vida laboral está totalmente en Suiza, y eso que iba por un año, casi por probar. Pero se esforzó, se formó, aprendió el alemán y progresó. No es fácil dirigir trabajadores en proyectos tan relevantes de obra pública, especialmente de transporte y túneles.

Ha participado ya en muchos desde que empezó a ser encargado en 1992. Por citar algunos: la nueva terminal del aeropuerto de Zúrich, del 2000 al 2004; el túnel Islisberg de la autopista de Zúrich a Lucerna, del 2004 al 2008; la nueva estación de tren de Zúrich en el proyecto del túnel por debajo del lago, del 2008 al 2014; una enorme panificadora, que fue la obra privada de infraestructura más grande de todos los tiempos en el país, del 2014 al 2016; la autopista N-1 de Zúrich al aeropuerto y el tercer túnel Gubrist, hasta el 2021... En la actualidad trabaja en un proyecto para evitar las inundaciones también en Zúrich (es la ciudad más grande del país). Es una obra muy relevante, que tratará de evitar episodios como los que se sufrieron en el 2004 y el 2008, cuando la ciudad casi queda bajo el agua, y se trata de uno de los proyectos de ingeniería más espectaculares del país: nada menos que desviar las aguas de un río al lago en un túnel de 2.800 metros para evitar que llegue a la zona urbana, si se diera el caso. Las obras comenzaron el año pasado, y la previsión es que duren hasta el 2026. Se trata de un proyecto relevante también para Santiago, ya que sería su último trabajo, y tras 42 años en la misma empresa, como jefe de obra, y justamente antes de la jubilación.

Toda una vida colaborando, en su medida, con el espectacular avance en infraestructuras de Suiza, que se mantiene, de ahí la elevada demanda de trabajadores especializados en casi todos los cantones.

Santiago vivió gran parte de su estancia helvética (unos 25 años) en el cantón de Aargau (o Argovia). En una de sus comunas (municipios) la de Menziken, jugó al fútbol 18 años con el equipo español. Su vinculación con el centro emigrante, integrado en su gran mayoría por gallegos, aún la mantiene. También residió en Thurgau (o Turgovia), y desde hace un año su vida está en Zúrich.

Explica que la formación ha sido esencial para poder progresar. «Sen o alemán e sen anos de experiencia sería moi complicado», explica. Pero sobre todo destaca el respeto a su trabajo: «Sempre me valoraron, non tiven problemas niso. Son un afortunado aquí en Suiza, e nada malo podo dicir: ao contrario, é un país estupendo. Hai que traballar, iso si». También está muy orgulloso de la empresa a la que pertenece, Marti. Pese a su magnitud, es una compañía familiar, y hace 15 años compartió oficina con el actual dueño, que es ya la tercera generación de la empresa. Asegura que, pese a su importancia, se trata de una persona muy humilde y accesible. «Ninguén diría que é o xefe dunha empresa de máis de cinco mil empregados», explica.

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