Los venezolanos se organizan para ayudar a quienes llegan a Pontevedra

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

RETORNADOS

Ramón Leiro

«Vienen desesperados y sin saber a qué Administración ir para el papeleo», dicen

02 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Venezolanos afincados en Pontevedra desde hace tiempo reconoce que fueron muchas las ocasiones en las que les tentó la idea de fundar un colectivo en la urbe del Lérez. La meta es que sirviese para organizar actos culturales, jornadas gastronómicas con arepas y demás exquisiteces de su país... Pero siempre lo fueron dejando. Hasta ahora. Crearon una asociación para ayudar a los retornados o a quienes, sin nacionalidad, están llegando a esta tierra. «Nunca pensamos que el colectivo tendría este fin social. Pero ante la oleada de ciudadanos que llegan... hay que ayudarles. Vienen desesperados y sin saber a qué Administración ir para el papeleo. Los que estamos aquí tenemos que tirar de nuestros compatriotas recién llegados», dice uno de los directivos.

La idea de ayudarse entre ellos la han sacado de otros colectivos similares que ya hay en Vigo y en Ourense. Quieren, sobre todo, informar a los que llegan de los trámites burocráticos que tienen que sortear. También asesorarles sobre las ayudas a las que pueden aspirar o empujarles a que se formen para buscar empleo. Cuentan con Facebook y página web -ambos llamados Asovedra- y esperan aglutinar al menos 200 socios. Esa es la cantidad de personas que ahora mismo tienen en el grupo de WhatsApp con el que operan para ir informando de las novedades. Tienen constancia de que, como mínimo, llegaron en el último año 300 familias a la zona.

«Estamos en la mejor ciudad, no hay duda»

Lourdes Bustamante y Bernardo Gamallo son dos de los venezolanos que decidieron organizarse para ayudar a los recién llegados. Ella todavía está en proceso de aclimatación, ya que lleva solo ocho meses en España, aunque tiene claro qué opina de Pontevedra, su urbe de acogida: «Estamos en la mejor ciudad, no hay duda», dice. Bernardo, sin embargo, lleva desde 1996 en España. Se vino cuando Venezuela aún era un lugar habitable. A los dos les une lo mismo: las ganas de ayudar a quienes llegan «desesperados».

 Bernardo lo hace sin dejar de quedarse perplejo, porque no reconoce a su país de origen en las cosas que le cuentan. «Cuando yo me vine por cuestiones familiares, ya que soy hijo de gallegos, nada era así», confiesa este hombre de 41 años. Lourdes, sin embargo, tiene muy reciente su experiencia. Abogada de procesión, ejerció hasta el último día en Barquisimeto. Cerró la puerta de su casa como si fuese a la compra. Pero no volvió. «Te vas con lo puesto, no vendes nada. Solo tienes que pensar que salir ya es un privilegio», cuenta. Vino a Pontevedra porque aquí tiene un hermano. Se trajo con ella a su hija pequeña y a su madre. Tienen protección internacional, pero aún está haciendo trámites para poder trabajar dentro de la legalidad. Sabe que no volverá a ser letrada: «Convalidar los estudios me llevaría años. Buscaré trabajo de lo que sea», sostiene.

 

Esta mañana empieza un curso llamado «Kit de bienvenida», que será gratuito

Para que quede claro su propósito de ayudar a quienes llegan a Pontevedra, el nuevo colectivo de venezolanos afincados en la urbe del Lérez organiza un curso llamado «Kit de bienvenida» que ya tuvo lugar con éxito y en distintas ocasiones en Vigo. Empieza esta mañana en la Casa da Luz (sala Os Bolechas) y se prolongará hasta el viernes en horario de mañana. Los encargados de impartir este curso son un educador social, Manuel Méndez, y una orientadora laboral, Conchi López. Ayer por la mañana se habían inscrito ya unas quince personas y se aguardaba que el número siguiese creciendo.

Manuel Méndez señalaba ayer que el curso consta de distintas partes. Para empezar, se intenta familiarizar a los recién llegados con el funcionamiento de la Administración. «Tienen que saber qué es un Concello, una Diputación o la Xunta, y a qué lugares deben dirigirse», señaló. Dijo también que se dan consejos tanto a los retornados que tienen la nacionalidad y, por tanto, pueden acudir a los servicios públicos a demandar empleo como a aquellos «que están en situación irregular y la única opción que tienen es ir mirando los anuncios de los tablones e intentar conseguir algo para ir tirando».

Señaló también que otro de los objetivos es fomentar que se formen y que sí o sí traten de convalidar los estudios que ya tienen. «Muchas veces no le dan importancia a eso y sí la tiene», dijo Méndez, que señaló que por su experiencia con estos cursos en Vigo sabe que la mayoría llegan muy frágiles emocionalmente hablando. Y que también este curso les ayuda a ese nivel.