De vuelta de Suiza a Camariñas para montar un hotel de 15 habitaciones

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO/ LA VOZ

SUIZA

Ana García

Las instalaciones de Devalar do Mar abrirán mañana, viernes

15 dic 2022 . Actualizado a las 18:31 h.

En la entrada de Camariñas, en la zona de Area da Vila, llama la atención un edificio de hormigón de líneas modernas y poco habituales en esa zona. Es obra del arquitecto vimiancés Maximino Manuel Aguiar Baña, y acoge un novedoso hotel denominado Devalar do Mar que abrirá sus puertas mañana viernes, por la tarde (18.00 horas). Tiene 15 habitaciones, un reparto de espacios peculiar, con mucha luz, excelentes vistas al mar, espacios de ocio y verdes, gran aparcamiento... Y nace justo ahora, en diciembre, en la temporada, más baja, justo cuando otros cierran para reabrir en primavera.

A los dueños les hubiera gustado inaugurarlo antes, pero no pudo ser. Explica que se juntaron varios problemas: los burocráticos, de plazos y papeleo; la pandemia, la escasez de materiales y su posterior subida de precio. «Xa tiña que estar aberta hai un ano», explica Ramón Suárez Arén. «Arén sen hache», bromea. Mucho esfuerzo y muchos gastos, pero ya está. El nombre apela a ese suave movimiento de las olas en la marea baja, cuando se retira. Ramón es de Camariñas, como su esposa, María del Carmen Mato Blanco, de familia originaria en parte de Malpica. Han trabajado en Suiza más de media vida, 33 años.

Ana García

Ramón, de 62, empezó a ir al mar a los 8 años, y a cotizar a los 13. Cuando se fue para Suiza primero lo hizo solo (llegó sin permiso), y después llevó a su esposa y sus dos hijos. Pasó algún tiempo en Moutier, pero la mayor parte de su vida emigrante ha estado en Basilea. Y llegó un momento en el que quiso hacer algo más, pensando en la vuelta, la suya y la de sus esposa y la de sus hijos. Estos, de momento, siguen en Suiza, y son los padres los que ponen andar el negocio. Una nueva etapa. «Para os que traballamos sempre, parar non é bo», asegura. Están ilusionados con este nuevo negocio, levantado sobre un terreno de 3.200 metros cuadrados, con un tercio para habitaciones, más o menos lo mismo para el ocio y el jardín, y el resto, aparcamiento. «Temos que ir pouco a pouco, coller experiencia», indica quien ya tiene mucha como albañil y mantenimiento en Suiza. «E máis adiante, os fillos, a ver», señala. Problemas de idiomas para atender a los vecinos no van a tener. Y la Costa da Morte y Camariñas son un atractivo en sí mismo.

Ana García