«Los que vienen ahora buscan muchos peros»

E. Forján

RETORNADOS

PACO RODRÍGUEZ

Rosana Gómez, argentina afincada en Santa Comba, donde su familia logró salir adelante con esfuerzo

27 ago 2020 . Actualizado a las 12:31 h.

 Los gallegos emigramos entre los siglos XIX y XX, siendo Argentina el principal país de la diáspora, y en los años del franquismo, las remesas enviadas a Galicia por emigrantes y exiliados eran fuente de desarrollo. En el XXI se produjo un movimiento a la inversa, de argentinos y ciudadanos de otros países de Latinoamérica que emigraron a España buscando un futuro mejor. Es el caso de Rosana Gómez, de padres españoles, que junto a su marido Julio y sus dos hijos, decidieron instalarse en Santa Comba, donde en la actualidad regentan la panadería A Nova Cabarte, en la avenida de Brasil, siendo los primeros emigrantes argentinos que allí se instalaron hace dos décadas. 

Su caso es igual al de otros muchos que decidieron buscar un futuro mejor para sus hijos. «En Argentina, mis hijos no tenían futuro. Y aunque los primeros años fueron muy duros, gracias al esfuerzo, el sacrificio y a la ayuda de la familia, conseguimos salir adelante», desvela Rosana, quien recuerda que sus hijos tenían cinco y diez años, respectivamente «y prácticamente no teníamos nada, hasta el punto de que la mesita de noche era una caja de cartón y trabajábamos en todo lo que podíamos. Recuerdo que la gente nos decía que veníamos a quitarles el trabajo a ellos», apunta.

Echando la vista atrás se siente «muy satisfecha» por todo lo conseguido: «Cierto es que nadie nos dio ninguna ayuda oficial, por eso no entiendo a la gente que viene ahora y busca muchos peros. En nuestro caso, gracias a la ayuda de la familia que ni siquiera nos conocíamos, pero que confiaron en nosotros, así como en la gente que nos ofreció trabajo», entre los cuales destaca a los propietarios de A Nosa Taberna, «donde me trataron muy bien». Más tarde abrió su propia pastelería «Ros», al frente de la cual estuvo diez años hasta que terminó cerrando por la crisis del ladrillo. De ahí, pasó a trabajar en la panadería, donde le ofrecieron cogerla. En la actualidad, trabaja con su marido y cuentan con cuatro repartidores.