A pocos metros de la oficina de Google en Chelsea, el boirense David Romero hace patria con un restaurante gallego
09 ago 2016 . Actualizado a las 09:24 h.La historia de David Romero comienza como la de miles de gallegos que emigraron a Estados Unidos en pleno siglo XX. En su caso, 1964 marcó un antes y un después. Ese año dejó atrás su Boiro natal y embarcó en un mercante junto a otros 40 españoles. Todos buscaban nuevos horizontes en la tierra de las oportunidades, David también. Cambió sus 40 kilómetros diarios en bicicleta entre Boiro y el puerto de Ribeira, por un trabajo en la Feria Mundial de Nueva York. Estos fueron los primeros pasos que acabarían conformando un camino ligado al mundo de la hostelería: «Yo hice de todo. Lavé platos, fui camarero, ayudé con las comidas a los chefs...». David se preparó, trabajó y puso en práctica ese refrán que dice que «el que no arriesga, no gana».
Él arriesgó y ganó, pero no sin esfuerzo. Primero en Galicia y luego en Nueva York. Allí consiguió ahorrar el dinero suficiente como para comprar en 1974 el lugar que hoy, 42 años después, alberga el restaurante Café Riazor: «Se llama como la playa de A Coruña», cuenta orgulloso David. El pequeño trozo de Galicia se sitúa en un enclave privilegiado, en pleno barrio neoyorquino de Chelsea y a escasos cien metros de las oficinas del gigante Google. En el número 245 West de la calle 16, David explica a sus clientes americanos dónde está Boiro y ellos escuchan mientras degustan el caldo gallego, los callos, la caldeirada de bacalao, o el pulpo, e insisten en que en el Café Riazor «la comida es mejor que en España». Como buen embajador de la tierra, las paredes del local son un pequeño museo de la historia gallega, con recuerdos comprados por su hija Marta en Santiago de Compostela, Ferrol o A Coruña: «Mira, ese es el hórreo más grande de Galicia», dice David señalando una de las imágenes del hórreo de Carnota o «ahí está la Torre de Hércules», añade apuntando un poco más arriba.
Del «NYT» a «Esquire»
Justo al lado, cuelgan reseñas sobre el Café Riazor en los periódicos más importantes del país. Varias publicaciones en The New York Times (NYT), Daily News, New York Post, hasta el japonés Esquire hablan de esta prolongación de Galicia como uno de los «lugares indispensables» para visitar en Manhattan.
David sabe que lo que ha conseguido en Nueva York no ha sido fácil, pero como él dice: «Trabajando, hasta las piedras dan fruto». Y así se resume su historia, una historia llena de generosidad: «La gente no sabe lo que mucho que he sacrificado. Este restaurante significa todo porque ha sido parte de mi vida», dice orgulloso del trabajo bien hecho.
Mientras los ojos de David se entornan para viajar al pasado, su hijo (que también se llama David) atiende a los clientes en las mesas para ayudar en el negocio de su padre. «Nueva York y Galicia son como el agua y el vino, pero los dos son parte de mi corazón», confiesa el coruñés con el recuerdo al otro lado del Atlántico. Allí, todavía se preguntan por qué David se quedó en Estados Unidos y él siempre tiene la misma respuesta: «No me quedé, me dejó el barco», dice, retranqueiro.