El futuro diseñador de la nave que irá a Marte estudia bachillerato en A Coruña

j. c. REDACCIÓN / LA VOZ

EMIGRANTES A CORTO PLAZO

MARCOS MÍGUEZ

El joven Alfonso Martínez, becado por la Fundación Amancio Ortega, consigue colarse entre los alumnos de la Universidad de Nueva York en Abu Dabi

20 jun 2022 . Actualizado a las 16:47 h.

Alfonso Martínez, estudiante de segundo de bachillerato, es uno de esos chavales que va a renunciar a los placeres de los días de libres de Semana Santa para apretar en sus estudios. No quiere bajar su media, que fue de 10 en primero, pese a que la selectividad no le da miedo alguno: «La haré, pero no me preocupa la nota», dice. Total, ya tiene bastante planificados los que serán sus próximos cuatro años: estudiar ingeniería mecánica en la Universidad de Nueva York en Abu Dabi para dar el salto después a estudios de ingeniería aeroespacial.

La peripecia de Alfonso empezó en 2020, cuando se hizo acreedor a una de las becas que la fundación Amancio Ortega concede para estudiar en Estados Unidos. Pero el covid truncó el viaje: «Nos dieron un programa con el MIT y la Universidad de Cambridge». Acabar esos programas le dio la oportunidad de concursar en otros a la búsqueda de una nueva beca: «Eligieron a 50 de los 300 que nos presentamos». Y vuelta a estudiar para demostrar que su nivel de inglés estaba a la altura del reto: «En enero envié las últimas solicitudes y conseguí la beca para ir a la Universidad de Nueva York en Abu Dabi». Allí llegarán algo más de 500 estudiantes de los 20.000 que lo intentaron. «Aún estoy asimilándolo», admite.

Alfonso dice sentirse muy agradecido a la Fundación Amancio Ortega, que fue la que le abrió la puerta a este nada fácil camino hasta llegar a la beca de Abu Dabi. «Y a mi madre, que es la persona que me inspira y la que me ha enseñado que con trabajo, esfuerzo y pasión todo es posible». Incluso diseñar una nave para llegar hasta Marte, un objetivo que hoy solo es uno de los sueños de este joven coruñés, pero para eso están los sueños: «Todo es posible gracias a Víctor, mi profesor de Física en el colegio de las Esclavas —dice—. Gracias a él he podido ver más allá de los límites que me imponía; fue el que me ayudó a ser la mejor versión de mí mismo».

A su madre la echará de menos a partir de mediados de agosto, cuando empezará su aventura, pero seguro que ella lo extrañará más a él. En cuanto al país, Alfonso admite que sus amigos se extrañan de su elección. «Pero en realidad mis referencias son que allí hay un gran ambiente universitario». Lo de Marte fue lo que le acabó de decidir por Abu Dabi, un proyecto de investigación en el programa lectivo el que podría integrarse ya en su primer año. El planeta rojo espera ya los ingenios de Alfonso.