Jeanette Valiñas, emigrante retornada: «Aquí hay ayudas que ni en Francia ni en Bélgica»

Mónica Pérez Vilar
mónica p. vilar REDACCIÓN / LA VOZ

RETORNADOS

Jeanette Valiñas, en la librería infantil que abrió en A Estrada
Jeanette Valiñas, en la librería infantil que abrió en A Estrada R. G.

En el 2017 se instaló en A Estrada, donde ha abierto una librería infantil

26 ene 2023 . Actualizado a las 10:53 h.

Jeanette Valiñas (Caracas, 1978) es una de los tantos descendientes de gallegos que en los últimos años han frenado el adelgazamiento del censo de la comunidad. Hija de un matrimonio de Silleda, en el 2017 se instaló en A Estrada (Pontevedra), adonde hacía ya algunos años había retornado su padre. «Me fui de Venezuela hace más de veinte años. Primero estuve en Francia y luego en Bélgica. Hace cinco años me vine a Galicia, porque quería estar más cerca de mi padre, y que mis hijas —tiene dos, de 5 y de 8 años— crecieran junto a su familia».

Llegó en agosto y antes de terminar el año ya había puesto en marcha un negocio. «Hacía mucho tiempo que quería abrir una librería infantil donde también se vendieran juegos educativos, y fue lo que hice», dice. En su aventura contó con varias ayudas económicas de la Administración gallega, entre ellas una para retornados que quieren emprender que le supuso una inyección de siete mil euros: «Es una ayuda enorme: ni en Francia ni en Bélgica hay estos apoyos. Aquí hay ayudas, muchas: además de las de la Xunta, el Concello de A Estrada también tiene alguna», explica.

Más allá de algún papeleo «inevitable», Jeanette afirma que no se ha encontrado con grandes trabas burocráticas a la hora de instalarse en Galicia, ni como vecina ni como emprendedora. Además, afirma que la gente la ha recibido «muy bien, tanto personal como profesionalmente», y que le encanta el lugar donde vive. De hecho, cuenta que, desde que llegó, todas sus vacaciones las ha pasado en Galicia porque «moviéndote una hora en una dirección o en otra tienes mil cosas maravillosas». Por todo esto, cuando se le pregunta si cree que tomó una buena decisión al trasladarse a A Estrada, lo tiene claro: «Estoy feliz con mi decisión, nunca se me ha pasado por la cabeza ninguna duda».

CAPOTILLO

Volver de Escocia para pensar en irse a Portugal

De ida y vuelta, sin descartar una nueva ida. Así es la historia de Olalla Borrego (Vigo, 1982) y Andrés Rodiño (Portonovo, 1981). En octubre del 2012 esta pareja puso rumbo a Edimburgo buscando nuevas experiencias, pero también oportunidades laborales. «Yo había estudiado magisterio, y estaba en las listas de sustitución», cuenta ella, que en la capital escocesa dio todo un giro a su orientación profesional. Se apuntó a un curso de joyería y se formó en diseño textil, para acabar poniendo en marcha su propia marca, Lia B, un estudio de creación artesanal en el que a partir de la experimentación con distintos materiales da forma a colecciones de joyería y otros objetos. «Allí era más fácil emprender, tanto por el papeleo como económicamente: aquí como autónomo tienes tarifa plana durante dos años, pero se pasan volando y los gastos fijos son muchos. Allí no tienes esa presión», explica Olalla.

A pesar de las oportunidades surgidas en Escocia, la ausencia de la familia y el clima pesaron más, y la pareja retornó a Galicia en el verano del 2018. Aquí ella ha continuado con su estudio de diseño, y él ha puesto en marcha una empresa de experiencias turísticas, Rooteiro. Ambos se han beneficiado de ayudas económicas a los emprendedores retornados, y Olalla cuenta además con el paraguas de la marca Artesanía de Galicia («te da apoyo, difusión, también hay ayudas...», comenta). Con todo, creen que los llamamientos de las Administraciones españolas para que la juventud retorne necesitan más respaldo. Sobre todo, una mayor cultura del emprendimiento, con menos trabas burocráticas y mejores condiciones económicas. «Tengo la impresión de que en España estamos un poco a la cola en todo esto», opina Borrego.

Quizá por eso no descartan volver a levantar el vuelo. Portugal podría ser su próximo destino: «Está muy cerca, compartimos cultura, se están moviendo mucho y el tema del emprendimiento parece mejor organizado y más apoyado».

Los extranjeros suponen el 4,4 % de la población de Galicia

m. p. v.

Galicia atrae también a personas de otros países. No han conseguido impedir que la población gallega haya caído por debajo de los 2,7 millones de habitantes (los datos del padrón continuo indican que a 1 de enero del 2022 residían en la comunidad 2.690.464 personas), pero los extranjeros afincados en Galicia, en aumento desde hace años, sí logran evitar que ese padrón adelgace de manera más acusada. Las cifras más recientes indican que en la comunidad viven 118.740 personas de nacionalidades diferentes a la española. Son el 4,4 % del total. Hace cinco años representaban el 3,4 %. Y hace veinte eran menos de la mitad (algo menos de 54.000) y su peso poblacional no llegaba al 2 % (1,96 %).

Tanto entonces como ahora, la portuguesa era, por razones de proximidad geográfica y cultural, la nacionalidad más representada en el padrón gallego. Actualmente, el segundo colectivo más numeroso es el de los venezolanos, seguidos de colombianos, brasileños y marroquíes. Galicia acoge a naturales de más de un centenar de países. Entre los que tienen menos compatriotas, los de Liberia. Solo hay dos.