La casa del barómetro del Serpent, en Camariñas, será un hotel dedicado al naufragio

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

RETORNADOS

José Manuel Casal

Patrimonio ya ha aprobado el proyecto y solo falta la licencia municipal por parte del Concello

15 feb 2022 . Actualizado a las 07:45 h.

José Manuel Blanco Rey, de 36 años, es el nuevo propietario de la casa del barómetro del Serpent, en primera línea de mar en Camariñas. Tras once años trabajando en Suiza ha decidido volver a su «terriña» y ha comprado el emblemático edificio a la propietaria del Pazo de Trasariz, Teresa Noguera, que heredó la construcción de su abuelo paterno, natural de la villa de los encajes.

La casa del barómetro llevaba deshabitada desde hacía más de 20 años y ahora se convertirá en un hotel de siete habitaciones, además de un restaurante para la celebración de eventos. El presupuesto de la reforma es de 463.622 euros, de los que 200.000 son de subvención con cargo al Fondo Europeo Marítimo y de Pesca y de la Xunta de Galicia, a través del grupo de acción local (Galp).

La idea de José Manuel Blanco es sumarse a la oferta hostelera de la Costa da Morte, cada vez de mayor calidad y que tiende a la recuperación de edificios singulares como es el caso de este, construido en 1868. El emigrante camariñán, que trabaja en el sector de las demoliciones, pretende aprovechar el tirón del Camiño dos Faros y también el proyecto que tiene el Concello de Camariñas de convertir la vieja lonja en un museo de los naufragios. Precisamente, el hotel estará dedicado al accidente marítimo ocurrido en noviembre de 1890 y en el que murieron 173 marinos británicos, dando lugar además al conocido como Cemiterio dos Ingleses, uno de los enclaves más visitados del municipio.

Grabado del «HMS Serpent», que el 10 de noviembre de 1890 naufragó frente a la costa gallega. A la derecha, faro de cabo Vilán.
Grabado del «HMS Serpent», que el 10 de noviembre de 1890 naufragó frente a la costa gallega. A la derecha, faro de cabo Vilán.

La obra tiene que estar lista para el mes de octubre, por lo que el propietario cuenta con tener pronto la licencia del Concello. El visto bueno de Patrimonio ya lo tiene. Los trámites han ido bastante rápidos porque los anteriores dueños ya tenían la intención de montar un pequeño hotel, por lo que ya existía un anteproyecto que estaba valorado, hace casi tres años, en 250.000 euros y que ahora casi se ha duplicado. La intención es abrir inmediatamente, probablemente ya a finales de este mismo año.

Calidad arquitectónica

Además de la curiosidad del barómetro, la casa tiene una gran calidad arquitectónica. Destacan en la fachada las coloridas vidrieras que hacen del edificio un peculiar ejemplo de la decoración exterior de finales del siglo XIX y principios del XX. Todos estos elementos se mantendrán, por lo que el proyecto garantiza que la construcción, que es una pieza fundamental de la historia de Camariñas, se mantendrá en buenas condiciones.

José Manuel Blanco ya hace un tiempo que tenía idea de montar un negocio en el que invertir el dinero ganado estos años, pero su propuesta se encontró con la necesidad de autorizaciones de Portos y de Costas muy difíciles de conseguir, por lo que decidió cambiar de enfoque y acabó comprando la casa, lo que solo implicaría atender los requerimientos de Patrimonio para los trabajos interiores. «Era mellor porque xa está todo construído, polo que só é preciso renovar», explicó ayer.

 

Creación de cuatro puestos de trabajo y una nueva oferta 

El proyecto de la casa del barómetro, en Camariñas, es uno de los tres de hostelería aprobados por el Galp Costa da Morte en su último ejercicio. Ahora está de nuevo abierta la presentación de proyectos, hasta el día 27. Además del hotel y restaurante en la fachada marítima de Camariñas, en breve comenzarán las obras para un restaurante para eventos en el Pazo de Trasariz, en Vimianzo, y un establecimiento de bar restaurante en Razo, en un local que ya se dedicó a eso.

En el caso la construcción camariñana, el propietario explicó que las habitaciones, que serán siete, tendrán un diseño muy particular y que todas contarán con bañera de hidromasaje. Estará dirigido a un turismo de calidad que cada vez es más frecuente en la zona y que busca la tranquilidad y la escasa masificación de la Costa da Morte.

¿Cómo llegó a Camariñas el instrumento que mide la presión atmosférica?

El barómetro formaba parte de un envío que realizó la propia reina Victoria al año siguiente del desastre marítimo. Se trataba de una serie de regalos y una carta en la que agradecía la hospitalidad mostrada por los vecinos de Camariñas a los náufragos y su reacción cuando se produjo el desastre del HMS Serpent en la Punta do Boi. La monarca mostraba su gratitud por el trato dado a los tres supervivientes y a los 142 cadáveres que pudieron ser recuperados y que terminaron en lo que hoy se conoce como Cemiterio dos Ingleses y que todavía es escenario anual de ceremonias y representaciones en recuerdo de aquella fatídica noche del 10 de noviembre de 1890. La tripulación de torpedero de la Royal Navy estaba formada por un total de 176 hombres.

Parte del barómetro en la casa de Camariñas
Parte del barómetro en la casa de Camariñas ANA GARCIA

El envío llegó a la villa de los encajes en marzo de 1891 a bordo de un cañonero inglés, el Lapwyn, que arribó a la zona en comisión de servicios del consulado británico. Todo ello lo explicaba bien Bernardino Martínez, dramaturgo y apasionado de la historia, que ejercía de guía turístico y saciaba la curiosidad de los visitantes por la casa, que ya estaba en venta en el verano del 2019. El barómetro se instaló en primer lugar en la casa consistorial de Camariñas, que estaba en el centro de la localidad, pero cuando fue derribada la construcción, el instrumento meteorológico pasó al edificio en el que se encuentra actualmente.

Además del barómetro, la reina Victoria regaló a los camariñáns algunas pagas para los que colaboraron en las tareas de rescate y de entierro de los fallecidos, un reloj de oro para el alcalde de entonces y una escopeta con la que fue agasajado el cura de Xaviña, Manuel María Carrera Frábregas. Esa ya famosa arma mostraba en la empuñadura una leyenda: «The Lords Commisioners of The British Almiralty». Según explicó su sobrino nieto, Ramón Ballesteros, en una crónica publicada en La Voz de Galicia en 1957, incluso años después, en cada aniversario, se acercaba a la zona un barco de guerra inglés que honraba a los difuntos con una corona de flores y abastecía al párroco con munición para el arma.