Mateo, el coruñés que vive entre Milán y el estadio de Riazor: «Intento ir a todos los partidos que el Dépor juega en casa, aunque tenga fiebre»

Laura García del Valle
Laura G. del Valle A CORUÑA

EUROPA

Mateo con una amiga después de un partido del Dépor
Mateo con una amiga después de un partido del Dépor

Este estudiante de máster vive en el norte de Italia, pero dos fines de semana al mes visita A Coruña. «Con trece años no me gustaba el fútbol, pero la primera vez que fui al estadio el ambiente me gustó tanto que me hice socio»

26 abr 2023 . Actualizado a las 18:05 h.

Mateo habría sido más feliz con 45 años que con 31. Viviendo como lo hace, en Pavia (Italia) pero con un pie puesto en Riazor, a este coruñés le hubiese compensado más ser boomer que millennial. El Superdépor solo le rozó, y de hecho de niño el fútbol no desataba en él ninguna pasión. Los domingos pasaban sin pena ni gloria para este estudiante de máster hasta que en su adolescencia acompañó a un amigo al estadio herculino. Noventa minutos que marcaron un punto de inflexión en su vida. «Tenía trece años y flipé; nunca había visto un ambiente como el que viví en Riazor. Nunca se me olvidará aquel partido: un Dépor- Atlético de Madrid que ganamos 1-0. Al día siguiente me hice socio, y hasta hoy».

Barre casi veinte años de un plumazo cuando desde ese momento su vida dio un giro y el fútbol pasó a condicionar su vida. Él lo reconoce e incluso dice que intenta que el Dépor no pese en sus decisiones del día a día, pero de momento va perdiendo la batalla. «Desde ese día que te mencionaba, mientras viví en Galicia no me perdí ningún partido del Dépor en Riazor, y de los que jugaba fuera procuraba presentarse en todos también; he ido hasta con fiebre, de hecho un día casi no puedo salir del estadio».

Durante la pandemia Mateo vivió en el Reino Unido, lo que le dificultaba viajar una vez volvieron a disputarse partidos, pero en agosto del 2021 se instaló en Pavia, al norte de Italia, y recuperó las viejas costumbres. Las buenas conexiones de Milán con la comunidad gallega —en la actualidad hay vuelos directos a Lavacolla y Alvedro— , hacen que este forofo se plante siempre que puede en la urbe herculina para disfrutar de su mayor afición. «Salvo los partidos que son los domingos a las siete de la tarde, que tenía muy complicado volver, apenas falto; y ahora menos, porque este semestre puedo quedarme a trabajar en Coruña», explica. 

Respecto al desembolso que le acarrea este trajín, comenta que como suele coger los vuelos con mucha antelación, le cuestan entre 20 y 50 euros el billete, y que si hace cuentas, calcula que cada viaje para ver al Dépor le sale por unos cien euros. «Los partidos de play off del año pasado sí que me salieron por un pico, porque tenía que comprarlos con unos pocos días de antelación y en algún caso me llegué a gastar 300 euros». No se arrepiente. Es más, este año, si hace falta, asegura que volverá a repetir la hazaña.

Por suerte para su bolsillo, en verano volverá a instalarse en Galicia. Entre las razones que encadena Mateo habla de sus amigos, la comida, la naturaleza y el Dépor. «Sé que es difícil de entender para algunos, pero sí pesa mucho en mi vida». El optimismo, aun con todo, no lo pierde: «Vamos a ser los primeros en ascender, ya verás».