
El trabajo de Gonzalo Iglesias fue distinguido entre los mejores técnicos de la segunda categoría gala
06 may 2016 . Actualizado a las 10:58 h.«Costo mucho adaptarse al idioma, a la competición, a los jugadores y al equipo. Además, al principio, disponíamos de pocos informes de los rivales y todo era nuevo. Debíamos acostumbrarnos a los muchos parones del torneo y a planificar esos microciclos. Pero todo esto te enriquece como entrenador», un balance resumido pero explícito de Gonzalo Iglesias Alonso «Morenín».
El técnico ourensano del UJS Toulouse logró guiar a su plantel a la meta que le habían encomendado, mantenerlo en el segundo escalafón del fútbol sala francés, sin pasar apuros y consolidando la integración de los jugadores de casa con vistas al futuro.
Esa labor, iniciada después de varios años de óptima trayectoria en la élite del fútbol sala femenino español, fue reconocida en el país vecino y Gonzalo designado como uno de los cuatro técnicos que aspiran al galardón de entrenador del año en la D2 del organigrama masculino. Falta todavía una jornada para redondear el curso, pero mientras los discípulos de Morenín lucharán por amarrar la tercera posición, los cinco que lo persiguen en la reñida tabla clasificatoria están separados por solo cuatro puntos, los que se otorgan por victoria en cada partido.
Junto al gallego, otros dos españoles entran en el cuadro de honor de los banquillos de la categoría. Manolo Moya atesora ya gran experiencia en el Francia y dirigió al campeón Montpellier Mediterranee, mientras que Alberto Arteaga realizó una gran tarea en el Clenay. Ambos representaron buenos apoyos para que el ourensano conociera el entorno competitivo. «En octubre perdimos todos los partidos y terminamos la primera vuelta en puestos de descenso. Eso sí, desde el club siempre te transmitían tranquilidad y confianza en tu trabajo en todo momento», valora Iglesias Alonso al repasar el transcurso de la liga.
A partir de la pausa navideña, el Toulouse sacó la cabeza y enlazó cinco victorias consecutiva, tres de ellas en el torneo regular y dos en la Copa de Francia, en la que alcanzó un meritorio cruce en dieciseisavos de final contra el Bastia, de la máxima categoría: «El grupo creció táctica y mentalmente, los triunfos nos dieron confianza y en el duelo copero ante un rival de Primera, caímos en un encuentro muy igualado. A parte, por el camino iban debutando jugadores del filial, algo muy importante en un club de formación».
El Toulouse resolvió en los cuatro últimos encuentros su salto cualitativo. Goleó 8-1 al Pessac (derbi de La Garonne) y al Beaucaire, 1-4 a domicilio en un partido a vida o muerte en el que un autobús de seguidores viajó con el equipo: «Fue bonito dedicarles la victoria».
Gonzalo no titubea: «La decisión de venir a entrenar a Francia fue muy acertada; maduras como persona, como entrenador, conoces otras culturas, otra gente y otro fútbol sala. Soy feliz en un club que apuesta por la humildad y la formación. Tanto la directiva como mis ayudantes me han hecho sentir como en casa y eso no hay dinero que lo pague».
Ahora toca pensar en el próximo curso, pero antes, Morenín también disfrutará de la Eurocopa y, en especial, del choque entre España y la República Checa que se disputará en la que hoy es su ciudad.
reportaje Una historia de emigración en el fútbol sala francés
Manolo Moya, al frente del campeón, y Alberto Arteaga son otros de los aspirantes al premio
Ya dio inicio a la planificación de la próxima temporada junto a la directiva
y a sus ayudantes