El ferrolano que conquista a los polacos con la gastronomía gallega: «Aquí no son muy de marisco, pero el pulpo les gusta mucho»

Marcos Gago Otero
Marcos Gago POZNAN, POLONIA / LA VOZ

EUROPA

M.G.

Iago Blanco y su novia abrieron el año pasado la taberna Morriña en el corazón de Polonia

20 mar 2023 . Actualizado a las 13:08 h.

Una bandera gallega en la fachada en una de las calles principales de Poznan, una ciudad en el corazón de Polonia, proclama a los cuatro vientos las bondades de la gastronomía de la tierra de Breogán como el pulpo á feira o los vinos gallegos. Iago Blanco Liaño, «ferrolano del centro, de la plaza de Armas» como se define, es el propietario del Morriña, uno de los pocos, sino el único, restaurante gallego en este país eslavo. «El nombre lo elegí yo y nombre más gallego que Morriña no podía ser», precisa.

«Vine en el 2014-2015 por una beca Erasmus. Yo estudié Química en Santiago en la USC y me vine aquí como Erasmus. Me gustó mucho Polonia, hice muchos amigos y al año siguiente volví de prácticas», comenta. Fue entonces cuando conoció a Ewelina Sobczak, su novia polaca, que también confiesa su entusiasmo por la gastronomía gallega. «Yo sueño cada día con zamburiñas, pero no podemos conseguirlas aquí en Polonia, es una pena grande, pero cuando voy a Galicia me encantan», precisa Ewelina.

Un químico emprendedor

Iago Blanco añade: «Acabé la carrera, soy químico, pero no ejerzo como tal, porque no me acabó de convencer. Me surgió la oportunidad de trabajar en un bar español y de dar clases de español en escuelas y en noviembre del año pasado decidí abrir, con mi novia, mi taberna gallega en Poznan».

La recepción entre los polacos, al principio, está siendo buena, vencidas las iniciales reticencias ante un menú muy diferente al que están acostumbrados. «Los polacos no son muy de marisco, pero últimamente se están acostumbrando y el pulpo á feira les gusta mucho, los chipirones fritos, los calamares y también se venden muchos pimientos de Padrón». «En nuestra carta tenemos platos de Galicia como el raxo, y es un poco difícil de explicarle a los polacos, pero es muy simple y está muy rico, gusta mucho», comenta Ewelina.

«Tenemos también licores gallegos, albariños, todos nuestros vinos blancos de la carta son gallegos», sostiene Iago. En un país donde la cerveza es una religión, la oferta gallega gana entre los que la prueban. De Galicia importa la cerveza, los vinos, el orujo —«les gusta el de hierbas, y el de crema sobre todo»— y el café también. «Yo cuando vine hace ocho años la gente casi no bebía vino ni tomaba tapas, bebía más vodka, pero he visto como esto ha cambiado últimamente y ya empiezan a venir por tapas y saben ya mucho más de los vinos de Galicia». «Aquí la restauración es muy diferente, hay mucha gente joven, suelen ser estudiantes, pero camareros y cocineros suelen ser gente joven», explica.

El cocinero del Morriña es polaco e Iago le ha enseñado, tras seis años trabajando juntos en el sector, a cocinar los platos gallegos del menú. El resultado es evidente, porque el local se ve bastante lleno. Por Morriña pasan muchos españoles, alumnos de Erasmus y también personal de uno de los hoteles cercanos a este local, que también mantiene un vínculo gallego porque sus propietarios son de Vigo.

En las paredes del Morriña dos fotos simbólicas: los hórreos de Combarro y la catedral de Santiago. Y es que este local sirve también de ventana a Galicia desde la primera capital de Polonia.