«El destino quiso que Zúrich y yo nos reencontráramos 30 años después»

David Amores

SUIZA

pablo alvarez

Pablo, un orensano de 36 años nos cuenta su experiencia como emigrante en la ciudad suiza

29 mar 2019 . Actualizado a las 12:25 h.

Pablo es un Orensano que empezó su periplo fuera de Galicia en Agosto de 2015 cuando viajó a Finlandia para cursar un Erasmus en su último año de licenciatura en Administración y Dirección de Empresas. Después de trabajar varios años en Madrid, su empresa le trasladó a Suiza para realizar un nuevo proyecto. «El proyecto podría haber sido en Zúrich, como en cualquier otra ciudad. No fue algo que yo eligiese. Al terminar ese proyecto me ofrecieron un puesto fijo en Suiza», cuenta.

A sus 36 años, Pablo sigue viviendo en Zúrich, ciudad de la cual destaca su calidad de vida: «Zúrich tiene mucha calidad de vida. Es una ciudad muy cómoda para moverse, ya que tiene un tamaño “ideal” y el transporte público es excelente». En Suiza además cuenta con muchas instalaciones para poder disfrutar del ocio: «Las instalaciones y servicios son increíbles. Un ejemplo son sus piscinas públicas. Cuestan sobre 180 € al año pero puedes utilizar todas las que la ciudad oferta, incluidas las piscinas de verano», cuenta. En Zúrich además tiene una gran variedad de espacios al aire libre donde dónde practicar todo tipo de deportes al exterior, como por ejemplo running, senderismo, esquí o snowboard.

 Destaca también algunas de las rutas turísticas más típicas de la zona. «Una ruta con mis amigos o familia en esta ciudad empezaría visitando las diferentes iglesias que adornan el paisaje, paseando por el río Limmat hasta llegar al lago de Zúrich». La ciudad ofrece otras alternativas turísticas, tales como degustar un servelat, una salchicha típica de Suiza o admirar las vistas de la ciudad desde la montaña de Üetliberg.

 Pablo se marchó de Ourense para realizar un proyecto, pero finalmente decidió quedarse en la ciudad helvética. «realmente nada me ataba a España». A la hora de tomar la decisión de abandonar Galicia, los comienzos fueron duros: «La primera noche antes de marchar no pegué ojo. Es difícil, no sabes a lo que te vas a enfrentar, el idioma, un nuevo país, otras costumbres, otras formas de trabajar…», explica.

 Al llegar a Zúrich, Pablo se alojó inicialmente en casa de unos familiares y posteriormente compartió piso. Al encontrar un trabajo fijo consiguió encontrar un piso para él, donde reside actualmente. En cuanto a la burocracia, este gallego empezó con un permiso temporal de trabajo que le permitía trabajar en Suiza durante el tiempo que duraba el proyecto por el cual había viajado hasta allí. Una vez consiguió un contrato de trabajo fijo le dieron un permiso de trabajo de cinco años.

 Emigrar es una aventura para cualquier persona, aunque Pablo relata como gracias a su experiencia en el Erasmus todo le resultó un poco más fácil: «El Erasmus fue la mejor y mayor aventura de mi vida. Me dio el idioma, la capacidad de comprender y entender a gente totalmente distinta y a sobrevivir a un entorno fuera de mi zona de confort».

 Una experiencia que, sin duda, valora de forma muy positiva, y a pesar de que le gustaría regresar, ve poco probable volver a Ourense. «Es complicado ahora mismo. En Galicia hay muy poco trabajo o muy mal remunerado. Echo de menos a mi madre y a mi familia, a mis amigos, o meu galego, esas cervezas que se alargan mientras contamos historias….», explica.

 Pablo es hijo de inmigrantes gallegos. Sus padres también vivieron en Zúrich en los años 70, y fue en el año 83 cuando se mudaron de nuevo a Ourense. Allí  cursó sus estudios y vivió prácticamente hasta los 30 años. Casualidades de la vida,  ahora se encuentra viviendo de nuevo en la ciudad Suiza. «El destino quiso que, casi 30 años después, Zúrich y yo nos reencontráramos», relata emocionado.