Cruz Ferro, la doctora en biología que quiere acabar con el hambre en el mundo

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

GALLEGAS QUE ROMPEN TECHOS

La barbanzana tiene un despacho en su casa de Muros desde el que trabaja a distancia para la ONU. cedida
La barbanzana tiene un despacho en su casa de Muros desde el que trabaja a distancia para la ONU. cedida

La científica es investigadora en el Incipit y lidera un proyecto sobre sostenibilidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura

01 abr 2024 . Actualizado a las 14:05 h.

Igual que esa frase popular que dice que los vascos nacen donde quieren, los muradanos a veces no llegan al mundo dentro de los confines de su propio término. Así lo piensa Cruz Ferro (Santiago, 1976), una científica enamorada de este municipio barbanzano y afincada en Louro desde hace años. Su idilio con este rincón de la costa gallega empezó cuando sus padres empezaron a traerla cada verano de vacaciones: «Eu sempre digo que son loureana de adopción».

Nunca se acaba de saber qué lleva a alguien a escoger uno u otro camino en la vida, pero quizás en su caso algo tuvo que ver el aire fresco de la ría o la belleza del monte, ya que la profesional, después de probar suerte con las matemáticas, acabó decantándose por la carrera de Biología. Admite que sus notas no eran las mejores de la clase y que no empezaron a despuntar hasta que descubrió, de casualidad, su verdadero interés: la investigación.

Cuando acabó el grado universitario se lanzó de lleno a esta tarea gracias a una beca con la que pudo estar tres meses en Brasil viendo cual era la labor científica que otros compañeros de profesión hacían allí. Aquello le gustó tanto que cuando volvió fue a la facultad a preguntar en qué grupo podría integrarse ella.

Así empezaron sus andanzas en el equipo Ecopast, especializado en el estudio de la relación entre las actividades humanas y el cambio ambiental en épocas como el Neolítico o la Edad del Hierro. Ella analizaba cómo los diferentes usos que las sociedades primitivas les daban al suelo podían modificar para siempre sus propiedades.

Una foto de niña de Cruz Ferro.
Una foto de niña de Cruz Ferro.

Esta fue su primera incursión en el actual Incipit, es decir, en el Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC. Para seguir profundizando en un campo que la había enganchado ya para siempre, la experta realizó una tesis doctoral sobre el papel de los materiales de partida y el clima en la formación del suelo en diferentes países.

Tan bueno fue su desempeño laboral desde el primer día que nada mas entregar el documento la misma institución científica le ofreció un contrato con el que seguir aumentando investigando y aumentando sus conocimientos.

Morriña

Por desgracia, la crisis financiera que azotó la economía española a finales de la primera década de los años 2000 y principios de la segunda la obligó a emigrar al Reino Unido: «Eu no quería, pero tiven que marchar á Universidade de York e alí conseguín un contrato Marie Curie».

Esta temporada fuera de España, en la que también residió en Portugal, le permitió viajar a países como Tanzania o Etiopía para estudiar la arqueología de la agricultura. Si bien visitar estos lugares dejó una huella imborrable en el currículo y la vida de la barbanzana de adopción, lo cierto es que recuerda con especial ilusión una iniciativa en el desierto de Atacama, en Chile: «Parece un espazo sen vida, pero alí aprendín que o ser humano e capaz de adaptarse a calquera cousa para prosperar».

Solidaridad

La fascinación de ver como un territorio evoluciona gracias al trabajo bien hecho es también el motor que la llevó a involucrarse en el proyecto Soilcare de la FAO, la agencia de las Naciones Unidas que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre en el mundo. Esta la iniciativa comprende un total de seis islas y dos estados continentales del Caribe anglófono en los que se pretende implantar un modelo de agricultura sostenible y de salud de suelos que permita prevenir la falta de alimentos.

La barbanzana de adopción explica que los productos del campo y la ganadería son el principal sustento de la población en estos países, y que por eso es necesario que expertos, instituciones y empresas pongan de su parte para protegerla mediante la creación de vías para la exportación y la implantación de normativas medioambientales que aseguren la sostenibilidad del negocio a largo plazo: «Algúns destes lugares dependen demasiado da importación de alimentos, o que os deixou nunha situación terrible durante a pandemia, cando se parou o comercio exterior».

Ferro no puede acabar la conversación sin decir que la educación pública ha sido el puente que le ha servido para llegar a donde está: «Somos catro irmáns e todos temos estudos superiores, sen ela non teríamos tido recursos».