El míster de Pontevedra al que enamoró una abuela rumana

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

EUROPA

Andrés Ogando y la famosa abuela rumana Bunica, muy conocida en las redes sociales.
Andrés Ogando y la famosa abuela rumana Bunica, muy conocida en las redes sociales.

Andrés, en su día coronado como el más guapo, está en Rumanía con su mujer. Allí descubrió la durísima historia de Bunica, de 73 años y muy famosa en TikTok

19 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Andrés Ogando, de Pontevedra, y Lavinia Lutza, natural de Rumanía pero durante años residente en España, son una pareja a la que unen muchas cosas. Una de ellas es la disposición de ambos a dejarse sorprender por la vida y por quienes se cruzan en su camino. Son así, de hacer amigos y de prendarse de las historias que les van surgiendo. Quizás por eso tienen una existencia tan divertida y entretenida. En el año 2018, decidieron que querían poner un poco de distancia con Galicia. Pensaron en un lugar de España en el que les gustaría vivir y eligieron casi al azar Valencia. De no ser por esa forma de ser suya de escuchar al prójimo y confiar en él aún sin conocerlo no habrían vivido todo lo que vino después. Porque, a los dos días de estar en las tierras valencianas, dando un simple paseo turístico les paró un hombre que se fijó en Andrés y se identificó como el director de miss y míster Valencia. Luego llegó lo demás: Andrés fue coronado tiempo después como el más guapo de esa ciudad y empezó a encaminar su vida laboral hacia la moda. Han pasado cuatro años desde que aquel espontáneo les paró. Andrés y Lavinia siguen juntos, pero en la tierra de ella, al suroeste de Rumanía. Y continúan igual de aventureros.

El matrimonio vive a medio camino entre España y Rumanía. Ella, superviviente nata, con un largo pasado como cantante de orquestas y muchos otros oficios, está cursando ahora estudios universitarios. Él tampoco deja de formarse. Tras hacer pinitos en el mundo de la moda, abrió su abanico y empezó a formarse y a trabajar como preparador físico y nutricionista y ahora mismo está en plena temporada de exámenes. A mayores, ambos están aprovechando las redes sociales para promocionarse y realizar colaboraciones con todos aquellos que pueden —tienen vídeos que dan una envidia tremenda en unas termas de Rumanía, por ejemplo—. En esas estaban cuando, de visita en casa de unos amigos rumanos, les hablaron de Bunica Gherghina. ¿Quién es ella? Pues, posiblemente, una de las abuelas más famosas del país ya que a sus 73 años es una reina del TikTok, donde va por el medio millón de seguidores. Con la idea de colaborar con ella, Andrés le escribió a la nieta de Bunika, que es la que ayuda a su abuela con el zafarrancho de la redes sociales. Ella contestó y orquestaron una cita. 

El incendio y su nieta

Andrés y Lavinia reconocen que fueron hasta la casa de Bunika, en las afueras de una ciudad de tamaño mediano de Rumanía, pensando en cómo grabar con ella y en una simple colaboración en las redes. Lo que se encontraron fue otra cosa. Conocieron a Bunika y se enamoraron de ella, de su dura historia y de su carácter siempre sonriente. «Es para comértela», dice Lavinia.

Con Lavinia haciendo de traductora en algún momento —aunque Andrés va defendiéndose en rumano—, ambos escucharon el testimonio de Bunika, que les confesó que había pasado la noche sin dormir pensando en si su humilde casa les desagradaría. Les explicó que la pobreza marcó siempre su existencia. Les contó que reside con su hijo y con una nieta, a la que crio, y que su mundo se vino abajo cuando un incendio devoró el hogar en el que vivían. Tuvieron que volver a empezar de cero y su nieta, en un intento desesperado por buscar ayuda, puso a su abuela frente a la cámara haciendo postres o contando historias y lo colgó en TikTok. Tuvo éxito y Bunika, además de convertirse en una superabuela en las redes sociales, hizo una campaña con un conocido supermercado de Rumanía y también llegó a participar en un programa televisivo. Pero, más allá de los focos, es una mujer auténtica que recibe con su mandil de abuela y que dejó enamorados a Andrés y Lavinia.

Ellos puede que pronto cojan billete de vuelta a España. Pero, de momento, siguen dando cuenta en sus redes sociales de las bondades de Rumanía o de los proyectos que les van surgiendo desde allí. Dicen que cada vez lo tienen más difícil para viajar, ya que una de sus pasiones son los animales y hace tiempo que se convirtieron en hogar de acogida para aquellos perros que no tienen hogar. Ahora mismo tienen a su cargo cuatro canes, así que los traslados son difíciles. Los dos se ríen al hablar del futuro. Puede que les pase cualquier cosa. Su vida, como la de todos, es impredecible. La diferencia es que muchos luchan contra ello. Ellos disfrutan.