«Non sabía alemán, aprendín un dialecto, como un galego mal falado»

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Tres mujeres de una parroquia de Caldas organizan este año la Xuntanza Anual de Emigrantes Retornados de Suiza
05 dic 2019 . Actualizado a las 09:14 h.Tres mujeres de Caldas de Reis, dos Cármenes y una Teresa, están este año al frente de la organización de la Xuntanza Anual de Emigrantes Retornados de Suiza. Una cita que reúne a gallegos de todas las provincias y algún asturiano y que se lleva celebrando desde el 2001. Carmen Álvarez estuvo 29 años viviendo en Suiza, en concreto en Thun, ciudad del cantón de Berna. Su marido, Laureano Fojo, estuvo dos más.
¿Por qué dejaron Galicia por los Alpes suizos», se le pregunta. Ella dice que para buscarse un porvenir. «Daquela non había outra salida se querías facer unha casa e prosperar», relata esta mujer que desde hace once años reside en la parroquia de San Clemente, al igual que Carmen Bustelo y Teresa Ortigueira. Carmen trabajó en Thun en un hotel y en una casa de ancianos, mientras que su marido lo hizo en la construcción.
Ahora están los dos jubilados y disfrutan de la vida en San Clemente. «Estamos moi ben, desfrutando dos netiños e dun fillo só que temos». El peso de la organización de la comida que se celebrará este sábado, 7 de diciembre, en el Restaurante Lotus de Caldas lo llevan ellas. Ya hay más de cien personas anotadas. Es una labor que hacen con gusto. Lo comenta la otra Carmen. Ella no emigró, pero sí lo hizo su marido, Manuel Bacariza, que se empleó en Thun como albañil durante nueve años. Comenta la dureza de tener que quedarse en Galicia para hacerse cargo de la familia. «É moi duro, claro, tiñamos tres fillos e unha sogra e tiven que quedar aquí. Botábao moito de menos, pero é a vida», remacha.
¿Les gusta organizar la comida o es un marrón? Coinciden en que les gusta, aunque es trabajo. Carmen Bustelo contesta sin dudas. «Leva un traballo, pero sen traballo non hai nada. É unha alegría xuntarse de ano en ano, e hai ata baile e todo», cuenta. Su amiga y vecina de Cesariños Carmen Álvarez lo corrobora: «Ofrecímonos voluntarias porque alguén ten que facelo. Aínda que somos os tres matrimonios o peso levámolo nós. É bonito encontrarse con amigos e xente coñecida, moitos estiveron en Thun e outros noutros cantóns». Carmen desvela que cuando llegó a Suiza no sabía nada de alemán. «Que como fixen? Pois aprendín un dialecto, como un galego mal falado. Eu entendíanme, o que non sabía era escribilo, salvo algunhas palabras como grazas ou adeus».
¿Y qué van a comer los más de cien comensales? Primero se servirá un aperitivo y el menú incluye langostinos cocidos y centollo, langostinos a la plancha, almejas, rodaballo, carne y tarta. El precio es de 55 euros por persona, «non por parella», aclaran. Las organizadoras explican que este año decidieron incrementar el cubierto 5 euros «porque todo subiu». La mayoría de los asistentes proceden de las provincias de Pontevedra y A Coruña, aunque también se desplazan de otras zonas. Tras llenar el estómago y compartir vivencias, habrá baile. Y es que, como dice Carmen Álvarez, «o baile nunca pode faltar nestas ocasións».