En el último año y medio numerosos gallegos (y de otros lugares) se han ido de Londres
15 jun 2022 . Actualizado a las 11:11 h.«El éxodo ha sido brutal. Familias enteras se han ido y se van». Quien lo cuenta es el transportista Celso Sotelo, un veterano de la carretera entre Inglaterra y Galicia (y otras partes de España), pese a tener solo 43 años. Fue taxista en Londres y tiene la empresa Transportes Galicia. Veterano de la carretera y del mar, porque sus trayectos hasta la Península los realiza en los ferris del Cantábrico, de Portsmouth o Plymouth hacia Santander (los que más) o Bilbao. Uno de ellos, el Galicia, de Brittany Ferries.
Sotelo, con raíces paternas en Carballo, relata su experiencia en este último año y medio justo tras acabar de cargar una mudanza, la enésima, de una familia gallega que regresa. Las cifras oficiales aportan mucho, pero llevar tantos meses cargando y descargando sin parar es una buena radiografía de los cambios en el Reino Unido. «Desde el brexit se ha ido muchísima gente, incluso la que tenía trabajos muy buenos. Gente que piensa que, como no la quieren, nos vamos», explica. Él mismo se lo está planteando muy seriamente, y trabajar después desde Galicia. «Yo le estoy muy agradecido a este país, pero ahora a veces hay como una sensación de no bienvenida», explica. No es solo el brexit, la pandemia también ha influido. Y las marchas no son solo a España, también a países como Irlanda, por seguir en la UE.
También han dejado Londres y el Reino Unido en general numerosos enfermeros, un colectivo que fue especialmente numeroso. Por el brexit, por lo «quemados» que han quedado por la pandemia, o por ambos factores, además de encontrar trabajos en sus respectivos países.
Melania Abelenda Castro, de Santa Comba, lleva casi seis años en el University College London Hospital, en el que el vimiancés Gonzalo Santos López acumula ya muchos años. Ambos coinciden en la salida del trabajo y valoran la situación: «Marcharon moitos, e seguen índose». Gonzalo apunta que «a xente que tiña dúbidas, veu o brexit e xa deixou de telas. En España ademais empezou a haber moitas opcións, xuntouse todo, non é só por unha causa», añade. «E que co covid moveuse moito en España. Pero aquí non tivemos trabas. Os que estabamos de antes non notamos diferenzas», dice Melania. «Cando foi o do brexit si que te plantexas cousas, porque non sabes como será todo no futuro, pero ao ver que todo seguía igual para nós, non me preocupou», señala la enfermera. El gran cambio es que ya no están llegando españoles ni europeos para estas plazas, ahora aterrizan de países como Filipinas, por ejemplo.
Seve Figueiras Lestón, de 35 años, es de Esteiro, Muros. Este enfermero cumplirá el lunes ocho años en Londres, donde es supervisor de área en tres hospitales de un complejo sanitario. Ve cambios en varios aspectos, por ejemplo cómo ha subido el nivel de la vida, los gastos diarios, las reposiciones de mercancía en los supermercados no son tan rápidas como antes, los materiales no llegan tampoco igual, hay más producto británico en las estanterías, falta personal de enfermería (que antes llegaba mucho del sur de Europa). Los trámites burocráticos son ahora mayores en todos los sentidos, incluidos para tener un contrato en enfermería, donde piden un mínimo nivel de inglés, por ejemplo (y no bajo).
Junto a Seve habla su marido, Wanderley Andrade Júnior, brasileño, que trabaja en la hostelería, un sector que se ha visto muy afectado por los dos años de paro, con empresas que (como todas) han debido devolver el dinero de las ayudas, de ahí que la situación sea complicada para algunas. Y faltan trabajadores: «Marcharon moitísimos, que non regresaron. E pecharon moitas tendas», dice. Seve, como todos los sanitarios, trabajó muchísimo, y echa en falta mayor reconocimiento social para todo lo que se hizo durante la crisis sanitaria.