«En Polonia ya vamos sin mascarillas y están abiertas hasta las discotecas»

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

EUROPA

La estudiante prevé regresar a casa a finales de este mes, viajando 17 horas en bus hasta Frankfurt para coger un avión

07 jun 2020 . Actualizado a las 12:27 h.

No va a ser fácil que a la estradense Miriam Rúa Reigada se le olvide el curso 2019-2020. Por la experiencia vivida como estudiante Erasmus en Polonia y por la crisis del covid-19, que trastocó algunos de sus planes pero que no ha podido impedir que disfrutase la experiencia como se merece.

Miriam, que estudia Administración de Empresas, llegó a la ciudad polaca de Sopot en septiembre aprovechando una beca Erasmus. «Está cerca de Gdansk, una ciudad de unos 500.000 habitantes. Sopot, Gdansk y Gdynia forman la provincia de Pomerania y están las tres muy bien comunicadas por metro», explica la estradense. Su intención primordial era conocer mundo, hacer amigos y visitar cuantos más países mejor. Hasta marzo, todo fue según el guion. Miriam visitó Austria, la República Checa, Ucrania e Islandia. «No perdimos el tiempo», confiesa. Después, el coronavirus les obligó a ella y sus amigos a replegarse en Polonia, así que aprovecharon para conocer palmo a palmo el país. La crisis sanitaria vivida lejos de casa no fue tan dura como pudiera parecer. «La verdad es que en ningún momento me asusté. Aquí la cosa fue mucho más suave que en España. El Estado de Alarma se decretó unos días antes que en España, cuando solo había treinta casos en todo el país, y nunca llegamos a estar confinados en casa», explica. «Cuando se decretó el Estado de Alarma y antes de que se cerraran las fronteras muchos estudiantes Erasmus se fueron. Pagaron casi 300 euros por un vuelo chárter desde Varsovia a Madrid, Barcelona o Málaga. Yo decidí quedarme. Estaba tranquila. Sabía que si me iba no iba a poder volver y no quería terminar mi Erasmus así. No tenía prisa en volver, y menos sabiendo cuál era la situación ahí», comenta.

«Aquí en los momentos más duros estuvo todo cerrado salvo supermercados, farmacias y droguerías, pero siempre pudimos salir de casa, aunque desde el primer momento fue obligatorio el uso de mascarilla. No hubo desabastecimientos de mascarillas. Las comprabas en el súper por ocho eslotis, que son menos de 2 euros», explica.

Según explica la estradense, en este momento en Polonia ya no es obligatoria la mascarilla y ya está todo abierto y funcionando, incluso las discotecas. «Lo único que falta por abrir son los aeropuertos», matiza.

Después de descubrir Polonia palmo a palmo, Miriam tiene previsto regresar a A Estrada a finales de mes. Iba a hacerlo volando de Varsovia a Madrid u Oporto, pero no habrá vuelos al menos hasta el 16.

«Prefiero ir a lo seguro. Desde Gdansk han puesto autobuses diarios a Frankfurt y desde allí hay vuelos diarios a Madrid. Son 17 horas en bus, pero prefiero tener una fecha fija. Mi idea es coger el bus el 23, volar el 24 de Frankfurt a Madrid y desde allí llegar en tren a Santiago», explica la estradense.