Los nuevos vecinos que el teletrabajo trajo a Ferrol

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

RETORNADOS

José y Raquel se mudaron de Barcelona a Ferrol, donde teletrabajan para una empresa catalana y una multinacional con sede en Canadá, respectivamente
José y Raquel se mudaron de Barcelona a Ferrol, donde teletrabajan para una empresa catalana y una multinacional con sede en Canadá, respectivamente JOSE PARDO

Dos familias que se mudaron a la urbe naval a raíz de la pandemia revelan lo que han ganado con la mudanza: «Aquí tenemos mucha más calidad de vida»

17 nov 2021 . Actualizado a las 22:05 h.

Mientras la falta de oportunidades laborales sigue obligando a muchos ferrolanos a hacer las maletas y emigrar, hay a quienes la pandemia les ha dado el empujón que necesitaban para recorrer el camino a la inversa y establecerse en la urbe naval en busca de una vida más tranquila, con menos estrés y muchas más facilidades para acceder a la vivienda y conciliar. Y todo gracias al «bum» del teletrabajo.

Entre esos nuevos vecinos que se han incorporado al padrón municipal se encuentra la ferrolana Raquel Vilariño, una diseñadora de productos digitales que a los veintiséis años decidió mudarse a Madrid atraída por una oportunidad laboral. Allí conoció al que hoy es su pareja, José Aparicio, y al cabo de un tiempo ambos pusieron rumbo a la isla de Malta —donde vivieron seis años y nacieron sus dos hijos—, para después dar el salto a Barcelona. Cuando estalló la crisis sanitaria, los dos trabajan en una oficina física de la Ciudad Condal: ella para la plataforma Wallapop, y él para Stockcrowd, una empresa catalana especializada en la captación «on line» de fondos para oenegés y entidades del tercer sector. «Con el confinamiento de repente nos vimos pasando las 24 horas del día en un piso de 50 metros cuadrados, con dos niños pequeños y sin apenas espacio para poder teletrabajar», rememora Raquel.

Aquello fue el detonante que les animó a materializar un proyecto que ya llevaba tiempo rondándoles la cabeza. «Nos apetecía un plan de vida más tranquilo y a largo plazo con los niños y pensamos que si seguíamos trabajando en remoto podríamos mudarnos a Ferrol», explica Raquel. La suerte estaba de su parte y así sucedió. En la empresa de José instauraron de forma oficial el teletrabajo para los empleados que quisieran seguir en esa modalidad, mientras que Raquel encontró un nuevo empleo en Shopify —una multinacional del comercio electrónico con sede en Canadá—, que le ofreció esa misma posibilidad.

José y Raquel, retratados en el nuevo piso con terraza que acaban de comprar en A Magdalena
José y Raquel, retratados en el nuevo piso con terraza que acaban de comprar en A Magdalena JOSE PARDO

En la Navidad del 2020 se trasladaron a Ferrol y su vida entonces dio un giro de 180 grados. Aunque José reconoce que los primeros meses fueron «muy duros» —porque les pilló en plena tercera ola, con las calles vacías por las restricciones y lloviendo sin parar—, cuando se cumple casi un año de su nueva vida en Galicia su balance es positivo. «Aquí tenemos mucha más calidad de vida y menos estrés», resume Raquel, que ahora está más cerca de su familia y sus amigas de toda la vida.

De pagar 900 euros por un piso minúsculo en el barrio de Gracia pasaron a alquilar uno de 130 metros cuadrados por 450 euros en pleno centro de Ferrol. Y ahora se acaban de mudar a otro de la misma superficie que han comprado por un «precio razonable» en la calle María. «En Barcelona sería imposible algo así, tendríamos que trasladarnos a las afueras porque en el centro los precios son desorbitados», dice José, que también aprecia de su nueva vida que su hijo mayor pueda «volver solo del colegio» o poder plantarse en la playa en apenas cinco minutos en coche. 

«Ferrol podría convertirse en un buen destino para atraer a gente como nosotros, que busca otra forma de vida lejos de las grandes ciudades gracias al teletrabajo, pero para eso hace falta una intención política, con medidas que faciliten el acceso a Internet, creación de espacios de coworking... Y también regular los alquileres, para que los precios no se disparen», reflexiona José. ¿Algún ‘pero' que ponerle a la mudanza? Ambos no le ven nada malo al cambio, aunque José apunta algo que sí le preocupa: «la falta de oportunidades de futuro para los niños».

«Ferrol es una ciudad muy cómoda para vivir»

Celia y Julián, retratados en la plaza de España junto a su hijo de casi dos años, Julián «júnior»
Celia y Julián, retratados en la plaza de España junto a su hijo de casi dos años, Julián «júnior» JOSE PARDO

La distancia que tuvieron que recorrer Celia Vilasánchez y su familia para establecerse en Ferrol no fue tan grande —apenas 50 kilómetros—, pero su vida también ha cambiado «a mejor». Antes de la crisis sanitaria, esta ferrolana residía en A Coruña junto a su pareja, el madrileño Julián Abad, director creativo ejecutivo de la empresa de publicidad Wise. «Yo me había mudado allí varios años antes, en el 2012, huyendo del estrés y el ritmo de vida loco de Madrid», comenta Julián, que siempre sintió predilección por Galicia debido a que tiene raíces familiares en Río Castro (Limodre, Fene).

Con la llegada del confinamiento, todo el equipo de Wise se pasó al teletrabajo y entonces la familia vio la oportunidad de trasladarse a Ferrol. «Tenemos un niño que está a punto de cumplir dos años, y de esta forma podríamos estar más cerca de los padres de mi mujer y ella no tendría que conducir tantos kilómetros para acudir a su trabajo como profesora en Mugardos», explica Julián.

Lo suyo fue dicho y hecho. En agosto del 2020 la familia trasladó su hogar del barrio herculino de Os Castros a la ferrolana plaza de la Ilustración. Y tanto Julián como Celia aseguran que han ganado en todos los sentidos. «Pagamos lo mismo de alquiler, pero allí vivíamos en un piso de 70 metros y aquí tenemos uno de 130», anota Celia. Y además, «Ferrol es una ciudad muy cómoda, que tiene de todo y en la que podemos ir a todos los lados caminando», subraya a renglón seguido Julián.

En cuanto al teletrabajo, el publicitario asegura que funciona de maravilla. «Una vez a la semana me desplazo a A Coruña para reunirme con clientes o con mi equipo, pero para mí es un paseo. Yo siempre digo que es como ir del Escorial a Madrid, pero con menos tráfico y sin atascos», comenta. Además, con las nuevas herramientas digitales, Julián asegura que desde Ferrol se puede trabajar para clientes de toda Galicia y en colaboración con profesionales de cualquier punto del planeta. «En el equipo de la campaña que hicimos para la Cocina Económica de Ferrol, el fotógrafo era de Madrid y la ilustradora de Argentina», señala en referencia a uno de los últimos trabajos de Wise, un estudio que también ha diseñado acciones publicitarias para entidades como Turismo de A Coruña, la Diputación de Ourense o Bonilla a la vista.   

Además de todos esos puntos a favor, Celia añade que el hecho de que su hijo pueda crecer en contacto con sus abuelos es algo que no tiene precio: «Reconozco que yo era una de esas personas que reniegan de Ferrol y decía que no quería volver, pero ahora me encanta y solo le veo ventajas». ¿Y no echa de menos A Coruña? «Para nada, porque está ahí al lado y puedo ir cuando quiera».