La dirección del histórico Centro Galego de Lucerna pasa de Cee a Rianxo

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

SUIZA

Roberto Rial, actual presidente.
Roberto Rial, actual presidente. CENTRO GALEGO

El local reabrió el sábado tras varios meses en obras debido a un incendio. Unas semanas antes de ese suceso se produjo el relevo en la presidencia

17 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En la calle Berna de Lucerna (la Bernstrasse), a pocos metros del río Reuss (el cuarto de Suiza, afluente del Aar, que a su vez lo es del Rin) está el Centro Galego desde 1992, tras pasar en los años anteriores, desde principios de los 80, por otras ubicaciones. Uno de esos lugares míticos de reunión de emigrantes gallegos desde los años sesenta (y setenta, otra buena parte), que van resistiendo en las ciudades grandes y en las pequeñas, orientados ahora hacia sobre todo la hostelería, lejos ya de aquellos tiempos en los que imperaba el papel cultural y social. Los tiempos han cambiado, pero incluso con las enormes transformaciones no hay cantón ni municipio grande y mediano que no tenga un representante gallego.

Carlos Fandiño, expresidente.
Carlos Fandiño, expresidente. PROPIA

El de Lucerna siempre ha estado muy vinculado con los emigrantes de la Costa da Morte, uno de sus muchos destinos habituales desde finales de los 60. Precisamente Carlos Canosa Fandiño, un vecino de la parroquia de Lires, en Cee, ha sido su presidente en los últimos decenios. A pocos días de que se celebrase la asamblea de socios para tomar el relevo, el centro sufrió un incendio en la zona de la barra al inicio de las pasadas Navidades. Por suerte ocurrió cuando estaba vacío, a las dos de la madrugada, y no hubo que lamentar daños personales, pero los materiales fueron cuantiosos. Y pudieron ser más, ya que el techo era de madera.

Estallaron las ventanas, se estropearon gran número de aparatos y electrodomésticos... «Houbo que tirar con todo», lamenta Fandiño, quien explica que allí donde no llegaron los destrozos sí lo hizo la humareda y el calor, propagándose los elementos derretidos, deterioro de instalaciones, el color negro y los olores a quemado. En conclusión, y pese a que el seguro ayudó, fue necesario un plus de mucho trabajo a cargo de los socios. Como en los viejos tiempos, cuando eran los emigrantes los que levantaban los centros con sus propias manos, como hicieron los de Liechtenstein no hace mucho con su nueva ubicación, o los de Lyss, y tantos más. El resultado es una nueva instalación, muy bien acabada, que inauguraron el sábado día 11. Y ahora hay que ir poniendo en marcha todo de nuevo, poco a poco.

CENTRO GALEGO

En esa tarea está implicado Roberto Rial Figueira, del lugar de Brión, en la parroquia de Leiro (Rianxo). Él es el nuevo presidente del centro. Tiene 48 años y posee una empresa de reformas de construcción. Lleva en Suiza más de dos terceras partes de su vida, ya que llegó con 15 años. Desde siempre ha formado parte de la entidad, entre otros motivos porque cuando llegó lo tenía en frente y era la manera de poder estar con otros paisanos.

Ahora, desde la máxima responsabilidad de su gestión, anuncia que volverán las actividades, las fiestas, las reuniones, el gran punto de encuentro de gallegos en este punto central del país, en un cantón de habla alemana de casi 400.000 residentes (la capital, del mismo nombre, en la que está el centro, tiene unos 81.000). Como novedad son, por ejemplo, promotores del Camino de Santiago. Los socios rondan los 160, y la mayor parte son de Lucerna, pero también los hay de otros cantones como Zúrich o Zug. Explica Rial que una buena parte de los socios proceden de la Costa da Morte y su entorno. «Tamén houbo moitos de Rianxo, pero foron a menos», dice.

CENTRO GALEGO

La llegada de emigrantes también ha descendido. «Cando foi a anterior crise, a dos 2008, viñeron bastantes, e algúns quedaron, pero moitos marcharon de volta», señala. Y eso que el trabajo abunda. «Hai moitísimo, nós levamos dous anos tremendos, a pandemia non afectou». Cree que eso no basta para emigrar. «Hai que adaptarse a esta vida, e non todo o mundo é capaz de facelo», advierte.

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