El Camino Inglés ya traspasa las fronteras de Galicia

Cristóbal Ramírez

REINO UNIDO

CRISTOBAL RAMIREZ

Manuel Mirás, presidente de la asociación de concellos, destaca su valor cultural

28 nov 2019 . Actualizado a las 12:58 h.

Salida de la peregrinación en el monasterio de Finchale, el punto de origen del Camino Inglés

[cristóbal ramírez] A pesar de que en las redes sociales abundan las quejas por la cantidad de asfalto que ofrece el Camino Inglés desde que se cambió su trazado hace un par de años, la ruta jacobea va haciéndose mayor. En número de peregrinos está prácticamente empatada con el Camino Primitivo y casi con el del Norte, aunque sin posibilidades de alcanzar al Portugués («Tampoco queremos sufrir aquí esa masificación, desvirtuaría el sentido histórico que tiene y no hay que olvidar que el tramo desde A Guarda es un mero y reciente invento turístico», en palabras de Antonio Leira, concejal de Oroso y responsable local del tema). Pero en algo gana a las otras: en proyección internacional.

En efecto, el esfuerzo conjunto de la Diputación Provincial y de la Xunta, junto con el mencionado Concello de Oroso, ha permitido localizar primero y señalizar después el comienzo del Camino Inglés justo en Inglaterra, muy cerca de la ciudad de Durham y atisbando en la lejanía las tierras escocesas. De hecho, dos representantes del organismo provincial coruñés pusieron allí en marzo pasado la primera flecha amarilla. Hoy en día ya nadie se pierde al andar por ese condado británico, lo cual equivale a decir unos cuarenta kilómetros. 

Fuerte impulso en Inglaterra

Según Penélope Johnson, secretaria de Friends of Finchale (equivalente a una asociación de amigos del Camino), «desde hace cinco años todo lo que es el fenómeno jacobeo ha cogido aquí un fuerte impulso, y desde luego queremos dar las gracias a los que nos han ayudado desde Galicia».

Y es que se ha pasado de la indiferencia absoluta por parte de instituciones como la catedral de Durham -anglicana y desde hace decenios patrimonio de la humanidad- a recibir a los peregrinos y cuñarles la credencial. Una credencial impresa por la Diputación y que es reconocida por la Iglesia católica. Un detalle este no menor, puesto que si el tramo gallego se inicia en A Coruña se suman los kilómetros, de tal manera que el peregrino ya tiene así en su haber los cien que, como mínimo, exige la Iglesia para obtener la compostela.

Por su parte, Manuel Mirás, al frente de la recién creada Asociación de Conellos do Camiño Inglés, resalta el aspecto cultural: «¡Claro que para os 18 concellos que o compoñen é dun gran valor económico! Pero xamais debemos esquecer que se a xente vén é porque ten en si un enorme valor histórico e cultural».

En principio, todo pinta de color rosa para el Camino Inglés. Las estadísticas de peregrinos apuntan a un alza moderada, y eso implica que «esta é unha ruta atractiva e ao mesmo tempo sustentable», en palabras de Antonio Leira. Solo tiene dos sombras que no llegan a nubarrones: los vanos intentos de inventarse otros caminos cercanos careciendo de base histórica alguna y la amenaza al largo tramo de Ordes que puede verse dañado en forma de un parque eólico.