«Nunca me sentín rexeitada en Suíza, fun ben aceptada»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

RETORNADOS

PIERRE MONTAVON

Sagrario Santos Martínez vivió en el Jura desde los 4 hasta los 21 años, cuando decidió regresar a Galicia. Lleva años trabajando en la oficina de Abanca de Baio

21 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Sagrario Santos Martínez es un caso peculiar en la emigración de la Costa da Morte: fue ella la que regresó a Galicia, desde Suiza, antes que los padres. Por supuesto que hay de todo, pero habitualmente son los padres los que regresan primero, y los hijos deciden seguir con su vida en el país de adopción. O todos juntos, en el inicio o el remate de determinados ciclos educativos. Sagrario volvió la primera. Más que volver, venir. La llevaron a Suiza con 4 años, por lo que la integración fue plena desde el primer momento: no hubo esa ruptura traumática de quienes se marcharon ya de más mayores, o de adolescentes.

Ella es una de las personas que aparecen en la exposición Taxi Compostelle que se inaugurará este próximo sábado, día 23, en el Museo Jurasiano de Arte e Historia, en Delémont, la capital del cantón de Jura. Una muestra muy completa que recupera una amplísima memoria de la emigración gallega en esta localidad (la mayor parte de los protagonistas son de la Costa da Morte), y que podrá verse hasta el 14 de abril. Incluso más tarde, si finalmente es itinerante. Una serie de historias de gente que cambió la vida en su tierra por otra a casi dos mil kilómetro, con otras costumbres y otro idioma.

Sagrario, de 56 años, regresó hace 35, y lleva 34 en lo que ahora es Abanca, y desde hace tiempo en la oficina de Baio. Es hija de padre de Zas y madre de Cesullas, en Cabana, en el punto donde esta parroquia se une con la de Canduas, que es donde vive y donde, con su marido, tienen el negocio de la Cabanas de Canduas. Y donde pasó sus primeros años, hasta los 4. Su vida cambió, como la de tantos, cuando sus padres emigraron a Suiza. Ella tenía dos años, y a los 4 le tocó a ella irse. Ahí empezó su vida en Delémont, que es casi una enorme parroquia más de la comarca. «Non me custou nada adaptarme», dice. Y recuerda poco de aquellos inicios. Una plaza grande... Poco más. Pero el resto sí lo tiene muy nítido, y además con excelentes recuerdos. «Nunca me sentín rexeitada en Suíza, fun moi ben aceptada e a integración foi total dende o primeiro momento», explica. Una de las claves fue que su vida estuvo siempre entre suizos. Al principio iba algo a la misa española, y también al centro español (sus padres sí iban más), pero Sagrario hacía su día a día con niñas y vecinos de Delémont. Le ayudó mucho que aprendió francés muy pronto. Tiene facilidad para los idiomas, habla cinco, algo que le es muy útil en el negocio turístico, donde han tenido ya clientes de casi 40 países.

 

De la infancia le viene a la memoria el colegio de primaria, que está en un castillo, al lado de la iglesia de Delémont, una imagen potente para una niña. Con los años hubo que elegir si optar entre la secundaria y la formación profesional, y optó por lo segundo, y al llegar al bachillerato le tocó estudiarlo cerca, en la localidad de Porrentruy.

De aquellos tiempos mantiene la amistad en un grupo de cinco amigas, que siempre estaban juntas, se ayudaban mutuamente, se reunían los miércoles en la casa de Sagrario, comían allí tortillas... Iban a patinar los sábados a Moutier, en tren. Esas cosas que para ellas eran normales, y que los que vivían en Galicia se las han escuchado desde pequeños a sus primos o vecinos cuando venían de vacaciones. La relación con los vecinos, además, resultó muy buena. Su madre trabajaba en la casa de un médico. «Era como un avó para min», explica. El rechazo al extranjero nunca existió. Estudió en la Escuela de Comercio y, a los 21 años, decidió que su destino iba a estar en Galicia. Tenía ganas de volver, porque España le gustaba mucho, aunque durante muchos años, hasta no hace tantos, se ha estado planteando si eso fue lo correcto o no. Las eternas dudas de tantos. «Pero penso que tomei unha boa decisión», asegura. Se dio un plazo de dos meses cuando llegó, uno de vacaciones y otro para encontrar trabajo.

Para lo segundo no tuvo problema y, tras el paso de unos meses por una empresa coruñesa, quedó ya ligada a Caixa Galicia, pasando por A Coruña, un tiempo por Madrid, pasó un año en Londres, fue secretaria de dirección... En Baio está encantada, cerca de casa, con clientes de la zona. En el trabajo y la vida sigue aplicando una mentalidad suiza de orden y rigor. Cuando se estableció al aterrizar de Suiza, la adaptación fue complicada, porque la vida fluye de otra manera en uno y otro lugar. Pero con el tiempo todos se van adaptando, y además Sagrario nunca ha perdido el contacto con Delémont, donde conserva tíos, primos y muchos amigos.