24 horas al día en un hotel de Prato, en Italia

EUROPA

La pandemia del coronavirus pilló a la arteixana Isabel Tuñas Capelo haciendo un voluntariado en una ciudad cercana a Florencia, donde seguirá hasta octubre

02 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado verano, cuando a Isabel Tuñas Capelo le surgió la oportunidad de emprender una aventura en Italia a través de un voluntariado, no se podía imaginar que lo que iba a ser una experiencia única lejos de su casa, lo sería aún más extraordinaria al tener que pasar más de dos meses confinada en un hostal de la ciudad de Prato, rodeada de gente de otros países que se convertirían en su familia improvisada.

Todo empezó el pasado agosto cuando estaba a punto de finalizar el contrato en una agencia de viajes en la que trabajaba en A Coruña; entonces recibió una llamada ofreciéndole la oportunidad de realizar un voluntariado en Malta o Italia, dentro de un programa llamado Cuerpo Europeo de Solidaridad. La idea le atraía mucho y tenía claro que, de hacerlo, el destino sería Italia. Sin embargo, la decisión no era fácil debido principalmente a la enfermedad degenerativa que sufre su padre. Tras darle muchas vueltas, decidió lanzarse: «me gusta viajar, conocer sitios nuevos, nuevas culturas, gente... Soy un culo inquieto y era una muy buena oportunidad». Además, el servicio de voluntariado europeo solo se puede hacer hasta los 30 años e Isabel los cumplió el pasado 23 de enero.

Su cometido allí consiste en labores de asesoramiento a jóvenes en un servicio que ofrece el ayuntamiento de esta ciudad, mientras que por las tardes asistía a un espacio donde niños y adolescentes acuden a hacer sus deberes: «les ayudamos, les damos la merienda y jugamos con ellos, todo de forma gratuita». También es la encargada de alimentar las redes sociales de los proyectos en los que trabaja, subiendo fotos, comentarios y escribiendo en un blog.

Junto con otros voluntarios llegados de varias partes de Europa, Isabel participó en diversos encuentros en otros puntos de Italia y, unos meses antes de la pandemia, formó parte de varios proyectos para enseñar español. Así que ahora se alegra de haber aprovechado al máximo los meses de su experiencia italiana previos al coronavirus, sumando además los viajes que ha hecho a lo largo de todo el país.

Su voluntariado en Italia habría llegado a su fin el pasado 3 de abril de no haber sido por la crisis sanitaria. Entonces, se planteó la idea de volver; pero no quería poner en riesgo a su familia y la embajada desaconsejaba viajar, por lo que solicitó prolongar el voluntariado. Desde entonces, «el día a día se convirtió en 24 horas en el Nuovo Magnolfi, el hostal donde vivo». Allí no está sola, tal y como explica ella misma en una entrada de su blog: «al igual que yo, ahora hay más chicos en la misma situación, lejos de nuestras casas y conviviendo juntos la cuarentena. Somos una multitud: de Túnez, de Palestina, de Kenya, de Myanmar, de Egipto, de Etiopía, de El Salvador, de Cuba, de Albania (....) Ya somos una pequeña familia porque ahora solo nos tenemos los unos a los otros y qué bonito cuando nos ayudamos mutuamente». En todo este tiempo, salía exclusivamente para hacer la compra y, al igual que en España, las incursiones al exterior se fueron ampliando con la desescalada, «ha sido una satisfacción poder salir a caminar, aún con la mascarilla, a disfrutar de la naturaleza, tomarme un helado… Sin duda la sensación y emoción han sido increíbles».

Su trabajo en este tiempo no se ha paralizado, pero se ha reducido al ámbito virtual y sigue asesorando a los usuarios del servicio de juventud del ayuntamiento a través de Internet: «en algunos foros abundaba la desmotivación de la gente, todos pedían consejos para afrontar esto, y en otros se respira mucha energía y positividad. He de reconocer que hay momentos muy bajos pero también momentos muy buenos e interesantes, yo intento sacar la parte positiva de todo esto», destaca. Y eso que desde Arteixo, la distancia sumó una preocupación más a su madre, cuando empezaron a llegar las noticias del coronavirus en Italia; pero mantienen videollamadas diarias a casa e intenta transmitir toda la tranquilidad y positividad que puede. Con la prórroga, su trabajo en Italia finaliza el 3 de octubre, pero aún le falta concretar el día de su vuelta a casa, pues no tiene aún vuelo confirmado.