«Con la pensión que me quedó de Suiza, en Galicia vivo mejor que allí»

RETORNADOS

Pepe Sordo cambió Friburgo por O Grove el año pasado, tras jubilarse

22 ene 2020 . Actualizado a las 11:08 h.

Como turista y acompañando a su hermano. Así llegó Pepe Sordo a Friburgo cuando tenía 19 años. «Fui a ver si me gustaba, pero al principio no me gustó nada, quería volver», recuerda. Llegó a hacerlo en varias ocasiones, pero las oportunidades laborales siempre le llevaban de vuelta a la ciudad Suiza: «Fregué platos, trabajé en un restaurante haciendo pizzas... ¡hasta 200 al día hacía!». Al final, fue el amor el que lo retuvo en el país helvético, tras conocer a su mujer, Aurora, de origen asturiano.

En Friburgo crearon un hogar, tuvieron un hijo y dejaron transcurrir los años. Hasta que Pepe, que va a cumplir los 66, se jubiló el año pasado: «Entonces me dije: me voy para la tierra, que con la pensión que me queda vivo mejor en Galicia que aquí», cuenta. Y es que, aunque reconoce que la ciudad en la que ha pasado más de media vida le encanta, también apunta que la vida allí «se ha puesto muy cara; solo en sanidad se te van 1.000 francos al mes, más de 900 euros. Los peajes, sin embargo, son mucho más baratos. En Galicia la circulación está carísima».

Más allá de las razones económicas, su hijo trabaja en la factoría viguesa de Citröen desde hace más de diez años. «Así que por si vienen los nietos, estamos más cerca», bromea.

A finales de primavera hará un año que el matrimonio se instaló en San Vicente do Mar (aunque Pepe es natural de Xermade, en Lugo). Él, de momento, no echa de menos su vida en Suiza, donde no deja ningún pariente porque sus hermanos ya retornaron antes que él. Tras meses de mucho papeleo -«aquí maréante moito, en Suiza é todo máis rápido», asegura-, dedica el tiempo a caminar y tomar algún café, aunque ya le ronda por la cabeza la idea de apuntarse a algún curso. «Me apetece aprender a tocar la gaita, al menos un par de canciones para montar alguna juerga con los amigos», confiesa con buen humor.