Cocaína en quesos y transportada a Suiza en taxi desde la Costa da Morte

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

SUIZA · Exclusivo suscriptores

Vista aérea del Lago Lucerne, en Suiza.
Vista aérea del Lago Lucerne, en Suiza. ARND WIEGMANN | REUTERS

Emigrantes camuflan la droga y la mueven en coches aprovechando los permisos de trabajo y la venden en aquel país al doble que en Galicia

22 ene 2024 . Actualizado a las 17:34 h.

Agentes del Equipo Roca de la Guardia Civil de Carballo, con base en Vimianzo, desmantelaron esta misma semana, y tras 20 meses de arduas pesquisas, un grupo criminal integrado por cuatro personas —dos de Vimianzo, una de Cee y otra de A Coruña afincada en Cee—, a las que se investiga por la venta de armas de fuego en la Costa da Morte.

En este operativo fueron intervenidas cinco pistolas y munición, un material supuestamente adquirido por un emigrante que trabaja en Suiza con un cuñado, unas pistolas que incluso se ofrecían a menores en las inmediaciones de los centros educativos en los que cursaban sus estudios.

Sin embargo, según apuntaron en las fuerzas de seguridad de la Costa da Morte, esta operación representa únicamente la punta del iceberg de algo más grave que se viene detectando desde hace tiempo en la Costa da Morte. Y no solo por el trapicheo de pistolas, sino por algo que deja mayores márgenes comerciales: el tráfico de sustancias estupefacientes aprovechando la circunstancia de que algunos de los implicados tienen permiso de residencia y de trabajo en vigor en el país helvético para no levantar sospechas.

Tirando de ingenio

Para regatear los controles fronterizos, algunos delincuentes tiran de ingenio. Agentes de las fuerzas de seguridad destinados en las comarcas de Bergantiños, Soneira y Fisterra confirmaron a La Voz que para mover sustancias ilegales se sirven de vehículos particulares, y también de taxis que se mueven entre Galicia y Suiza. También tiran de productos de alimentación que en Suiza son mucho más caros que en España. Por ejemplo, hay constancia de que utilizan quesos para camuflar en su interior las sustancias estupefacientes, sobre todo cocaína. Una vez introducida la droga en los quesos, estos se cierran bien y se envasan de nuevo. También se sirven de otras modalidades de embutidos.

Posteriormente se avisa a un taxista de confianza para su traslado al lugar indicado en Suiza. Algunos transportistas son de sobra conocedores de lo que llevan en el maletero y lo hacen a cambio de la correspondiente comisión por el transporte. Los traficantes de estupefacientes suelen optar por los taxis para no levantar sospechas y esquivar las posibles investigaciones de la Guardia Civil. Una vez que la mercancía llega a su destino, se abren los quesos, se coge la droga, se reparte entre los camellos y se comercializa entre los consumidores habituales.

El motivo de este trasiego hacia el país helvético es claro, como señalaron dos agentes: «Un gramo de cocaína se vende en Suiza a 120 francos suizos (unos 120 euros), mientras que ese mismo gramo se vende en Vimianzo, Carballo o Camariñas a 60 euros», es decir, cuesta en Suiza el doble que en la Costa da Morte.

La recaudación se blanquea posteriormente en la Costa da Morte, a través de la compra masiva de pisos y viviendas unifamiliares, incluso con la rehabilitación de edificios para montar negocios. También se emplea este dinero para la compra de vehículos de alta gama.

Entre las fuerzas de seguridad son conscientes de estos constantes movimientos de droga y dinero entre Galicia y Suiza, pero la realidad es que hasta la fecha no hubo ninguna actuación relevante por parte de la Guardia Civil: «Una cosa es que sepamos que hay estos trasiegos de cocaína y de otras sustancias estupefacientes, pero o cogemos a estas personas con las manos en la masa o no tenemos nada que hacer», indican.