Laura Varela, maestra de Santiago en Irlanda: «Es una barbaridad la de vacantes de profesores que hay aquí y no se necesita una oposición»
EUROPA
Ella llegó a Dublín hace siete años y maneja una empresa que asesora en el proceso de registro en el Teaching Council para dar clases en centros irlandeses
12 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hace siete años que la compostelana Laura Varela cambió Santiago por Irlanda. Lo hizo buscando una salida a su vocación docente, después de trabajar en guarderías en las que «el sueldo no daba para mucho. No quería hacer oposiciones, así que me vine para Irlanda. Empecé trabajando como au pair en una casa, luego pasé a una guardería y desde hace cuatro años trabajo en la enseñanza pública». Porque comprobó que para acceder al sistema educativo no se precisa superar una oposición, sino que se realiza a través de la colegiación en el Teaching Council. Además de acreditar la titulación universitaria, se exige conocimiento del inglés mediante el C1 de Cambridge o certificado equivalente del IELTS, o bien haber trabajado tres años en un país anglosajón o haber cursado un grado en inglés: «Te asignan un número de colegiado y te pueden fijar ciertas condiciones, Por ejemplo, si quieres ser profesor de primaria, tienes tres años para sacarte el gaélico; pero puedes ir solicitando aplazamientos, y al tiempo, tener un contrato permanente y estar trabajando».
Su experiencia laboral la compartió en TikTok, y pronto pulsó el interés de muchas personas en seguir esa vía para incorporarse a la docencia en aquel país. Así que ahora asesora a los interesados a través de su empresa Por el mundo adelante, desde donde señala que ha colaborado con más de un centenar de españoles que ya están trabajando con contratos permanentes en colegios, tanto de primaria como de secundaria y educación especial.
Ella ejerce ahora en el Marino Community Special School, un centro de educación especial en Bray, a unos 20 kilómetros de Dublín. Y a tres minutos de su casa. Porque Laura ha fundado en Irlanda su hogar. Allí conoció a su marido («mitad leonés y mitad coruñés, porque vivió toda la vida en A Coruña») y allí acaban de tener a su hijo, por lo que disfruta de un permiso de maternidad de seis meses, que puede prorrogar con ayudas gubernamentales para conciliación: «El año pasado compramos la casa, que en España sería impensable, así que busqué trabajo cerca: mandé el currículo a tres centros y de los tres me llamaron, es una barbaridad la de vacantes de profesores que hay aquí. Necesitan muchos docentes, por eso está lleno de españoles. Pero muchos ejercen en guarderías porque no saben que pueden acceder a colegios sin pasar una oposición. Ahí entro yo con mi empresa para ayudarlos un poco en esas cuestiones». Indica que el salario es bueno, porque puede partir de los 42.000 euros anuales en los niveles básicos, en una docencia que se ejerce habitualmente de las 9 a las 15 horas.
La maestra santiaguesa se plantea regresar a España en un futuro próximo, porque da por cumplidos sus objetivos de crecer laboralmente, dominar el inglés y ahorrar para comprarse una vivienda, y echa de menos a la familia: «Para tenerla cerca, porque además ahora con la maternidad te sientes más sola. No tienes a nadie aquí porque viene mucha gente como yo, de paso. Y está la calidad de vida de España, aunque el trabajo no sea el mejor. Lo de acabar de trabajar y poder irte a una terraza a tomarte un café con unos amigos aquí es imposible, porque a las seis de la tarde está todo cerrado. Y la comida es terrible: no salimos a comer porque es mejor lo que hacemos en casa que la oferta de los restaurantes».
¿Y lo bueno de Irlanda, además del trabajo?. Laura Varela responde sin dudar: «La gente es maravillosa, muy cercana. Son muy parecidos a los gallegos, y ellos siempre lo dicen mucho también, debe ser por la cultura celta. Es gente muy abierta, que te abre las puertas de su casa para todo. A mi boda en A Coruña vinieron familias que conocí en los colegios y que nos consideramos familia. Y sus paisajes también son preciosos. El clima no es el mejor, pero bueno, yo como gallega tampoco tengo mucho problema».