Martín Ríos, plata olímpica en curling con raíces gallegas

SUIZA

Martín Ríos, hijo de un emigrante de O Carballiño, sube al podio en la modalidad de dobles mixto

14 feb 2018 . Actualizado a las 18:00 h.

Gloria con aroma gallego en una prueba de invierno. «Han sido años muy especiales», dijo poco después de apearse del podio. Martín Ríos, descendiente de carballinés, se enfundaba con la camiseta suiza la medalla de plata olímpica en dobles mixtos de curling en los Juegos de PyeongChang junto a su compañera Jerry Perret. Cayeron en la final ante la pareja canadiense, formada por John Morris y Kaitlyn Lawes, por 10-3. Otra vez Canadá. Y esta vez salió cruz.

Precisamente en aquel país, en Lethbridge, Ríos y Perret se proclamaban, el año pasado, campeones del mundo en su especialidad. Lo hacían derrotando a la pareja local, Reid Carruthers y Joanne Courtney, por un estrecho 6-5. Para el suizo de origen gallego era su segundo título mundial. El primero lo había sumado en Turquía en el 2012. Entonces, su pareja era otra, Nadine Lehman, con la que también conquistara el europeo, en Dinamarca, un año antes.

«No vivo de los éxitos, necesito trabajar para ganarme la vida», confesaba el nuevo medallista. Además de competir, Ríos es técnico de juveniles en la federación suiza. Su padre, José, chapista de profesión, cogió las maletas y dejó atrás Carballiño con destino Suiza, como tantos otros, cuando la década de los sesenta asomaba a su fin. Allí conoció a Lisbeth, que luego se convertiría en su mujer, y allí nacería, hace treinta y seis años, Martín.

Compitió con un club de Jaca Su pasión por el hielo le viene de niño. A los once, un amigo se lo llevó a ver un partido de curling. Sin saberlo, había despertado en Martín una pasión. Ríos se enfundó una camiseta española, de forma efímera, hace algo más de una década. Lo hizo defendiendo a un club de hielo de Jaca. Corría el año 2007. Siempre recuerda aquella experiencia como una etapa inolvidable, cuando repasa su trayectoria.

«Fue poco más de un año, no consiguieron sacar el equipo adelante pese al mucho empeño que le pusieron», recuerda Elsa Fumanal, delegada del club de hielo del municipio oscense. En ese equipo coicidiría con Antonio Mollinedo, que años después se proclamaría campeón de España y con José María Sangüesa, al que le sigue uniendo una estrecha amistad. «No sé qué haré a partir de ahora, no me había planificado más allá de esta final olímpica», reconocía el medallista tras rubricar su histórica plata.

 Veranos en la casa familiar de Costiña

En el barrio carballiñés de Costiña, muy cerca del río, mantiene su casa familiar José Ríos, el padre de Martín. Allí se acerca cada verano, normalmente en la segunda quincena de agosto, y allí viven varios tíos y primos del subcampeón olímpico que han estado muy pendientes de su gloria.

Santi M. Amil

«Estamos muy orgullosos de él. Vino este verano pasado y estuvimos viendo juntos el vídeo de cuando ganó el mundial. Fue muy emocionante, la verdad. También estuvo el verano anterior y ojalá vuelva este», dice admirada su tía Maricarmen. «Sus ídolos son Iker Casillas y Rafael Nadal, y quiso ser piloto pero al final desistió de hacer las pruebas».

En Ames vive otra de sus tías. «Es tan grande de tantas filloas que comió», sonríe Chus Ríos, en su domicilio de Ames.

Un día antes había recibido la llamada desde Suiza para advertirle de la final olímpica. Era José. Ni siquiera pudo seguirla en directo. El curling, deporte minoritario en España, no atrajo la atención de ninguna televisión para que pudiera seguirla en directo. «Me parece fatal», lamenta su tía.