Concentración ante el consulado español en Londres en protesta por el trato a la familia de Irene

Olga Suárez Chamorro
Olga Suárez REDACCIÓN

REINO UNIDO

Denuncian el «desamparo absoluto» de los padres de Irene, una emigrante catalana en Londres que murió atropellada por unos coches que hacían una carrera ilegal

12 ene 2015 . Actualizado a las 09:15 h.

Un centenar de personas se concentraron ayer sábado a las once de la mañana ante el consulado español en Londres en protesta por el trato dado por la embajada a la familia de Irene, la emigrante catalana fallecida en la capital británica tras ser atropellada por un coche que participaba en una carrera ilegal.

Los congregados, miembros de la comunidad española en Londres, guardaron un minuto de silencio y mostraron una pancarta con el lema «Irene somos todos».

Además leyeron un comunicado ante el consulado para denunciar la situación de «desamparo absoluto» con el que se encontró la familia de Irene tras el accidente de su hija. Explicaron como los padres estuvieron «totalmente perdidos y sin saber que hacer en un país desconocido y con una lengua que no hablan». Así, denunciaron que fue una prima de Irene la que ayudó a la familia en esas trágicas circunstancias ya que «el consulado y la embajada de España en Londres no solo no se han puesto en contacto con la familia sino que ni siquiera se dignan a devolverles las llamadas».

«Sin ninguna ayuda»

Destacaron además que la familia no recibió ninguna ayuda, «ni un intérprete, ni un psicólogo, ni un abogado, ni un lugar donde alojarse». Recordaron que el jucio a la persona que conducía que vehículo que atropelló a Irene y a su novio tendrá lugar en principio a finales de marzo y se preguntaron «quien va a mantener informada a la familia».

Antía Vegas, emigrante gallega en Londres y una de las asistentas a la concentración, asegura que el consul José Riera les atendió ayer y que les confirmó que la familia no había recibido el apoyo de ningún traductor ni psicólogo y que nadie de la embajada o del consulado había ido a visitarla al hospital. También explica que les aseguró que ya han contactado con el padre y con una tía de Irene y que estarán presentes en el juicio.

Trágico accidente el 27 de diciembre

La vida de Irene Rodríguiez Caballero se truncó el pasado 27 de diciembre, cuando paseaba con su novio, Jonatan Bosque, por una calle de Londres, la ciudad a la que había emigrado hace seis meses. La pareja fue atropellada por uno un coche que participaban en una carrera ilegal. Ella murió y él sufrió heridas graves. Los responsables del homicidio fueron detenidos aunque después fueron puestos en libertad con cargos.

La carta de despedida a Irene que Jonatan publicó en su perfil de Facebook el 4 de enero ha emocionado a miles de personas pero también se ha convertido en un alegato para pedir justicia a las autoridades británicas: «Una vez recupere la independencia, salga de peligro y esté en la calle, lucharé con todas mis fuerzas para conseguir que los culpables que han provocado este desgraciado incidente sean castigados con todo el peso de la Ley. Iniciaré una campaña de presión judicial y mediática solicitando 'Justicia para Irene - Justice for Irene'».

El padre de Irene relató lo sucedido a su hija al programa Hablar por Hablar de la Cadena Ser, un testimonio desgarrador en el que además deja constancia de la impotencia que sintió la familia al verse totalmente abandonada por las autoridades españolas. Según cuenta, el día 28 (uno después del accidente), unos policías llamaron a su casa para avisarles de que su hija «había tenido un accidente muy grave y que teníamos que volar a Londres». Sin saber nada más. «Estuvimos dos días y dos noches desatendidos, sin un psicólogo, sin un intérprete...», solo con la ayuda de una prima de Irene, que viajó con ellos por sus conocimientos del inglés. Según el barceonés, «llamamos a la embajada y nos trataron como perros, hemos ido alli y no somos nada». Por el contrario, destacan el buen trato recibido por parte de la policía británica y por los españoles que trabajan en el hospital de Oxford, donde ingresó su hija.