Marina García López: La productora de cine social con Goya que cambió Madrid por Noia

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

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De su estancia en Uruguay para realizar la tesis surgió el premiado «Frágil equilibrio»

13 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Una entrevista al expresidente de Uruguay José Mújica que se va enlazando con la historia de varias familias desahuciadas en Madrid, personas que arriesgan su vida para cruzar la frontera de Melilla y ejecutivos de Tokio que viven al límite por su elevada carga de trabajo es el germen de Frágil equilibrio, el documental que esta noche se proyectará en la Mostra de Curtas. El trabajo, que en el 2017 fue merecedor de un Goya, tiene un vínculo especial con la villa medieval a través de su productora, Marina García López (Madrid, 1989). Desde hace un par de años, la cineasta vive en Noia, donde fijó su residencia por amor y por proximidad a sus raíces maternas, que están en O Pindo.

Fue en el 2014 cuando, junto a su hermano Guillermo García, que es el director del trabajo, Marina consiguió una entrevista con Mújica centrada en su discurso humanista. Por aquel entonces, ella residía en el país sudamericano, a donde se marchó para preparar una tesis doctoral sobre la vanguardia gallega en el río de la Plata durante los años 30, tras culminar los estudios de Historia del Arte en Compostela. Con Frágil equilibrio puso en marcha su propia productora, Sintagma Films, y el arranque no podía ser mejor: «El Goya nos abrió muchas puertas y nos impulsó a llegar donde estamos ahora, pero lo que no cambió fue nuestra filosofía. Sintagma produce proyectos creativos y de carácter social, porque es lo que sentimos dentro».

Explica que investiga aquellos temas que llaman su atención y utiliza luego el arte como herramienta para buscar el cambio. En esa forma de trabajo se enmarcan los proyectos que ya tiene en marcha Marina García con Sintagma. Son dos piezas que parten de una misma base: las condiciones de vida en los asentamientos ilegales de la Cañada Real madrileña.

Un corto y un largo

El objetivo de la productora es rodar a comienzos del año próximo un cortometraje, Aunque es de noche, y en el 2023, un largometraje, Ciudad sin sueño. «La localización ya tiene una implicación social importante, pero son historias de ficción, que narran las vivencias de un adolescente gitano que comparte sus experiencias con dos amigos, en un contexto que se complica con un desalojo», apunta la cineasta.

Lógicamente, los rodajes se realizarán en Madrid, donde está la sede de Sintagma Films, pero las distancias no son un problema para Marina García: «Las nuevas tecnologías ofrecen muchas facilidades, aunque es cierto que tengo que viajar mucho». Desde Noia, una tierra que junto con O Pindo ha conseguido atrapar a la cineasta, comparte su labor como productora con otros encargos: «Trabajo para la Fundación Castelao y dirijo Arte como Educación, una residencia artística con la que ya estuve en Chile y en marzo del año que viene me iré a Colombia».

Esta noche, la cineasta revivirá en su nueva casa, Noia, el éxito que tuvo en el pasado Frágil equilibrio: «Me apetece mucho, porque es una manera de compartir con la que hoy es mi gente este trabajo que me cambió la vida y de seguir dándole vida. Además, la Mostra de Curtas tiene un nivelazo». Añade que, en cierta medida, se sorprendió al comprobar la relevancia del festival noiés: «Por aquí pasan trabajos muy interesantes, lo que demuestra que desde lo local también es posible entrar en un mundo tan global y difícil como es el audiovisual. Este tipo de iniciativas son muy resolutivas en el ámbito cultural de una localidad».

Evidentemente, el documental se proyectará al margen de la sección oficial de esta vigesimosegunda edición del festival noiés, un certamen en el que a Marina García no le importaría participar en el futuro, compitiendo con otras cintas llegadas de los más diversos rincones del mundo: «Quien sabe si en un par de años no estoy en la Mostra de Curtas con Aunque es de noche. Ojalá».