El pintor que cruzó el charco de óleo

ANA MOAS / J.R. RIBEIRA / LA VOZ

ESTADOS UNIDOS

marcos creo

Gago trabajó durante años en la industria, pero la pintura siempre fue su vocación

09 ago 2016 . Actualizado a las 09:24 h.

Nada más comenzar a hablar, Andrés Gago hace denotar cuál ha sido su verdadera pasión desde que era solo un niño. Se podría decir que nació con papel y lápiz bajo el brazo y, sin embargo, su profesión no fue la de pintor: «Eu non nacín para estudar, nacín para debuxar. Sempre me gustou pintar». Pero las circunstancias de la vida lo llevaron a seguir otro camino, aunque no consiguieron alejarle de lo que realmente parecía constituirse como su vocación.

Con tan solo 17 años empezó a trabajar en una embarcación. Y es que el mar de Palmeira no solo ha sido un motivo de inspiración para él, ya que también formó parte de su vida durante cuatro largos años. Llegado 1972, Gago decidió viajar a América, donde ya se encontraba su padre, y allí se estableció por mucho tiempo: «Ao principio non quería quedar. Eran demasiadas cousas novas para min e, co tempo, pasouse a converter na miña casa, xa non sei si primeira ou segunda», cuenta Gago. Su puesto en la industria característica de New Jersey, las fábricas de fundición, le dejaban poco espacio para desarrollar su faceta artística por los largos turnos laborales a los que estaba expuesto.

En Estados Unidos

A pesar de ello, fue durante su estancia en Estados Unidos, cuando comenzó a sacar partido de su talento. La curiosidad le llevó a investigar en los libros de arte y a formarse prácticamente de manera autodidacta: «Eu lía sobre pintura e debuxo nas bibliotecas e informábame de como debía trazar cada cousa, aínda así teño que dicir que recibín clases. Ao principio tiña unha profesora xudía, de familia israelita, que me ensinou a debuxar caras, algo que me interesaba. Como o meu traballo non mo permitía, acabei deixándoo. Aínda así volvín intentalo despois, e recibín leccións dun mestre checoslovaco», desvela.

Su estilo se caracteriza por buscar una expresión clara y directa, y sus cuadros no necesitan interpretación alguna: «Teño certa tendencia ao impresionismo e realismo. Trato de ser impresionista, pero non son quen. Peco de querer plasmar a realidade e non teño capacidade para pintar doutra forma», confiesa el artista. Los paisajes donde el mar y las iglesias juegan un papel fundamental trazados por el color del óleo forman parte del sello de autor de Gago: «Polo 1980 pintaba en acrílico porque non coñecía outros materiais, pero non me gustan porque secan moi rápido e non dan a oportunidade de traballar nel. Sen embargo, o óleo tarda moito en secar polo que me permite facer os cambios que eu queira», cuenta este ribeirense.

Con el paso de los años, Gago fue adquiriendo experiencia y aumentando su habilidad artística, lo que le llevó a crear más de 50 piezas que todavía conserva: «Houbo un momento durante a miña estancia en New Jersey no que chegaba a dedicarlle ata oito horas nun día. Agora que regresei aquí, despois de xubilarme, volvo pasar moito tempo pintando», dice. Su colección, cabe decir, va en aumento, aunque esta vez sin el mar como protagonista.

Diversas exposiciones

Todo empezó con una muestra de sus pinturas en los años noventa, celebrada en New Jersey, con motivo de la hispanidad: «Contactaron comigo e puiden expoñer os meus cadros», recuerda. Después de esta, llegaron nuevas muestras en colegios y asociaciones del distrito. En Galicia se estrena este mes con una muestra de unos 38 cuadros. Un viaje a través de su obra bajo el título De Palmeira a New Jersey, que se puede disfrutar en el Concello de Ribeira hasta el 31 de agosto: «Quero ensinar á xente do pobo como era Palmeira antes. Hai cousas que xa non existen e que permanecerán nos cadros nun futuro», concluye el artista.

De Palmeira a New Jersey. Con tan solo 17 años se embarcó en la aventura de su vida. Primero trabajó en el mar y a los 21 viajó a Estados Unidos para dedicarse a la industria. Sin embargo, la pintura ha sido su pasión desde que era un niño. Su obra se expone en el Concello de Ribeira hasta el día 31 de agosto.