Alba Colina: «La gente compra vuelos a la desesperada, gastando todo lo que tienen para poder volver a España»

Ana Lorenzo Fernández
Ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

OCEANÍA

La joven boirense se quedó atrapada en Australia cuando cancelaron su vuelo durante casi una semana, hasta que finalmente pudo subirse ayer a un avión

28 mar 2020 . Actualizado a las 14:23 h.

El sueño australiano que esperaba vivir la boirense Alba Colina acabó convirtiéndose en una auténtica pesadilla por culpa del coronavirus. La joven barbanzana, que estudió Comunicación Audiovisual en Pontevedra, decidió volar allí hace unos meses para «mejorar mi inglés y porque me parece un país digno de conocer por su naturaleza». Consiguió un visado de estudiante, que le permitía residir allí medio año, al mismo tiempo que también podía trabajar, por lo que no tardó mucho en ser contratada como camarera en el Hotel Palazzo de Versace de la ciudad de Gold Coast, situada en la costa este.

Hasta aquí todo iba perfecto, e incluso ya se planteaba renovar el permiso de residencia cuatro meses más para regresar a Galicia en octubre. Sin embargo, todos sus planes se truncaron «cuando el mundo se volvió loco y comencé a vivir en un completo estado de confusión».

Alba explica que mientras ella paseaba tranquilamente por una playa, sus padres ya le contaban que aquí estaban encerrados, y le recomendaban que se quedara en Australia, esperando que allí no se agravara tanto la situación. Pero el avance de la epidemia cada nuevo día generaba en ella más ansiedad. «Me daba la sensación de estar leyendo una novela de terror, y mis amigos me comenzaban a decir que en Melbourne empezaban a reducir horas de trabajo», recuerda.

Después de hablar con sus padres y conocer la situación que se estaba viviendo en España, Alba Colino comenzó a plantearse la idea de regresar, «porque pensaba que aquí iba a suceder lo mismo y estaría muy lejos de mi gente».

Cancelación

Compró los billetes de avión, puso a la venta todo lo que había acumulado durante su estancia a Australia y se despidió de su trabajo para volar a Sídney, desde donde tenía previsto partir hacia España el pasado sábado. Sin embargo, al igual que le sucedió a otros 200 compatriotas que quieren regresar a su país, su enlace fue cancelado.

«La gente compra vuelos a la desesperada, gastando todo lo que tiene para poder volver a España. Acumulan dos o tres billetes distintos jugando a una lotería bastante cruel», relata la barbanzana, que reconoce que su situación no es ningún drama comparada con las miles de muertes que ha habido en todo el mundo.

«Volver a casa parece una yincana como las que hacíamos en los campamentos. En esta versión del juego, si pierdes, el castigo es quedarte varado en cualquier rincón de Asia», describe la boirense que, finalmente ayer, conseguía ganar esta singular partida y embarcaba en un avión con rumbo a España.

Si todo va según lo previsto, hoy podría aterrizar en suelo español y olvidar de una vez la pesadilla en la que se ha convertido el sueño de Australia..