Felipe Meijueiro, el marinense que bailó en la Ópera de Viena

Marcos Gago Otero
Marcos Gago MARÍN / LA VOZ

EUROPA

Felipe Meijueiro, durante los ensayos en la Academia de Ballet de la Ópera de Viena
Felipe Meijueiro, durante los ensayos en la Academia de Ballet de la Ópera de Viena F.M.

El joven participó en una gala con los alumnos de la Academia de Ballet

14 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue un sueño cumplido. Felipe Meijueiro, de 14 años y vecino de Marín, se encontró recientemente sobre el escenario de la Ópera de Viena, uno de los templos más sagrados de la cultura musical de Occidente. Se trató de una gala que nunca olvidará. Fue su debut allí, formando parte de un grupo escogido de alumnos de la escuela de la Academia de Ballet de la Ópera de la capital austríaca. En este emblemático lugar y junto a sus compañeros, participó en una representación grupal de ballet clásico, moviéndose al ritmo de los compases de la obra Oneguin, de Chaikovski. Su familia siguió la gala desde casa, por televisión, emocionados, según confiesa su madre Sandra.

La trayectoria de Felipe, aunque todavía incipiente, destaca por su desempeño artístico sobre los escenarios de su Marín natal y, a nivel internacional en aquellos certámenes a los que se presentó su primera escuela, Ballet de Galicia, dirigida por el marinense Diego Landín.

Llegó al ballet por casualidad. Su madre explica que comenzó practicando gimnasia rítmica. Durante la pandemia cuando casi todo quedó en suspenso, Felipe se apuntó, por probar, al curso de ballet que imparte Diego Landín, director del Ballet de Galicia, en Marín. Durante el confinamiento las clases allí eran presenciales. Probó, le gustó y decidió que el ballet sería su futuro.

En uno de estos concursos se fijó en él una jueza japonesa que le animó a hacer pruebas para aspirar a una plaza en la Academia de Ballet de la Ópera de Viena. Esa posibilidad es como si a un atleta lo escogiesen para las Olimpiadas. «No me lo pensé ni un segundo, porque es una oportunidad increíble», sostiene Felipe. Así que se esforzó y obtuvo una plaza.

Este joven lleva en Austria desde agosto. Compagina las clases en el instituto en Viena con su formación como bailarín de ballet en la Academia de la Ópera. Su madre destaca de este marinense que es «muy trabajador y muy disciplinado». Y el resultado es evidente, porque, de hecho, fue el único español en el grupo de alumnos que actuó en la gala del Baile de la Ópera.

Si ya es difícil que a uno lo escojan para tener plaza en esta escuela, todavía lo es más en esta importante gala. «Nos avisaron a algunos alumnos por correo electrónico si estábamos interesados, y a mi me habían cogido como segundo elenco, es decir, no iba a bailar, por si alguien se lesionaba». Empezaron los ensayos y en el transcurso de los preparativos de esos días le llegó la sorpresa. «Me dijeron que les gustaba cómo lo hacía y que me iban a meter en la pieza», señala. Entre tres y cuatro semanas después de ensayos llegó el gran día.

Cuando se abrió el telón y el grupo de la escuela apareció ante el público, Felipe se sintió como nunca. «Sentí que había nacido para ser bailarín y que era eso lo que me gustaba. Es una emoción muy bonita, esto es lo que quiero sentir en esta vida».