«Hay embarazadas españolas que evitan citas médicas por miedo a que les cobren»

Rita Álvarez Tudela LONDRES / E. LA VOZ

REINO UNIDO

R. Á.

Enfermeros de España que trabajan en hospitales británicos carecen de información sobre la nueva norma para atender a foráneos

08 feb 2017 . Actualizado a las 11:56 h.

«Ahora misma la norma no se está aplicando y no tenemos nada de información», cuenta Virginia Baena, una española que trabaja como enfermera en el North Middlesex Hospital en el norte de Londres, sobre la medida anunciada por el ministro de Sanidad del Reino Unido, Jeremy Hunt, diciendo que los hospitales públicos británicos van a cobrar, a partir del próximo mes de abril, a personas extranjeras no residentes.

Baena explica que, si llega un paciente con un dedo roto al hospital, puede llegar a tardarse hasta cinco días en comprobar su residencia. «Ir al hospital es un derecho básico y esencial. Esta medida no es nada práctica. ¿Dejamos sin atender al paciente esos días?», cuenta. Esta enfermera reconoce que la situación derivada del triunfo del brexit y las medidas que se están tomando son un tema recurrente en la conversación con otros compañeros. «Hay muchos europeos trabajando, pero también tenemos muchos pacientes. Lo que hemos notado es que hay muchas mujeres embarazadas españolas, polacas y sudamericanas que no van a las consultas durante la gestación por miedo a que les cobren por las citas. Eso puede repercutir en su estado de salud y en el del feto, si hay cambios en los signos vitales que no se pueden comprobar en las revisiones. Si no lo vemos hasta el momento del parto, puede que sea demasiado tarde y que no se pueda hacer nada», lamenta.

En el caso de Joana, una enfermera de cuidados intensivos en un hospital del este de Londres, cree que «la salud es un derecho universal» y apunta cómo «su trabajo como enfermera es tratar al paciente, pero no comprobar si tienen los papeles en regla y su estatus». Mientras, Laura, una enfermera gallega, reconoce que ni ella ni otros compañeros están al tanto de esta medida en el hospital en el que trabajan. «No tenemos ningún problema con los visitantes del extranjero que utilizan nuestro sistema sanitario, mientras que realicen la aportación económica correspondiente», se apresuró a decir el ministro de Sanidad, Jeremy Hunt. Prometió así que el dinero que se ahorre con la nueva ley, alrededor de 580 millones de euros al año, retornará al sistema sanitario. 

Programa piloto

El pasado mes de junio se inició un programa piloto en el que se estudiaba a pacientes de 20 hospitales del sistema sanitario británico (NHS) que eran sometidos a operaciones de cadera y rodilla. Estos enfermos fueron obligados a mostrar pasaportes y una copia de una factura de gas, luz o teléfono para identificarse y evitar ser catalogados como turistas de la salud. Cuando el plan sea oficialmente puesto en marcha, si un paciente extranjero no residente en Reino Unido no puede aportar este tipo de documentos, se le cobrará por adelantado por los servicios sanitarios, a menos que sea un caso urgente.

El plan se puso en marcha en colaboración con el Ministerio del Interior y la mitad de los hospitales elegidos estaban en Londres. Se trataba de centros como el St. George's Hospital, el St. Thomas Hospital o el King's College Hospital. Con esta acción, los conservadores se mostraban convencidos de que se aseguraría que «la atención médica gratuita solo se proporciona a los que tienen derecho a ella».