Esperanza demográfica: una beca que vale dos nuevos gallegos

Olga Suárez Chamorro
Olga Suárez REDACCIÓN / LA VOZ

RETORNADOS

Oscar Vázquez

Juan Carlos Fernández, hijo de emigrantes, ha conseguido un trabajo en Vigo tras cursar un Máster becado por Emigración. Y en unos meses será padre

08 oct 2019 . Actualizado a las 14:57 h.

Juan Carlos Fernández Calvo es una luz en el ensombrecido drama demográfico de Galicia. Y lo es por partida doble: primero, porque es uno de esos emigrantes que han decidido retornar a la tierra que dejaron sus familiares; es más, no solo él dejó la Venezuela que le vio nacer, sino que también lo hicieron en los últimos años sus padres, sus hermanos y su mujer. Y segundo, porque en unos meses nacerá, ya en Galicia, su hijo. 

Su historia emigrante se remonta a los años cincuenta, cuando su abuelo decidió poner rumbo a América. Le siguieron, en 1961, su abuela y sus dos hijos. Hicieron su vida allí y su padre, que llegó a tierras cariocas con 7 años, se casó con una emigrante valenciana. Así que Juan Carlos creció con muchas influencias españolas, sobre todo gallegas, reconoce.

La crisis de Venezuela provocó que en el año 2016 su abuela, originaria de Nigrán, y sus padres y sus hermanas, tomaran la decisión de volver a Galicia. Por aquel entonces, Juan Carlos ya era ingeniero zootécnico y se trasladó a Estados Unidos a hacer un curso de inglés. A su regreso ya tenía claro que debía tomar el mismo camino que su familia, pues la situación en su país era cada vez más inestable. Entonces llegó una llamada de su madre avisándole de unas becas de la Xunta para emigrantes que quisieran continuar sus estudios en Galicia y, de paso, retornar a Galicia. Se trata de las Bolsas Excelencia Mocidade Exterior, convocadas por la secretaría xeral de Emigración y de las que este curso se van a beneficiar 150 jóvenes.

Juan Carlos revisó todos los cursos a los que podía optar y eligió un Máster de Acuicultura que se impartiría en las tres universidades gallegas; como sus padres ya vivían en Vigo, él se postuló para una de las plazas reservadas en este campus. «En mi caso, me puntuó mucho el hecho de que tanto mi padre como mi abuela hubieran nacido en Galicia». Tras echar la solicitud, en mayo del 2017 compró el billete y puso rumbo a su nuevo destino, aún sin saber si se la habían concedido o no. Un mes y medio después llegaba la confirmación y en septiembre comenzaba el curso.

Galicia no era desconocida para este joven venezolano, no solo porque en su casa las comidas y las costumbres tenían mucho de gallego, sino porque viajó en varias ocasiones durante su infancia a conocer la tierra de sus padres. El máster que cursó constaba de 90 créditos, de los que 30 eran prácticos. «La última parte la cursé en la planta de especies marinas del Oceanográfico de Canido». Y allí es donde ha conseguido su primera oportunidad laboral en Galicia, un contrato de 40 horas mensuales en la empresa Eulen, que realiza tareas de mantenimiento en el instituto público. «Trabajo todos los fines de semana, los festivos y además cubro algunas bajas. No es mucho, pero está muy bien para empezar», explica. Lo que tiene claro es que se va a quedar en Galicia, más aún ahora que va a ser padre. «Mi mujer es venezolana y aunque lo pasa un poco peor porque tiene a toda su familia allí, tomamos la decisión porque aquí estamos mucho mejor».

Unas becas contra la fuga de cerebros

Este programa de becas está incluido dentro de la Estratexia Retorna de la secretaría xeral de Emigración para motivar el retorno de los gallegos que viven en el Exterior, tanto los hijos de emigrantes, como los jóvenes nacidos en Galicia que se han visto obligados a buscar oportunidades laborales en otros países. La convocatoria de este año ha tenido una gran demanda, según los datos facilitados por el departamento que dirige Antonio Rodríguez Miranda: 583 personas iniciaron los trámites, aunque finalmente fueron 423 los que presentaron la solicitud. De ellos, fueron elegidos 150 y 25 quedaron en lista de espera. De los admitidos, 26 nacieron en Galicia, mientras que el resto son hijos o nietos de emigrantes.